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Este binomio, reconoce por teléfono desde Madrid, ha fortalecido su carrera. «Ser una intérprete ha sido un plus. No soy una cantante especial, con unas dotes vocales increíbles. Creo que mi faceta como actriz me ha ayudado, me ha permitido agarrar las canciones e interpretarlas de una determinada manera», explica la cantante que este sábado, a partir de las 21.00 horas, protagoniza un concierto en la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria.
Regresa a la isla, «un lugar al que siempre tengo ganas de ir», asegura entre risas, dentro de la gira de presentación de su último álbum, titulado Vida. Cantará junto a una banda de seis músicos. «Es estupenda. Están totalmente volcados y hacemos un equipo estupendo. Les gusta mucho lo que tocan. Creo que presentamos un directo muy compacto. Hemos alcanzado mucha armonía y un equilibrio entre Vida y mi repertorio tradicional. Siempre da pena no cantar todo lo que quiero, pero es que no puedo estar tres horas aburriendo a la gente desde el escenario», subraya, de nuevo, entre risas.
Vida debe su nombre a uno de los once temas, de título homónimo, que integra este disco y que firma su marido, el compositor y cantante Víctor Manuel. «Hay muchas cosas con las que vivimos diariamente, que son pequeñas. Nos rodean, se trata de actitudes y emociones. Las damos por hecho. Pero cuando nos paramos a pensar, esas pequeñas cosas son las que generan la felicidad. No les solemos prestar atención, pero son las que nos hacen sentir amor, placer, emoción... Debemos estar agradecidos a esas pequeñas cosas, porque son las que dan forma a la vida, la vida en mayúscula», explica.
En este proyecto discográfico conviven temas de autores tan dispares como Rozalén (firma Mujer Valiente), Juan Mari Montes (Esta vida es un regalo), Joaquín Sabina y Noa (Tú, yo) y Pablo Milanés a partir de un poema de Ángel González (Alga quisiera ser), entre otros.
«Todas las canciones tienen bastante luminosidad. Es el aire que marca todo el álbum», explica Ana Belén.
Como es habitual en su carrera, esta artista no ha compuesto ni un solo tema, ya que reconoce que ni escribe música ni compone canciones. «Cuando llamo a los compositores para que compongan una canción, creo que cada uno de ellos piensa en mí. Tienen en cuenta mi voz, mi actitud y mi capacidad para defender las canciones sobre un escenario. Si algo he conseguido durante mi carrera es ser una intérprete. En ocasiones, le he dado sugerencias al que tengo a mi lado [se refiere a Víctor Manuel], a raíz de alguna idea que tengo en la cabeza o cuando quiero que, en determinado momento, la canción vaya por un camino concreto. Lo que siempre he hecho es que todas la canciones pasen por mi filtro, porque soy el vehículo mediante el que llegan al público», añade.
Por eso, en muchos casos, señala, ha rechazado algunas. «Pocas veces me han llamado para ofrecerme una canción que tenían guardada en el cajón. La mayoría de las veces, componen pensando en mí. Pese a ello, no me he visto en algunas que me han ofrecido. Me ha sucedido lo mismo con papeles para teatro, cine y televisión. Eran estupendos, de gran importancia, pero no me veía capaz de defenderlos», reconoce una artista que asegura que tiene en cartera varios proyectos de teatro y cine para los próximos meses, pero no puede dar detalles sobre los mismos.
Ana Belén asegura que su voz está en plena «madurez». «Cada día la cuido para poder seguir cantando. No tiene misterio. Hay que hacer ejercicios cada día para cuidar la voz y también hay que cuidarse en general. Por ejemplo, no hay que hablar mucho los días que se tiene un concierto, pero muchas veces se me olvida», confiesa entre carcajadas.
Cuestionada sobre si percibe brotes verdes en el panorama artístico nacional tras los años duros de la crisis económica, Ana Belén se muestra clara y distingue entre el sector musical y el interpretativo.
«La industria musical, tal y como la entendíamos, se acabó. Desapareció. Lo suplimos con los conciertos, con el directo», apunta sin ambages.
En el terreno escénico y audiovisual, asegura, se ha demostrado que los profesionales españoles son «unos supervivientes natos». «Desde que empecé con 15 años en el teatro, ya escuchaba lo de que está en crisis. Toda la vida se ha dicho. Siempre he pensado que donde se encuentre un actor, hay una obra. Una persona sobre el escenario es algo insuperable. Lo que sucede es que nos hemos amoldado estos últimos años a la falta de presupuesto. Por eso, no sé si te habrás dado cuenta, han proliferado muchas obras a dos y monólogos. Las compañías grandes, ni siquiera la de los teatros públicos, pueden sacar adelante grandes proyectos. Un Shakespeare es casi una locura, salvo que se adapte o se doblen personajes con los mismos actores. Hoy, hacer un Mercader de Venecia en el que cada actor interprete a un solo personaje es muy complicado de llevar a cabo», asegura con lástima.
Ese cambio de registro con un halo de pesimismo crece cuando se le pregunta sobre la actual situación política española, con unas nuevas elecciones generales fijadas para el próximo 10 de noviembre. «Si me preguntas si votaré, te digo que sí. ¡Pero qué decepción y qué coraje da! El Roto lo explicó muy bien hace unos días en su viñeta: Las derechas con las derechas y las izquierdas contra las izquierdas. Eso es la vida. Es peligroso para todo el país, por la situación en la que se está a nivel mundial, ya que se requiere un gobierno fuerte, no esta nueva paralización», dice.
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