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El compromiso y la creatividad pierden a Antonio Lozano

El compromiso y la creatividad pierden a Antonio Lozano

El escritor, dramaturgo y docente grancanario, nacido en Tánger, falleció ayer a los 62 años. Desde ‘Harraga’ se convirtió en uno de los más brillantes exponentes de la novela negra contemporánea en castellano. ‘Me llamo Suleimán’ y ‘Los malditos’ son los mayores éxitos de este apasionado del teatro.

Jueves, 1 de enero 1970

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La creatividad artística y el compromiso con unos principios que siempre buscaron mejorar la vida en sociedad son dos de los aspectos que guiaron la actividad profesional del novelista, dramaturgo, docente y gestor cultural grancanario Antonio Lozano (Tánger, 1956), fallecido ayer, a los 62 años.

Con Antonio Lozano no solo se va un creador reconocido en las islas y fuera del archipiélago, también se dice adiós a un generador de cultura, en el sentido más amplio de la palabra.

Se ha ido un enamorado de las artes que impulsó en Agüimes, donde fue durante años concejal de Cultura, la puesta en marcha del Festival del Sur. Encuentro Teatral Tres Continentes, el evento escénico más antiguo del archipiélago que el pasado año celebró su 31ª edición, y el de Narración Oral, que cumplirá veinte ediciones en su próxima cita.

Estas dos citas culturales sirven como referencia para entender cómo era Antonio Lozano. Aunaba una capacidad de trabajo enorme con un carácter afable, cultivado y cercano. Era un cicerone de primera que conquistaba desde el primer minuto a los artistas y empresarios escénicos que eran capaces de renunciar a otros festivales donde sí les pagaban caché para acudir a su llamada desde Agüimes.

Los cuscús que cocinaba directamente en la residencia escolar de Arinaga, convertida en cuartel general del Festival del Sur cuando éste se celebraba en verano, son legendarios entre los asistentes de este evento.

Más allá de estas anécdotas y su afable carácter, la labor de este festival tricontinental recibió el respaldo definitivo en 2011, cuando fue galardonado con un premio Max Honorífico, el mayor galardón de las artes escénicas nacionales, por su contribución al desarrollo del teatro y la cultura.

En su amado Agüimes, Antonio Lozano ejerció como profesor de francés en secundaria, hasta que la enfermedad que finalmente acabó con su vida le obligó a una retirada prematura. A pesar de ello, siguió colaborando hasta hace unos meses con un amplio programada de actividades extraescolares, en el marco de un proyecto europeo, en el que está inscrito el instituto agüimense.

Su estreno literario fue tardío. Llegó a las librerías con Harraga, una novela negra a partir de la que se convirtió en una referencia del género a nivel nacional. Hasta que las fuerzas se lo permitieron ha sido un asiduo de festivales literarios en las islas, la península y el extranjero.

El caso Sankara (2006), novela en la que buceó en la historia y asesinato del que fuera presidente de Burkina Faso entre 1983 y 1987, fue una de las más relevantes. Logró que se editara en francés, a pesar de la oposición de muchos pesos pesados galos vinculados a François Mitterrand.

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