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Personajes potentes con una forma potente de contar las cosas». Ese ha sido el criterio que ha seguido el periodista Borja Hermoso (San Sebastián, 1963) para seleccionar las entrevistas que incluye en el volumen 'La conversación infinita. Encuentros con la escritura y el pensamiento' (Siruela), que este viernes, a partir de las 18.00 horas, presenta en la carpa Alexis Ravelo de la 35ª edición de la Feria del Libro de la capital grancanaria.
George Steiner, Jürgen Habermas, Alberto Corazón, Irene Vallejo, Clara Janés, Peter Brook, Antonio Gala, Pierre Lévy, Roberto Saviano o Juan Marsé son algunos de los personajes entrevistados por este periodista vasco que en la actualidad forma parte del equipo de 'El País Semanal'.
Salvo dos, que realizó 'ad hoc' para este volumen, todas fueron publicadas en las páginas del periódico 'El País'. Ahora, reconoce, cobran una nueva dimensión. «El otro día, una señora me dijo, en la presentación que hicimos en Zaragoza, que así reunidas tenían otro sentido. La mayoría ya las había leído, me dijo, pero que ahora eran otra cosa. Si de cada entrevista sacas dos ideas, no pido más, de esas que se te quedan en la cabeza, pues ya estaría muy bien», apunta por teléfono. «No he querido ponerme intenso ni trascendental, pero es mi apuesta por el pensamiento. Uno de los denominadores comunes de gran parte de los personajes del libro es que paremos un poco. A veces, vivimos en una gran mentira. La prisa que tenemos todo el rato es una falacia. Hay situaciones concretas en las que es normal tener prisa. En el periodismo a veces hay que correr, hacerlo antes que el otro y hacerlo mejor. Se corre por la hora de cierre. ¿Pero eso cuántas veces sucede? Estamos en una vorágine con una inercia que no hay quien lo pare», confiesa con pesar.
«No me quiero poner abuelo cebolleta», responde entre risas cuando se le cuestiona sobre si estas entrevistas que ahora reúne son el reflejo de un periodismo de un pasado no tan lejano, reflexivo, cuidado al máximo y ajeno a la velocidad que marca internet y las redes sociales en las que Borja Hermoso no tiene presencia. «Son un espejo del periodismo en el que creo. Sobre todo, si tenemos en cuenta que gran parte de la prensa escrita, no te digo ya la televisión y la radio, se han convertido en fábricas de embutidos. Aquí te pillo y aquí te mato. Por muy buena que sea una noticia, la quitamos en internet porque hay otra. Y se hace aunque la que se quita sea buenísima y esté muy bien escrita. Sé que la mía ha sido una forma antediluviana de trabajar, porque ha consistido en elegir un personaje y en ocasiones perseguirlo durante mucho tiempo, como sucedió con Steiner o Habermas. Me los estudié en profundidad y me documenté, en algunos casos, hasta pasarme de frenada. Después, fui a su casa, a poder ser para hacer la entrevista y conversar. Fue así de sencillo y a la vez así de complejo», rememora el periodista.
Desde su punto de vista, «hoy en día, en los medios de comunicación estamos obsesionados por el escaparatismo». «Lo que importa es que la vitrina sea fantástica y todo quede monísimo. Pero... ¿qué ponemos en el escaparate, qué género se muestra? Un porcentaje enorme son cosas prescindibles. No es algo que yo crea, porque ahora todo se mide. También lo creen los lectores. Nos habían dicho que los lectores en internet no querían leer nada que fuera largo y que no les interesaban los temas de cultura. Todo era mentira. La entrevista con el filósofo francés Gilles Lipovetsky estuvo tres días como la más leída en la web de 'El País'. La de George Steiner, lo mismo. Lo que pasa es que los medios nos habíamos tragado cosas que no eran verdad», apunta sin ambages.
Borja Hermoso tiene claro que siempre hay que pensar en el lector. Un principio que se ha perdido con el paso del tiempo. «En todas mis entrevistas y reportajes pienso en el lector. No lo estamos haciendo. Los estamos bombardeando. Tengo serias dudas de que el lector lo acepte. Lo hace porque no le queda otra. En los medios escritos españoles está pasando, desde los nacionales hasta los locales, sucede algo preocupante. No ofrecemos contexto ni las claves de las cosas. A veces, sí, pero muchas veces, no. Es una cosa que no sucede en la buena prensa anglosajona o francesa. En todas hay contexto. Hay que contar siempre algunas cosas, aunque se repitan, porque no se pueden dar tantas cosas por sabido, como estamos haciendo. La gente necesita hoy las claves, los referentes y cosas en las que pensar», defiende quien fue redactor jefe de Cultura de 'El País' entre los años 2007 y 2016.
La idea de 'La conversación infinita' le vino una tarde, cuando tomaba un vino solo en una terraza cerca de casa. «Pensé, tengo 25 o 30 entrevistas que funcionarían reunidas y pensé que yo, como lector, compraría ese libro para saber lo que dicen esos personajes. Ese fue el único criterio», subraya. Durante la conversación telefónica le viene una idea sobre la mejor manera para disfrutar de la lectura de este volumen. «Una situación ideal con este libro es llevártelo de vacaciones a un lugar tranquilo. Y cada día, con el café, te lees una entrevista. No es un libro para empezarlo y leerte de un tirón hasta la página 280. Un día lees la locura de Fernando Arraval, otro día las reflexiones de Habermas. Y después de leer la que elijas, te vas a la calle, al monte, a la playa o a pasear. Cuando quedes con los amigos para charlar y tomar algo, cuando vayan saliendo los temas de conversación, con suerte estás más armado tras haber leído las reflexiones de esta gente. No por haberme leído a mí, sino por lo que ellos dicen», añade.
El título del libro no es baladí. Borja Hermoso no concibe la entrevista si no es «una conversación». «Si no es así, me parecen temas prefabricados. Estas conversaciones las he hecho a lo largo de mucho tiempo. Me las preparo muy bien. En el proceso lo paso mal, porque trabajo mucho. Siempre voy con un cuestionario escrito, que luego prácticamente no miro. Salvo en la primera o la segunda pregunta, en algunas ocasiones. Después, el personaje al que entrevistas te lleva por donde te lleva y tienes que seguirle, intentando obtener el botín periodístico que persigues. Pero tienes que seguirle. Y cuando lo haces, tanto él como tú aceptan la conversación. Esto no consiste en que yo te pregunto cosas que me he traído preparado y de ahí no me salgo. Eso no tendría ningún valor», explica.
Cómo se le 'entra' al entrevistado es clave. «La primera pregunta es muy importante. Define el color del asunto. Incluso cómo la haces, la entonación, la intención con la que la realizas... Establece el nivel de complicidad que quieres establecer con el personaje en cuestión. Con la primera pregunta me ha pasado de todo. La he hecho y el personaje ha preferido hablar de otras cosas. Otras veces, me la ha respondido religiosamente y por ahí hemos seguido la conversación. Si él decide ir por unos vericuetos, tienes que seguirle, aunque en tu cabeza hayas aparcado el coche con la pregunta que no te ha contestado y ya después volverás a ella, según se desarrolle todo. Esa primera pregunta tiene que ser clara, para que el personaje de verdad vea que has hecho los deberes, que sepa que sabes de qué va la cosa. Si esa pregunta es un devaneo o una obviedad etérea para salir del paso, en el caso de los personajes que aparecen en mi libro, que son muy cultos e inteligentes, te pillan enseguida», confiesa.
Reconoce que dar con el tono adecuado es «complicado». «A veces se logra y otras, no. Con los personajes que figuran en el libro fue difícil. Me he sentido muy afortunado por haberlos conocido y luego por tener el momento mágico de que una vez terminada la entrevista, me diera cuenta de la fortuna que tuve por haberla hecho. El tono lo consiguieron ellos, yo solo aporté un poco del oficio que tengo tras tantos años picando piedra», señala entre risas.
Tanto en la primera pregunta como en las siguientes durante la entrevista/conversación, Borja Hermoso tiene claro qué no debe figurar. «Una pregunta no tiene que tener desfachatez ni vocación de invadir», aclara. El autolucimiento del periodista tampoco figura en su hoja de ruta, tal y como queda de manifiesto en las 28 entrevistas que ha seleccionado para este libro y en las que publica a menudo en 'El País'.
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