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El poeta grancanario Pedro Flores. C7
Pedro Flores: «El paso del tiempo es el tema definitivo en la poesía»

Pedro Flores: «El paso del tiempo es el tema definitivo en la poesía»

El escritor canario en activo más laureado del panorama nacional acaba de publicar la antología 'El increíble poeta menguante' (Averso)

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 4 de mayo 2025, 02:00

«El tiempo es el tema definitivo en la poesía. El paso del tiempo, porque la poesía se diferencia ahí de otros géneros por la manera que tiene de abolir las fronteras del tiempo. En un poema el tiempo es relativo, podemos jugar con él y flexionarlo. Vallejo lo hacía de forma magistral, incluyendo distintos estadios temporales en un mismo poema. Las posibilidades son enormes, todo depende de la imaginación poética para llegar lejos y viajar tanto al pasado como al presente en un mismo poema», apunta el poeta Pedro Flores (Las Palmas de Gran Canaria, 1968), que no solo viaja en el tiempo cuando escribe sino cuando publica. Así lo atestigua 'El increíble poeta menguante', la antología que acaba de ver la luz con la editorial Averso.

En 2024 se cumplieron 30 años de la publicación de su primer libro, aunque diez años antes ya escribía con la mirada puesta en ser un profesional. «Conocí esta editorial y acordamos hacer una antología poética de esos 30 años. El título, inspirado en la película 'El increíble hombre menguante' [de Jack Arnold y protagonizada por Grant Williams en 1957], se debe a que planteé que el libro fuera desde la actualidad hacia atrás, hasta el 94. Este tipo de libros y las obras completas creo que deberían presentarse de esta manera, porque así el lector tiene una visión más fidedigna cuando lo lee desde la actualidad y hacia los inicios del autor. Creo que así se tendría que enseñar la literatura en los colegios e institutos, porque el lector se involucra más y ve mejor el origen de las obsesiones que tiene el autor. No soy el primero que lo hace», explica el poeta canario en activo más laureado a nivel nacional y uno de los más reconocidos en todo el Estado.

Se trata de la segunda antología que publica, tras 'Salir Rana', que vio la luz en 2016, con la editorial Renacimiento. Además de incluir una selección de los poemas escritos en los últimos nueve años, 'El increíble poeta menguante' presenta una diferencia de raíz muy importante. «La antología de Renacimiento la hizo Vicente Gallego. Confeccionó un libro que, en cierta manera, es suyo y no mío. Eligió los poemas que le dio la gana. Esta nueva antología la he hecho yo, he salvado del naufragio lo que considero que es más salvable. A pesar de que todos mis libros son individuales, sí que tienen la posibilidad de ser leídos de una manera más afectiva. Los poemas que he seleccionado son aquellos que se pueden leer de forma más autónoma», subraya.

Así, el espectador asiste a una selección de piezas poéticas del ganador de premios de poesía como el José Hierro, el Tomás Morales, el Generación del 27 y el Miguel Hernández, entre otros muchos, en los que se retratan los ejes sobre los que cimenta sus reflexiones poéticas. «Está la metaliteratura, la memoria, el lugar del poema en el mundo, los mecanismos internos de los poemas, el por qué de la creación poética. Siempre tiro de la memoria de lo que he hecho y de lo que han hecho otros antes que yo y cuyas vidas y obras han dado para un poema, aunque muchas cosas que digan o hagan no sean de mi gusto», apunta el escritor.

Su ideario creativo

Durante estos 40 años de escritura, Pedro Flores ha exhibido, como muestra en esta antología y en cada uno de sus libros, la frontera que nunca traspasará cuando escribe poesía. «La libertad en el poema la marca la credibilidad poética. En poesía no vale todo, juntar palabras no es poesía. La no verosimilitud es más propia de la narrativa. La poesía no es el mejor soporte para eso, pero internet le ha dado a la gente la posibilidad de compartir de forma inmediata con los lectores. Y de conseguir aplausos rápidos y sin filtros. Se escriben poemas enfocados en la sentimentalidad y la confesionalidad. Para mí, el poema debe separarse de la verdad que lo genera. No consiste en desnudar, sino en vestir, para que lo que nace particular se universalice. Considero perverso pensar que lo que tú crees que vale la pena tenga más valor que lo que sientan otras personas», apunta.

De ahí que tenga claro que «la poesía no es democrática». «Es para el que sabe usar el lenguaje para convertir sus sentimientos en un artificio lingüístico. No es un instrumento para contar sentimientos», por lo que alerta de los peligros que entraña la autoedición. «No todos los autores tienen acceso al mercado editorial. Y en un 90% o más de los casos no lo tienen porque no tienen rigor. La autoedición no es mala, incluso Neruda se autoeditó y muchos lo han hecho gracias a mecenas. Pero muchos se autoeditan porque piensan que tienen derecho a publicar sus sentimientos. Y lo tienen, pero pienso que eso no es poesía», aclara.

búsqueda constante

Pedro Flores considera la poesía como «una búsqueda constante», de ahí que su producción literaria sea tan extensa. «Me suelen echar en cara que sea tan prolífico, de forma despectiva. Lo soy porque considero que se trata de un oficio que consiste en la búsqueda de una perfección que no existe. Sí, escribo muchos poemas, pero escribir pocos no es una garantía de escribir bien. Puedes estar seis meses para escribir un solo poema y eso no te asegura que sea bueno. El tiempo invertido no es siempre proporcional a la calidad. El rigor consiste más en practicar el ensayo y error, para intentar siempre ser más riguroso en el siguiente poema», defiende sin ambages.

Entre las reflexiones que sobrevuelan 'El increíble poeta menguante' está lo que considera un imposible, escribir el poema perfecto. «El autor puede tener una visión y el lector otra. Para algunos, lo máximo fue '20 poemas de amor y una canción desesperada'. Puedes estar más o menos satisfecho con un poema, pero tienes que tener claro que cada poema del pasado es imperfecto, siempre le ves problemas. Para mí, eso genera una insatisfacción gozosa, no una frustración. La poesía la entiendo como un gozo, un disfrute que se encuentra con su misterio, teniendo claro que la perfección nunca la lograrás, porque siempre habrá un poema más completo». Una idea que no concuerda en gran medida con unos tiempos en los que prima «la representación», aclara, «donde gusta más ir a leer un poema que el acto de escribirlo».

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