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Cuando los dueños son los músicos

Cuando los dueños son los músicos

Las orquestas profesionales de música clásica suelen ser noticia por dos motivos. Por la calidad de la música que sus integrantes son capaces de generar, guiados por el director de turno, y por los problemas laborales internos, ya que la mayoría de las europeas están financiadas con dinero público.

Viernes, 17 de julio 2020, 00:22

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La Orquesta de Cámara Filarmónica de Bremen, que esta noche, a partir de las 20.00 horas, se estrena en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria, tiene la peculiaridad de ser privada y propiedad de los propios músicos que se suben al escenario, tal y como explicó ayer su gerente, Hans Otto, en la sede de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.

«Estamos muy contentos de tocar por primera vez en el Festival de Música de Canarias. Somos una orquesta especial. Tiene 30 años de vida y está administrada por los propios intérpretes. La mayor parte de las orquestas alemanas reciben un 90% de su presupuesto del Estado. La nuestra no llega ni a un 20%. No somos una institución pública, sino privada», aseguró Hans Otto durante la presentación mediática del concierto que dirigirá David Afkham (Friburgo de Brisgovia, 1983) y que tiene como solista a la clarinetista germana Sabine Meyer (Crailsheim, 1959).

Otto dejó claro que el hecho de que los músicos «no sean empleados» sino «los dueños» de esta formación genera un mayor «compromiso» para cada uno de los proyectos que se acomete.

Apuntó también que no se trata de una orquesta de cámara al uso, pero que esta apreciación se ha incorporado a su denominación porque también afronta en ocasiones este repertorio junto al sinfónico.

David Afkham, director principal de la Orquesta Nacional de España (ONE) que se estrena con esta formación de Bremen en el festival, aseguró que las peculiaridades internas de ésta generan un «espíritu especial» en los ensayos y en los conciertos.

«Resulta muy especial ver cómo cada uno de los miembros trabaja no solo para sacar adelante el sonido, sino la propia orquesta. Se nota que hay un trabajo en común para lograr el sonido deseado para la orquesta», dijo este director germano de origen persa, que no maneja con soltura el castellano.

David Afkham comentó que una de las características sonoras de la Orquesta de Cámara Filarmónica de Bremen es su «gran flexibilidad», como se podrá comprobar con el repertorio que afrontará esta noche en Gran Canaria y mañana repite en el Auditorio de Tenerife Adán Martín.

«Se trata de una orquesta que tiene la capacidad de afrontar con naturalidad el sonido dramático que implica la obertura de Coriolano, de Beethoven, y pasar al espíritu más alegre y rápido del Concierto para clarinete y la Sinfonía Júpiter, ambas de Mozart», explicó.

«Tiene un amplio espectro de sonido, gracias a la gran complicidad y disposición de sus músicos. En esta orquesta no existe la zona de confort. Están implicados al 150% en lo que hacen. Generan un diálogo continuo, en el que la creación está al mismo nivel entre todos. Hacen música a un nivel existencial», puntualizó con admiración el joven director.

Compartió esta apreciación la clarinetista germana Sabine Meyer, que afronta la conocida pieza de Mozart cuya popularidad se disparó con la película Memorias de África.

«Son muy espontáneos y saben seguir al solista si este improvisa. No solo te acompañan, sino que son capaces de establecer una gran complicidad», aclaró quien está considerada como una de las mejores clarinetistas del mundo.

Jorge Perdigón, director del Festival de Música de Canarias, dijo que desde que accedió a este cargo tuvo clara la contratación de esta orquesta que tiene una «enorme relevancia» y el respaldo «de la crítica especializada».

Esta noche, en Gran Canaria, y mañana, en Tenerife, Sabine Meyer tocará el concierto de de Mozart con un clarinete tenor o corno di bassetto, el instrumento original para el que el genio austríaco compuso esta conocidísima pieza del repertorio clásico.

Este instrumento se utiliza en contadas ocasiones en la actualidad.

«Se podría escribir un libro sobre este concierto de Mozart. Es el más grande de todos los tiempos escrito para clarinete», dice esta virtuosa intérprete alemana.

«Mozart amaba el sonido bajo del corno di bassetto. Tiene cuatro tonos y medio más bajos que el clarinete normal. Genera un sonido más oscuro. Me alegra que muchos directores opten porque se toque este concierto con este instrumento. Se logra un intervalo enorme entre los graves y los agudos. Yo solo toco este concierto con este instrumento y no con un clarinete normal», dejó claro Sabine Meyer junto a Jorge Perdigón, director del festival.

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