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'Crucifixión' (1959). Óleo sobre lienzo, 131x163 centímetros, de Antonio Saura, presente en la muestra de la Fundación. COBER

Cuando Martín dio El Paso

Arte. La Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino acoge hasta el 31 de agosto una muestra sobre el colectivo informalista al que pertenecieron el escultor grancanario y Manolo Millares

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 23 de mayo 2025, 02:00

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La bienvenida al visitante de la exposición la dan 'Inquisidor', hierro forjado por Martín Chirino en 1959 que era una clara metáfora de la sociedad española que vivía amordazada por el franquismo, y 'Cuadro' (1957), arpillera de Manolo Millares que también servía como espejo para un país rasgado por la reciente y cruenta guerra civil y que transitaba por la oscuridad ante la falta de libertades. Estas dos piezas de estos genios grancanarios de las artes plásticas sintetizan el espíritu del grupo El Paso, del que formaron parte, colectivo que protagoniza la nueva propuesta expositiva de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, en Las Palmas de Gran Canaria.

'El Paso. Vanguardia y compromiso', que abrió sus puertas este jueves y que se puede visitar hasta el próximo 31 de agosto, ocupa buena parte de las instalaciones del Castillo de La Luz, donde convive con algunas piezas de la colección permanente de Martín Chirino que exhibe su Fundación.

Se trata de una aproximación «condensada» sobre un grupo de «vanguardia y heterogéneo» que cambió el paso, valga la redundancia, por el que transitaba el arte en España hasta mediados del pasado siglo XX, subraya Jesús María Castaño, director de la Fundación y comisario de la exposición.

Junto con el movimiento vanguardista catalán Dau al Set, El Paso fue la vanguardia «de mediados del siglo XX con mayor proyección internacional», destaca Castaño. «En el 57, un grupo de artistas de procedencia heterogénea decidió, desde dentro como un caballo de Troya, declamar y llamar la atención al régimen franquista sobre la falta de información y compromiso sobre lo que estaba pasando en el mundo. En concreto, el arte abstracto, que en España todavía no se había dado por circunstancias de continuidad con lo establecido», añade el comisario sobre el punto de partida El Paso.

El Manifiesto

En esta exposición y en el catálogo que lo acompaña, editado por el sello Ediciones Valyunque, habitual en las publicaciones de la Fundación Chirino, se reproduce el Manifiesto de El Paso, que vio la luz en 1957 y que llevó la firma del crítico José Ayllón. «En los años 50, la palabra manifiesto causaba extrañeza. El antecedente lo teníamos en el de Marx, de 1948», apunta el director de la Fundación sobre lo transgresora que fue esta apuesta.

El Manifiesto de El Paso comienza asegurando que este colectivo realizaba «una 'actividad' que pretendía crear un nuevo estado del espíritu dentro del mundo artístico español».

Distintas imágenes de la muestra. Cober
Imagen principal - Distintas imágenes de la muestra.
Imagen secundaria 1 - Distintas imágenes de la muestra.
Imagen secundaria 2 - Distintas imágenes de la muestra.

Entre los principios que defiende esta «agrupación de varios pintores y escritores» figuraba crear «un ambiente que permita el libre desenvolvimiento del arte y del artista y que luchará por superar la aguda crisis por la que atraviesa España en el campo de las artes visuales». Apostaban por «una plástica revolucionaria», con obras «auténticas y libres» ajenas a etiquetas o géneros, para lo que propugnaban «un arte recio y profundo, grave y significativo».

La primera exposición de El Paso se llevó a cabo en 1957 en la galería Buchholz de Madrid, en la que participaron los artistas Antonio Saura, Manolo Millares, Rafael Canogar, Juana Francés, Manuel Rivera y Manuel Conde, todos firmantes junto a otros artistas del Manifiesto iniciático redactado por Ayllón.

Idas y vueltas

Tres años de vida, marcados por «idas y vueltas» tuvo El Paso, recuerda Jesús María Castaño. Y es que hubo artistas que entraron cuando ya estaba en marcha, como el propio Martín Chirino -lo hizo en 1958-, otros que lo integraron, lo abandonaron por un tiempo y finalmente volvieron a conformarlo. Por ejemplo, la pintora Juana Francés, de la que se exhibe en el Castillo de La Luz el óleo y arena sobre lienzo titulado 'Composición' (1959) formó parte de este movimiento artístico tres meses, tras los que lo abandonó junto con su marido, el escultor Pablo Serrano -en esta muestra se exhibe su pieza 'Hierro y escoria' (1957), que pertenece a la colección del IAACC Pablo Serrano de Zaragoza-.

La convivencia entre los artistas de El Paso nunca fue sencilla. Castaño destaca que fueron una constante los choques de los egos de los distintos artistas así como las desavenencias por los caminos por los que se transitaban y el reparto de funciones fueron mermando la vitalidad del grupo hasta su disolución en 1960. Fue clave también, señala el comisario de 'El Paso. Vanguardia y compromiso' la convivencia con el régimen franquista.

El Paso se topó directamente con dos ministerios. El de Cultura los ignoró por completo. Pero el de Exteriores, con Luis González Robles al frente, sí que vio en este grupo de artistas un escaparate internacional para lavar la imagen de la dictadura de Franco. «Vio las posibilidades que tenían estos jóvenes hacia el exterior, aunque no compartía, para nada, las ideas del arte que realizaban. Pero sí que se percató de que estaban empezando a ser reconocidos», puntualiza Jesús María Castaño.

Imagen principal - Cuando Martín dio El Paso
Imagen secundaria 1 - Cuando Martín dio El Paso
Imagen secundaria 2 - Cuando Martín dio El Paso

Ese uso que hizo la dictadura del talento de estos jóvenes artistas generó muchas divisiones internas que ayudaron a la desintegración de El Paso. Se despidieron en 1960, con una carta y una exposición en la galería L' Attico de Roma, que incluía una carpeta de grabados con los artistas que lo integraron hasta el final -Chirino, Millares, Canogar, Viola, Feito, Rivera y Saura-.

13 piezas

Este proyecto expositivo en la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino exhibe un total de 13 piezas, de diez artistas, además de fotografías, carpetas, cartas y otras publicaciones que contextualizan este movimiento artístico que traspasó fronteras y el Atlántico, ya que algunos de sus integrantes conquistaron las bienales de Sao Paulo y Venecia y protagonizaron una muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

De Manolo Millares, Martín Chirino y Antonio Saura se exhiben dos piezas. Jesús María Castaño destaca el papel del último como hilo conductor y nexo de los integrantes de El Paso hasta que el grupo dio por culminada su travesía. Se completa la exposición con las piezas ya mencionadas de Juana Francés y Pablo Serrano, así como con el óleo sobre cartulina 'Composición' (1961), de Antonio Suárez; la malla metálica y entramado de alambres 'Composición' (1956), de Manuel Rivera; el óleo sobre lienzo 'Pintura nº21' (1958), de Rafael Canogar; la pasta de óleo sobre lienzo 'Nº179' (1960), de Luis Feito; y el óleo sobre lienzo 'La Saeta' (1958), de Manuel Viola; y la 'Carpeta de El Paso' (1960), con sus correspondientes seis litografías.

El barroco y las pinturas negras de Goya fueron dos de las distintas fuentes de inspiración de los artistas de El Paso, de ahí que en sus piezas predominen, según Jesús María Castaño, «los tonos ocres, rojos, blancos y negros», como descubrirá quien se adentre en esta muestra.

Algunas de las piezas tienen su propia historia. Se trata de la escultura 'Inquisidor' de Martín Chirino y 'Crucifixión', de Antonio Saura -que refleja a un sacerdote crucificado-, que formaron parte de una exposición en la galería Juana Mordó que fue clausurada por la censura franquista cuando solo llevaba tres días abierta al público.

Jesús María Castaño, a su espalda, piezas de Manolo Millares y Martín Chirino. EFE

Más citas por el centenario del nacimiento del artista

La exposición 'El Paso. Vanguardia y compromiso' se enmarca dentro de las celebraciones del centenario del nacimiento de Martín Chirino. Cuenta con el apoyo del Gobierno de España, del Gobierno de Canarias, del Cabildo de Gran Canaria, del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y de las Fundaciones Disa y La Caixa. Cuenta con un presupuesto de 90.400 euros, a los que hay que sumar 14.500 euros de la edición del catálogo. Las piezas que se muestran son préstamos del Gobierno de Canarias, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, del IVAM, de la colección Pablo Serrano y otras privadas. Esta muestra convive en la isla con la gran retrospectiva de Chirino que exhibe el CAAM y la muestra que acoge el rectorado de la ULPGC.

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