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La catedrática en Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, Beatriz Blasco Esquivias. C7

«Las mujeres tenían una consideración inferior y después la Historia del Arte las silenció»

La catedrática Beatriz Blasco imparte este miércoles en la Fundación Chirino la conferencia 'Más que musas: Las mujeres, protagonistas de las Artes'

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 9 de marzo 2022, 01:00

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La catedrática de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, Beatriz Blasco Esquivias, aboga por una «revisión» profunda de los estudios existentes para acabar con el silencio impuesto sobre muchas mujeres artistas durante siglos.

«Hay que revisar toda la Historia del Arte que estudiamos en su momento. Ya se está haciendo. Están saliendo a la luz muchas artistas que habían estado oscurecidas y no solo se empiezan a incorporar a los grandes libros de Historia del Arte, sino también, lo que considero tan importante o incluso más, a los de enseñanzas medias», apunta esta especialista que protagoniza esta noche, a partir de las 20.00 horas, la conferencia 'Más que musas: Las mujeres protagonistas de las Artes', en la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, en el Castillo de la Luz de la capital grancanaria.

La discriminación sufrida a todos los niveles por las mujeres a lo largo de la historia es una evidencia, pero Beatriz Blasco aporta un dato significativo en el terreno documental. «Muchas mujeres artistas gozaron de reconocimiento en su época. Es la Historia del Arte la que después las ha silenciado. La Historia del Arte se ha construido a partir de las biografías de grandes genios y se olvidaron de las genias. Se pensaba incluso que la mujer no tenía capacidad para emprender actividades de carácter artístico», subraya esta catedrática que ha publicado más de un centenar de estudios.

También hace hincapié en la necesidad de acabar con ideas preconcebidas. «La Historia del Arte ha construido una serie de tópicos y cánones que hay que revisar. Se dice que los gremios artísticos impedían el acceso a las mujeres. Tengo una doctoranda que está investigando esta cuestión y verifica que no es cierto. Muchos gremios permitían el acceso de las mujeres y otros, al menos, no lo prohibían. Si había un vacío legal, conseguían colarse», apunta.

En la conferencia de esta noche realizará un recorrido «con artistas muy significativas desde la Edad Media hasta prácticamente el siglo XIX», para mostrar «las razones por las las mujeres que no tenían acceso a las artes en las mismas condiciones que los hombres y las grietas que encontraban para subvertir la normativa y la legalidad vigente». Considera capital el hecho de que «las mujeres no tenían entidad jurídica propia». «Asumían la entidad jurídica del padre, del hermano o del marido... de cualquier varón del entorno familiar. Esa carencia les impedía acceder a una instrucción similar a la de los hombres y llevar a cabo acciones tan básicas como firmar un contrato. Por eso, muchas se refugiaban en el entorno de la Corte, en los talleres familiares o dentro de los conventos. Lugares que pueden parecer poco proclives para la libertad pero era donde, curiosamente, encontraban mayores facilidades para desarrollar la pintura, la escultura y la arquitectura», señala.

Blasco dice que «a finales del siglo XVIII se empezaron a romper algunas barreras» en favor de la igualdad. Pero reitera que muchas no eran «históricas sino historiográficas». «Es cierto que la mujer tenía una consideración inferior al hombre, pero también lo es que la Historia del Arte las silenció de manera absoluta hasta que, en los 60, historiadoras americanas como Linda Nochlin, Griselda Pollock o Joan Wallace Scott se dieron cuenta de que había que acabar con esa injusticia», recuerda.

¿Y si el gran artista Miguel Ángel no fue más que un ejecutor de las obras que inventaba el papa Julio II?

Beatriz Blasco Esquivias reconoce que la revisión que requiere la Historia del Arte para poner en valor a las mujeres artistas abre un panorama «tremendamente estimulante» para los historiadores contemporáneos. «Es un campo de investigación excitante. Hay que volver a mirar la historia con ojos nuevos, con una mirada sin muchos de los prejuicios que la ha condicionado hasta ahora. Es cierto que los primeros historiadores eran hombres y ahora nos hemos incorporado las mujeres, pero eso no significa que no haya mujeres que también discriminan a las propias mujeres artistas», explica.

Reconoce que se ha avanzado mucho y que en el arte contemporáneo la presencia de mujeres creadoras, galeristas y responsables de instituciones públicas y ferias es una constante. Pero también puntualiza que queda mucho por hacer y pone un ejemplo reciente y muy llamativo. «En el arte actual hay mucha presencia femenina y el problema ahora no radica tanto en eso sino en que muchos historiadores siguen proyectando una imagen asimétrica. Acaba de haber una exposición en Roma sobre una mujer arquitecta y pintora, Palutila Bricci, que tiene grandes obras. Cuando se elaboraron las cartelas que identifican algunos de sus dibujos, como un proyecto monumental para la tumba del cardenal Mazarino, el comisario no le adjudica la invención, sino que la pone como mera delineante. El mecenas figura como el inventor y ella como la ejecutora. Miguel Ángel trabajó para el Papa Julio II y no he visto jamás una cartela donde ponga que Julio II fue el inventor y Miguel Ángel el ejecutor del proyecto», denuncia.

«Hay que vencer todavía muchas reticencias, siglos de cultura en los que se ha visto a la mujer como inferior, como el origen del pecado, como un ser biológicamente inferior... a la mujer como una eterna menor, como denuncian algunas historiadoras», dice.

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