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VICTORIANO S. ÁLAMO
Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 26 de noviembre 2021, 01:00
Los canallas se le atraviesan a Manuel Jabois (Sanxenxo, 1978). Tanto en su faceta de escritor como de periodista. «Me gusta la alegría y la esperanza cuando escribo. Cuando quiero hacer un personaje malo, muy malo, siempre me sale un poco tierno. Intento hacer un hijo de puta redondo, pero no me sale. No creo que sea una virtud... igual es un defecto propio de los malos novelistas. Es que me cuesta mucho ver el mal y describirlo. Incluso, cuando alguien lo hace y daña a la gente en la vida real, lo escribo, no con ternura, pero sí que siempre hay una rendija por la que cuela cierta luz que da esperanza a los que la contemplan», confiesa por teléfono.
Hoy, a partir de las 19.00 horas, en la Biblioteca Pública del Estado y dentro del ciclo 'No solo libros' presenta su segunda novela, titulada 'Miss Marte' (Alfaguara) en la que reconoce que ese halo de esperanza también se abre camino en el tramo final de esta ficción a pesar de que los mimbres son aterradores.
Parte con la llegada a comienzos de los 90 de Mai a un pueblo costero, donde hace amigos y acaba casándose con Santi. Durante la celebración de la boda desaparece misteriosamente su hija. En 2019, la periodista Berta Soneira llega al lugar para hacer un reportaje sobre lo sucedido.
«La historia de la desaparición de esa niña es una excusa para hablar del paso del tiempo, de la amistad, de las relaciones familiares y para hablar de mis obsesiones y de las de mucha gente», confiesa el periodista de El País.
Reconoce que 'Miss Marte' y cualquier novela son un vehículo perfecto «para contar cosas, no sé si de uno mismo, pero sí cosas que se pueden contar desde la no ficción». «En este libro hay una intriga y un caso no resuelto. Los casos no resueltos son siempre muy perturbadores, porque cualquiera que tenga un familiar desaparecido quiere que aparezca de una vez, aunque sea su cadáver, antes que seguir con esa duda» hasta el final de sus días, asegura.
Esta cruda realidad originó 'Miss Marte'. En concreto la desaparición en mayo de 2007 en el Algarve de la pequeña Madeleine McCann. «Por desgracia, cada año desaparecen muchos niños y en España tenemos muchos casos, como el de Yéremi. ¿Por qué el caso de Madeleine tuvo la relevancia mediática que tuvo en su momento? No hubo ni un rincón del planeta en el que no se supiera que esa niña había sido secuestrada. Pensé qué pasaría si después de un tiempo, dos o tres semanas, todo se desinfla y se pierde el interés. Eso me llevó a un razonamiento mediático. Después a reflexionar sobre por qué las investigaciones policiales y periodísticas llegaron a un punto muerto, no se sabe por qué razones que nunca llegaron al gran público», confiesa.
Un choque de opuestos justifica que la desaparición de la niña de la novela se produzca durante la celebración de una boda. «Creo que es la mayor celebración para una familia. Se funda una familia dentro de otra familia. Es la temperatura más extrema de calor en el ámbito familiar y lo enfrento a la del frío más extremo, como es la desaparición de un hijo delante de ti. Es algo terrible. Quien lo sufre lo lleva consigo toda la vida, hasta que su cuerpo aguante», subraya.
A pesar de ese punto de partida trágico, Manuel Jabois defiende que su novela «no es triste». «No es trágica, tampoco tiene un final feliz, pero no tiene el que por desgracia le depara generalmente la vida a los niños desaparecidos», aclara el autor de 'Malaherba' (Alfaguara).
Su segunda novela tiene un desarrollo muy periodístico, no solo por la presencia de personajes como Berta, que reconoce el autor que se inspira en tres amigas periodistas, y Nico, un reportero de provincias que tiene mucho del Manuel Jabois que trabajó durante años en el 'Diario de Pontevedra'. «Llevo dos novelas y no estoy preparado para crear un Macondo, un territorio ficticio. Piso territorios que ya he pisado y los adapto a la ficción. Lo hago de una forma consciente. Sé la forma en la que se hace un reportaje y un documental. Me gusta tirarme al vacío, pero con arnés», aclara entre risas.
Su salto a la ficción se debe a un viejo anhelo, a sus ganas por tener «nuevos estímulos» y sentirse «vivo», aunque para ello tenga que superar muchos miedos y a algo bastante más simple. «Todo es saber escribir y contemplar. Tanto para una historia de ficción como de no ficción. La ficción se construye de la realidad, incluso las ficciones más futuristas, porque las emociones son las que son», apunta el periodista y escritor pontevedrés.
Las nuevas tecnologías han transformado el periodismo. Tanto cómo se ejerce como en la medida en la que llega a la población. Para Manuel Jabois esto ha traído «cosas buenas y otras muy malas que ya estaba y que se han agudizado». Entre las segundas la que manda es la precariedad.
«Los malos sueldos, los malos horarios laborales, la explotación laboral, que se aprovechen de que es una vocación para buscar que se haga gratis y que con que aparezca la firma en el periódico piensen que nos tenemos que dar por recompensados... Toda esa precariedad ha convertido el periodismo en un hobby. Se ha transformado en una actividad de entretiempo, porque te ves obligado a dedicarte a otras cosas para completar unos ingresos dignos», explica.
Reconoce que esta penosa realidad explica, en gran medida, que se comentan errores sangrantes. «Claro que se hacen las cosas peor que antes. Si te dan 20 minutos para entrevistar a un tipo con el que harías maravillas si te dan dos horas para prepararlo... y encima si eres un 'freelance' te pagan 20 o 50 euros. No es una cuestión de falta de talento, sino de estímulos. Es imposible hacer las cosas igual de bien cuando estás haciendo varias a la vez», puntualiza.
El pasado 14 de noviembre, escribió un artículo sobre el falso coma de Manel Monteagudo. «Una noticia extraordinaria, la 'resurrección' de un gallego en 2014 que decía haber estado 35 años en coma, se convierte en un escándalo que compromete más al periodismo que al impostor», fue su subtítulo en las páginas de El País. «Entiendo que se ataque a los grandes medios generalistas, porque tienen armas y sueldos para comprobar las noticias. Pero ese 'fake' partió de la prensa local. Entiendo que se les puedan colar cosas, porque si tienes tres ruedas de prensa el mismo día y por la noche vas a 'cubrir' el fútbol... transcribes y ya está».
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