El 'Mata Mua' brilla de nuevo en el corazón del Thyssen

«Este acto quedara para la historia», dijo Tita Cervera, tras la larga firma y el aplauso en un acto sin preguntas en el que estuvo acompañada por su hija Carmen. «Después de 21 años hemos logrado que la colección se quede junto a la del barón. Es una hermosa realidad», dijo agrediendo a Iceta el cierre de la negociación. «Es un día emocionante, celebramos un contrato y una vida de coleccionismo que añade a los esfuerzos el barón los de Carmen Cervera y Borja», aseguró Iceta. «La cultura española es y más tarde», resumo. «Hoy es un gran día para el museo y el patrimonio», resumió Evelio Acevedo, gerente del Thyssen. Como un «día especial» lo celebró Borja Thyssen que agradeció a Iceta su labor. «mi padre desde el cielo estará contento»

El lienzo pintado por el francés Paul Gauguin en 1892 y cuyo título significa 'Érase una vez', regresó en la noche del lunes al palacio de Villahermosa. El emblema de la colección de la baronesa y del museo había salido del Thyssen el ocho de junio de 2020, cuando Tita presionó en la negociación del alquiler de su colección sacando hasta cuatro telas de su propiedad. Desde entonces había estado custodiada en una cámara acorazada de Andorra, donde Cervera tiene su residencia habitual.

El contrato firmado hoy estipula que el Estado abonará 6,5 millones anuales de euros a la coleccionista durante los próximos 15 años, 97,5 en total. Una cantidad que se descontaría del precio final de la venta si, como se supone, España acaba ejerciendo el derecho preferente de compra de la colección que se contempla en el contrato.

Tasado en 40 millones de euros, algunas estimaciones elevan su valor hasta los 150 millones, y la baronesa dice haber recibido una oferta por 210 (240 millones de dólares), el 'Mata Mua' salió del Thyssen hace más de año y medio gracias al permiso conseguido por silencio administrativo que permitió sacar la obra al extranjero.

La tela regresó el lunes Madrid de su exilio andorrano en un furgón con fuerte y discreta escolta policial. Tras el reposo obligado de doce horas de aclimatación antes de abrir la caja de un verde chillón, la tela se colgó el martes en un lugar preferente reservado desde hace meses en la planta baja del Thyssen, que acogerá toda la colección de Carmen Cervera y de su hijo Borja Thyssen. Su altar laico lo rodean otros siete lienzos de Gauguin, una cerámica y un dibujo del mismo artista.

Se expondrán 179 obras seleccionadas por la propia aristócrata y los responsables del museo de entre las 330 que componen el conjunto. La obra de Gauguin comparte de nuevo y privilegiado espacio con espectaculares cuadros de Canaletto, Fragonard, Courbet, Boudin, Monet, Sisley, Renoir, Degas, Rodin, Matisse, Picasso, o Kirchner, entre muchos otros.

Bien diferenciada de la colección del barón Thyssen, adquirida por el Estado Español en 1993 por 350 millones de dólares (unos 306 millones de euros al cambio actual), la colección de Carmen Thyssen ocupará unos 1.000 metros cuadrados en el remodelado palacio de Villahermosa.

Con el contrato firmado y el nuevo espacio expositivo oficialmente inaugurado, el público podrá contemplar desde mañana la mítica obra de Gauguin, estrella de una colección que contará con una garantía del Estado de 1.700 millones de dólares, unos 1.400 millones de euros.

La rúbrica de Iceta y Cervera ante decenas de cámaras e informadores cierra una larga y compleja negociación que estuvo a punto de romperse varias veces y que apuntalaron en agosto pasado en casa de la baronesa en Madrid los equipos jurídicos del Ministerio de Cultura y de la aristócrata. Las duras negociaciones se prolongaron durante años y participaron hasta diez ministro de Cultura. La baronesa reclamó al Estado en 2017 renegociar las condiciones de la cesión al entender que el acuerdo original, firmado en 1991 por diez años y renovado anualmente desde 2011, estaba «obsoleto» y la colección no podía estar «en una situación de precariedad».

Comenzaron las conversaciones en su última fase con Íñigo Méndez de Vigo (PP) al frente de la cartera de Cultura y siguieron luego con José Guirao (PSOE) y José Manuel Rodríguez Uribes (PSOE), con quien la baronesa Thyssen cerró el acuerdo el 29 de enero del año pasado, apenas dos días antes de que expirara el enésimo plazo para que la colección siguiera en Madrid.

Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho ('P. Gauguin 92'). 'Mata Mua' ('Érase una vez') es un óleo sobre lienzo de 91 por 69 centímetros. Recrea un paisaje idílico, con montañas rosas y violetas, en el que unas jóvenes tahitianas tocan la flauta y bailan ante un gigantesco ídolo de piedra de la deidad lunar Hina a la que adoran.

Semanas después de su regreso de Tahití, en noviembre de 1893, Gauguin lo expuso en la Galería Durand-Ruel de París junto a otras 45 obras suyas. El cuadro no encontró comprador en la subasta que Gauguin organizó en 1895 para costearse su segundo viaje al paraíso polinesio. Con un precio rebajado, lo acabó comprado Gustave Fayet. Pasó luego por distintas colecciones privadas hasta que en mayo de 1984 lo adquirieron por un precio récord y a partes iguales el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y el también coleccionista boliviano Jaime Ortiz-Patiño buen amigo del barón.

Acordaron fue que cada uno lo tendría durante dos años y medio y que a los cinco decidirían su futuro. Se subastó de nuevo el 10 de mayo de 1989 el barón Thyssen lo adquirió, esta vez en solitario, en la sala Sotheby's de Nueva York. De los 3,8 millones de dólares que pagaron el barón y Ortiz-Patiño en 1984 se pasó a 24,2 millones, que pagó el aristócrata y magnate un lustro después.

La baronesa asegura haber recibido por el cuadro una oferta de unos 250 millones de dólares (210 millones de euros). Otra obra de Gauguin pintada también en Tahití ese mismo año, 'Nafea Faa Ipoipo' ('¿Cuándo te casarás?')', se compró hace unos años por 300 millones de dólares (263 millones de euros'. Propiedad del coleccionista suizo Rudolf Stechelin la Autoridad de Museos de Catar habría adquirió el lienzo, según 'The New York Times',

Aunque 'Mata Mua' no formaba parte de las 775 obras del barón Thyssen compradas por el Estado español en 1993, se hallaba expuesto en el Museo Thyssen desde su inauguración en 1992.