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La escritora Luz Gabás, en una imagen promocional. ©CARLOS RUIZ B.K.
«Lo mejor es cuando los lectores me dicen que el libro les ha emocionado»

«Lo mejor es cuando los lectores me dicen que el libro les ha emocionado»

Entrevista a la escritora luz gabás ·

La ganadora del Premio Planeta 2022 presenta este jueves, a las 19.00 horas, su novela 'Lejos de Luisiana', en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 19 de enero 2023, 01:00

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Luz Gabás presenta la novela con la que ganó el Premio Planeta 2022 en un acto del ciclo 'No solo libros', en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria, en el que también participa la finalista del mismo galardón, Cristina Campos, con su libro 'Historia de mujeres casadas'. Gabás ha escrito un volumen protagonizado por una historia de amor casi imposible por las convenciones de la época que se desarrolla durante los 40 años en los que los españoles, muchos canarios, colonizaron una parte de Estados Unidos.

- ¿Siente algo especial por el hecho de presentar 'Lejos de Luisiana' en Gran Canaria, el lugar de procedencia de muchos de los españoles que colonizaron la zona de Estados Unidos en la que transcurre su novela?

-Sí. Hay dos razones por las que me apetece mucho ir a Canarias con esta novela. Por un lado porque es una deuda. Estuve solo tres días en la Finca de Osorio, en Teror, durante el rodaje de la adaptación al cine de mi novela 'Palmeras en la nieve'. Por más que intentamos cuadrar fechas, no me fue posible ir a presentar mis otras novelas. Por eso entiendo que ahora saldo esa deuda. Todo tiene sentido y todo encaja, porque voy a un lugar sobre el que he leído mucho para documentarme para esta novela. Como nombras, está el caso de los colonos que fueron a América, en concreto a Luisiana. He aprendido mucho sobre ellos.

«Quise incidir en los colonos canarios en Luisiana, pero la extensión se me iba de las manos»

- ¿Sabía lo de los colonos canarios en esa zona de América antes de documentarse para esta novela?

-No. Algo me habían comentado en algún encuentro o viaje. Pero no sabía detalles. Cuando empecé a documentarme, me topé con mucha información que detalla cómo fue ese viaje. Reconozco que me hubiese gustado en la novela incidir más en los canarios y malagueños que estuvieron allí. Queda como una pincelada sus llegadas, pero si hubiese profundizado, la novela, que ya es larga, se me hubiese ido de las manos. Estuve pensando introducir un personaje canario, pero se me iba... Igual, algún día, alguien de las islas escribe una novela sobre ese viaje.

- Aquellos viajes y los asentamientos dan para una novela de aventuras, porque tuvo que ser una gesta increíble...

-Así es. Tuvieron que empezar de la nada. En ocasiones a construir casas e infraestructuras y llegaban las inundaciones y se lo llevaban todo por delante. La vida era muy dura. No hay que olvidar, además, que la mayoría de los canarios que fueron eran reclutas, militares, por lo que si había alguna necesidad como milicia, tenían que abandonar a sus familias y marchar a luchar. ¡Me puedo imaginar la dureza de esa vida y esas despedidas, con unas mujeres que se quedaban al frente de todo en solitario! Las historias de los asentamientos son escalofriantes. Enseñan la dureza de la vida en aquellos sitios y en aquellos momentos.

- ¿'Lejos de Luisiana' es una novela deudora del encargo que le hicieron Leandro Pérez y Pérez Reverter para un relato corto?

-Fue el último empujón. Tenía varias ideas en mi cabeza, pero eran difusas. Yo viví en Estados Unidos. Me interesaba el tema de los españoles allí, sobre todo en California, que es la zona en la que viví. También había estudiado sobre la zona del Mississippi y Mark Twain, pero esta novela es anterior. El encargo del relato que usted menciona era sobre el papel de España en al independencia de Estados Unidos y fue el último empujón, puso en orden muchas ideas y me dejó claro cuál era el contexto, los 40 años de la presencia española allí.

-Ese es el contexto y se puede hablar de una novela histórica que va más allá, hasta tal punto que el epicentro es la historia de amor de los dos protagonistas. ¿Comparte esa idea?

-Sí. Me gusta escribir novelas de relaciones intensas entre personajes. Sean relaciones de amor, familiares o de amistad. Luego elijo un telón de fondo. En esta y en otras novelas es lo que hace avanzar la acción. Considero que los grandes acontecimientos históricos modifican la vida de las personas. Lo que sucede es que yo escribo una novela, no una lección de historia, ya que para eso están los historiadores con sus libros y artículos. Yo lo que necesito es un viaje físico y emocional de los personajes. En 'Lejos de Luisiana' se suma una historia de amor intensa, por difícil y por involucrar a una persona europea y a un nativo americano. Le sumo que el telón de fondo es muy desconocido, esos 40 años en los que España tuvo en su poder el corazón de Estados Unidos, lo que equivale hoy a doce o trece estados. Es un territorio inmenso y fascinante por la cantidad de personas y grupos sociales que habitaron aquellas tierras durante esa época. Fue importante lograr un equilibrio y tener claro que lo importante es la historia de amor, las familias y la vida cotidiana en un lugar y una época exótica y diferente.

-¿Es cierto que para la historia de Suzette e Ishcate se ha inspirado en una historia o una leyenda real?

-Lo más frecuente era que en la alta Luisiana, en el Norte, los franceses que recalaban por allí terminasen casándose con mujeres nativas americanas. Ellos viajaban sin mujeres. Casi todos eran comerciantes de pieles. Los canarios iban con sus familias, porque el objetivo era repoblar las zonas. Me daba más juego que fuera al contrario, que se tratara de un nativo y una mujer francesa, porque me permitía trabajar el papel de las mujeres en aquella sociedad. Es verdad que me encontré con una leyenda que hablaba de un indio kaskaskia que se enamoraba de la hija de un comerciante francés. Su amor era correspondido por ella pero al no ser posible, deciden huir. Los encuentran, a ella la encierran y a él lo matan. Si esa leyenda existe es que algo de eso hubo, sobre todo cuando las poblaciones nativas y europeas vivían muy cerca y tenían contactos. La cuestión era hacerlo verosímil en la novela y creo que lo he logrado.

La escritora Luz Gabásl. ©CARLOS RUIZ B.K.

-La novela cuenta con un trabajo de documentación previo enorme, como muestra la lectura de las páginas. ¿Tuvo que llevar a cabo un gran ejercicio de síntesis y poda una vez comenzó a escribir la novela, sobre todo de aspectos históricos?

-Efectivamente. El primer manuscrito era mucho más largo. Creo que también fue una forma de lograr que no se me olvidasen todos los datos que quería poner. El escritor lo que tiene que hacer ante una novela histórica es entender muy bien todo el contexto, con todos los datos y fechas muy bien apuntados para que no se te olviden. Una vez terminada la escritura, se me olvidan. Una vez que tienes interiorizado todo el contexto, la escritura consiste en disolverlo para que el lector aprenda, se imagine ese telón de fondo, y no piense que se le está dando una lección de historia. Se consigue puliendo y podando todo lo que sobra. Lo haces con pena, pero es la única forma de conseguir que la novela fluya.

- Una de las claves de una buena novela es su ritmo de escritura y de lectura posterior, algo que no es fácil de lograr...

-No es fácil deshacerse del material que tanto te ha costado encontrar. En España se escribe muchísima novela histórica, de cualquier época, y nos estamos convirtiendo en unos grandes artistas del género. Sin perder de vista que lo importante es el viaje físico y emocional de los personajes. Como lectora de novela histórica, me gusta leer aquellos personajes de los que aprendo y a la vez me entretienen.

-Tengo entendido que gran parte de la novela la escribió durante la pandemia. ¿Le resultó complicado abstraerse del drama que se vivía para concentrarse en la escritura o por el contrario le sirvió incluso como vía de escape?

-Tenía todo el material preparado, tras dos años de estudio. Coincidió que en ese parón, en marzo de 2020, cuando el mundo se frenó, tuve claro que iba a tener un tiempo sin viajes para escribir. Me ayudó a concentrarme para escribir el primer manuscrito. Es una novela con la que no podía parar una semana y retomarla a la siguiente, porque entonces me perdía con los datos, las fechas y los personajes. A nivel práctico, me vino bien. Pero también reconozco que me costó mucho concentrarme. Recuerdo como si fuera hoy el miedo colectivo que vivimos. El miedo te genera pensamientos negativos y me llevaba a pensar que para qué tanto esfuerzo, para qué meterme en esta historia si el mundo se iba a terminar. A su vez, veía el esfuerzo de tantas personas, sobre todo los sanitarios, que seguían adelante y que también yo percibía en algunos de los personajes históricos de la novela. Eso me inspiraba. Aunque hay similitudes entre el presente de la escritura y los hechos históricos, tuve claro que quería que fuera una novela luminosa y con esperanza.

Luz Gabás sostiene un ejemplar de 'Lejos de Luisiana'.
Imagen - Luz Gabás sostiene un ejemplar de 'Lejos de Luisiana'.

-¿Apuesta por situar sus novelas en el pasado para que los lectores se evadan del presente que le rodea o lo hace con la intención de explicar ese pasado que ayuda a que entendamos mejor el presente?

-La escritura es un acto de aprendizaje. La respuesta por tanto sería que lo hago por aprender. Cuando conoces sobre otras épocas, reflexionas sobre el presente que te ha tocado vivir. Ahora, como lectora busco un poquito de aprendizaje, pero también busco evasión. Una cosa son los libros de documentación, ensayo, filosofía e historia y otra cosa son las novelas, que me ayudan a evadirme de mi cotidianeidad. Esa es la maravilla de la literatura.

-España es un país con una historia muy amplia y rica, que incluye periodos en los que fue una gran potencia. ¿Considera que no sabemos venderla bien, a diferencia, por ejemplo, de los británicos?

-Somos muy críticos con nuestro pasado. Incluso, demasiado. Creo que lo ideal es un punto medio. No siento un orgullo excesivo, pero tampoco siento desprecio por nuestro pasado. Yo soy más bien curiosa. Al pasado hay que enfrentarse con un espíritu reflexivo. Es más saludable mentalmente. No puedo sentir resentimiento con el pasado. Creo que la historia tiene sus luces y sus sombras. Está bien conocer ambas circunstancias, estudiarlas y hablarlas. Sin una excesiva pasión. Me considero una aprendiz y así dialogo con el presente que me ha tocado vivir y con el futuro que le tocará a mis hijos. ¿Es verdad que los ingleses han sacado más partido a su historia? Sí, han sido muy hábiles y han contado la historia a su manera. Creo que poco a poco los escritores de novela histórica españoles vamos sacando cosas a la luz. Si, como sucede en España, muchos de esos autores además son profesores de historia, se aprenden muchas cosas que estaban ocultas. No creo que de forma intencionada, sino porque hay muchas cosas en la historia y una sola vida para contarlas y conocerlas. Unos hechos históricos llaman más la atención de los escritores y otros, menos. Sobre el caso de Luisiana sí que hay libros de historia, pero en novela lo único que encontré fue sobre la figura de Bernardo de Gálvez. Sobre el contexto, no había nada. No creo que fuera intencionado, repito. Con 'Palmeras en la nieve' sucedió lo mismo. Claro que había escritos sobre la época, pero no existía una novela amplia, grande y ambiciosa que tratara todo el proceso de colonización de Guinea. A veces es fruto de casualidades e inquietudes personales por las que acabas enamorándote de determinados momentos históricos.

-A veces, muchos pecan de querer entender el pasado desde una perspectiva contemporánea...

-Sí. Una cosa es reflexionar y otra es juzgar. Si juzgamos el pasado con lo que sabemos ahora, no se salvaría nada. Todo sería negativo. El pasado hay que analizarlo en su contexto. Cuando escribía 'Lejos de Luisiana', me parecía inconcebible que las jovencitas de Nueva Orleans se casaran a los 14 años. Hoy eso es impensable. Pero... ¿qué hago, escribir un texto que lo critique? Pues no, porque no lo puedo cambiar. Presento cómo era esa sociedad y al leerlo, el lector se sorprenderá y dirá que menos mal que hemos avanzado y aquello se superó. Yo me centro sobre todo en contar cosas cotidianas y cómo se vivía. Los detalles más profundos y políticos son para los especialistas en historia. Esas cuestiones, como te decía, solo me valen para crear el contexto, el telón de fondo. Escribo novelas, no soy historiadora.

-En la novela cuenta la esclavitud existente en la época. En pleno siglo XXI hemos visto cómo los trabajadores que construyeron los estadios del mundial de fútbol de Qatar no se diferenciaban mucho de los esclavos, por desgracia...

-No todos los países han evolucionado a la misma velocidad ni en la misma dirección. En la lectura de mi novela, según la procedencia del lector, se encontrarán similitudes con el presente. El ejemplo que acaba de poner o las mujeres, por ejemplo. Por eso hay que matizar siempre. En algunos lugares no se ha evolucionado lo suficiente. En otros, sí. Lo ideal es que el mundo fuera todo a la misma velocidad. Queda mucho camino por recorrer.

-Los personajes femeninos de la novela tienen mucho peso. ¿Le salió natural o lo buscó?

- Es una novela muy coral, donde hay de todo, pero es cierto que las mujeres tienen mucho peso. Pero son muy diferentes. Hay algunas como la hermana Margaux, que es muy tradicional, y Suzette, por su parte, tiene sus dilemas y el corazón le palpita por una persona y la vida la lleva por otros derroteros. Cecile está inspirada en una persona real y fue una adelantada a su tiempo.

-¿Qué le gusta que le digan más los lectores, que han aprendido mucho con sus libros o que se han entretenido mucho?

-Lo mejor es cuando me dicen que se han emocionado, que se han conmovido. En esta novela es inevitable que aprendas, porque es un periodo de la historia muy poco conocido. Entretiene aunque no pretendía hacer una novela de aventuras, pero la vida diaria allí era una aventura permanente.

-A pesar de la promoción intensísima que acarrea ganar el Premio Planeta, ¿ya está escribiendo su próxima novela?

-No. Esta novela me ha cansado mucho, he estado cuatro años seguidos muy intensos dedicados solo a ella. Necesito un distanciamiento. Lo que sí que hago es leer y tomar notas. Ideas tengo muchas, pero no me siento a escribir hasta que tenga toda la novela en la cabeza.

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