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El escritor y profesor Francisco Juan Quevedo, autor de 'El teatro en medio del océano'. C7
«La literatura canaria está en el mapa desde hace mucho tiempo»

«La literatura canaria está en el mapa desde hace mucho tiempo»

entrevista a francisco j. quevedo ·

El martes presenta su novela, 'El teatro en medio del océano' (Destino), en la Casa-Museo Pérez Galdós de la capital grancanaria

GABRIELA VICENT

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 3 de julio 2022, 02:00

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El escritor y profesor de literatura grancanario presenta su nuevo libro, 'El teatro en medio del océano', el 5 de julio, a las 19.00 horas, en la Casa-Museo Pérez Galdós. Este volumen logró una Mención Especial del Jurado del Premio Nadal 2022, cuyo fallo se dio a conocer, como es tradicional, el Día de Reyes. El libro cuenta la historia de un huérfano que pasó de no tener nada a ser el hombre más poderoso y temido de Gran Canaria a finales del siglo XIX. Es el caso de Feliciano Silva y su imperio atlántico en medio del océano.

-¿Qué supone para un autor isleño que una novela sobre Canarias haya logrado ser finalista del prestigioso premio Nadal? ¿Consigue poner a la literatura canaria en el mapa?

-La literatura canaria está en el mapa desde hace mucho tiempo, otra cosa es que no se le haya prestado la atención debida. Los modernistas, el surrealismo, la propia Carmen Laforet, nacida en Barcelona pero que vive su infancia y primera juventud en Gran Canaria, que gana el primer premio Nadal en 1945, son ejemplos de ello. Hoy en día, gracias a la labor de muchos escritores canarios, se ha conquistado al público lector peninsular con el espacio de Canarias como un ámbito de gran potencial literario, ficticio. En ese sentido, creo que mi novela lo que hace es contribuir un poco más a confirmar ese interés por este territorio atlántico y cuya vida transcurre al compás de la del Teatro Pérez Galdós.

«Las novelas de aventuras son, con los textos religiosos, los relatos literarios más antiguos»

-Su novela relata la historia de superación y lucha por el poder de un hombre hecho a sí mismo en la Canarias de finales del XIX y comienzos del XX. ¿Cuál es la fotografía del archipiélago en aquellos convulsos tiempos para la España de la época?

-Pues interesantísima, puesto que es la época en la que se produce el despegue de las ciudades capitalinas, al amparo de los puertos. Canarias, justamente por su situación en el Atlántico, ha sido puerta de entrada y de salida del comercio hacia América, África e, incluso, Asia. La Revolución Industrial multiplicó enormemente ese comercio, y con él el trasvase humano. Todo ello generó en los puertos, como el de La Luz, que se construye en esos momentos, una actividad que derivó en un crecimiento significativo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, así como de su burguesía, que alimenta a su vez unas necesidades culturales, que se ven reflejadas en la edificación del teatro Pérez Galdós.

-¿Vuelve a estar de moda la literatura de aventuras tras las grandes sagas de los 90 encabezadas por 'El Capitán Alatriste', de Pérez Reverte?

-Diríamos que las novelas de aventuras son, junto con los textos religiosos, los relatos más antiguos de la literatura. 'La Epopeya de Gilgamesh', 'la Iliada', 'La Odisea', 'La Eneida'..., son grandes aventuras épicas. Quiero decir con esto que la novela de aventuras, o de desventura, siempre ha existido y ha encajado muy bien con los gustos de los lectores. Es cierto que a partir de los setenta del siglo pasado hay una reactivación de la novela de aventuras, tipología en la que sin duda destaca Arturo Pérez-Reverte, pero no creo que vuelva a estar de moda, sino que no ha dejado de estar de moda desde entonces. Si hacemos un repaso de los libros más vendidos en España desde los setenta, veremos que la novela de aventuras, que muchas veces se empareja a la novela histórica, ha estado siempre ocupando puestos de privilegio.

-La construcción del Teatro Pérez Galdós aparece como telón de fondo de la novela, casi es un personaje más, testigo mudo de los aconteceres políticos y sociales de la isla. ¿Qué supuso en su momento la creación de un espacio para las artes escénicas en las Canarias del siglo XIX?

-El teatro Pérez Galdós se convierte en el espacio central, el motivo básico a partir del cual surge la narración y esta cobra vida. A su vez, parece como una atalaya desde la que se va observando la ciudad, la isla, el Atlántico; todo lo que ocurre a su alrededor. Yo no me había percatado de ello hasta acabar la novela; pero entonces me di cuenta de que yo pretendía que los lectores miraran hacia el edificio del teatro, que observaran cómo se iba construyendo; sin embargo, también se produce esa mirada del teatro hacia su exterior.

-¿Sigue siendo la literatura de aventuras un buen gancho para acercar la historia a las nuevas generaciones o las nuevas tecnologías hacen cada vez más difícil la aproximación?

-Para mí el espacio de Canarias, como señalé antes, es un espacio muy rico literariamente; y cuando hablo de espacio no me refiero solo al paisaje, sino también a sus gentes y a su historia, su cultura. Dicho esto, creo que una de las señas identitarias de Canarias es su conexión con el mundo, sobre todo con el mundo atlántico. En esta línea tengo que decir que en mis novelas no hay una obsesión por amarrarme a la tierra; lo hago de modo tan natural como cuando muchos de mis personajes viajan a América, por ejemplo.

-Como profesor de Literatura Española, ¿cuál es la radiografía que hace del conocimiento de los autores patrios por parte de los estudiantes que pasan del Bachillerato a la Universidad?

-El problema del conocimiento es general, y no particular. No es que los alumnos que salen del bachillerato conozcan menos autores canarios, sino que leen menos literatura de cualquier ámbito. Y esto no es culpa de los profesores que imparten el bachillerato, por los que tengo la máxima consideración y sé muy bien de su capacidad y su interés en que haya más horas dedicadas a la literatura; pero no las hay, se han eliminado y cada vez más la lectura queda en manos de esa labor, muchas veces anónima, de los profesores que se preocupan de que sus alumnos no salgan del bachillerato sin leer aquellos libros fundamentales para su formación personal. Les expreso mi más sincero reconocimiento.

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