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El productor Jaime Weiss, la cineasta Macu Machín y su madre, Elsa, en el estreno de 'La hojarasca' en la Berlinale. El cartel del filme. IMAGEN CEDIDA POR EL VIAJE FILMS C7
Los tres faros que iluminan a Macu Machín

Los tres faros que iluminan a Macu Machín

La cineasta grancanaria estrenó este viernes su primer largometraje, 'La hojarasca', dentro de la sección Forum de la 74 ª edición de la Berlinale

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 18 de febrero 2024, 01:00

Macu Machín (Las Palmas de Gran Canaria, 1975) asegura que su madre y sus tías Carmen y Maura han sido «unos faros que han guiado» su existencia. Y la luz que las tres han desprendido para guiar a esta cineasta confluyen este fin de semana en Berlín, donde se estrena el primer largometraje de esta directora isleña, 'La hojarasca', dentro de la sección Forum de la 74ª edición de la Berlinale, uno de los festivales más importantes del planeta.

Su madre Elsa y sus tías Carmen y Maura son las protagonistas de este filme de 74 minutos producido por El Viaje Films cuya historia ha estado en la cabeza de Macu Machín desde hace décadas y cuyo inicio tuvo que aplazar en marzo de 2020 por el desembarco de la pandemia de la covid-19.

«Necesitaba tener una energía y un motor especial para afrontar un proyecto de tan largo recorrido, porque llevo conviviendo con él más de 20 años. Desde que estaba en Argentina me rondaba esta fantasía y este universo. La idea de hacer algo con mi familia, sus huertos, su mundo mitológico y en torno a sus cuerpos y silencios», explica Machín.

'La hojarasca' es un híbrido entre realidad y ficción. Lo que obliga a transitar por un terreno que requiere mucha planificación, sensibilidad y pasión. Tres herramientas que Macu Machín maneja con solvencia, como ha demostrado en su trayectoria como cortometrajista y con el mediometraje 'Mujeres en la isla', proyectado dentro de la sección Canarias Cinema del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

Elsa y Carmen Machín, en 'La hojarasca'. El Viaje Films

'La hojarasca' no solo destila su destreza como directora. También es una carta audiovisual de amor a sus tías, por la forma en la que las retrata. «He rodado desde las vísceras, no podía hacerlo de otra forma», reconoce Macu Machín. «Fue todo un reto generar el dispositivo de puesta en escena, para que no fuera invasivo, para que las acompañara y las dejara hacer. Y así mostrar como ellas realmente son. Fue complejo. No podía irme a La Palma con un equipo externo para estar allí varias semanas preparando y ensayando con ellas. No podía llevar hasta allí a mi tía Maura, por su enfermedad, ni a madre que es quien se encarga de cuidarla. Teníamos que estar en el rodaje poco tiempo y generar rápido la complicidad, la frescura y lo orgánico. Se logró enseguida. Ellas entraron porque lo abordamos desde el juego», rememora.

Sin una posición de poder

Desde un principio, Macu Machín buscó que sus familiares no se vieran presionadas. Intentó eliminarles la responsabilidad de protagonizar el proyecto cinematográfico de su hija y sobrina. «Quise darles a entender que este esfuerzo y la responsabilidad era compartida entre todos. Yo no estaba en un lugar de poder. No quise ejercerlo ni con mis tías ni con mi madre. Busqué borrarme de ese lugar. Traté de encontrar la distancia justa donde colocar la cámara, desde una posición horizontal, para lograr un lugar confortable para ellas. Rodamos en distintas etapas. El primer tramo fue con un equipo mayor. Para lo que yo estaba acostumbrada, un equipo grande, con hasta diez personas en la cocina de mi tía, en Puntagorda. Fue interesante para ellas descubrir toda esa puesta en escena y muy bonito que vieran que sus vidas eran suficientemente interesantes para que se contaran. Se prestaron a jugar y se sintieron 'tocadas'. Ellas jamás habían pensado que sus vidas humildes fueran protagonistas de algo, todo surgió de mí. A medida que íbamos rodando, el diseño de producción lo fuimos minimizando para ir al hueso del conflicto, porque eso requería mayor intimidad. Llegamos a estar con un equipo que entraba en un coche, donde todos hacíamos de todo», subraya por teléfono.

La herencia

¿Y cuál es el conflicto en 'La hojarasca'? Una herencia familiar. En concreto, unas tierras a repartir entre las tres hermanas que, como suele suceder en todos los enclaves familiares, pueden poner el riesgo la unidad y el amor existente entre todos los miembros del clan. «El título de 'La hojarasca me acompañó desde el principio. No es una referencia a la novela de García Márquez. Es polisémico. Habla de muchas cosas, del final de un ciclo, de unas hojas muertas que reflejan cosas que están más abajo, se trata de vidas ocultas por un ruido de fondo que no tiene valor. Eso es lo que refleja esa herencia, algo con lo que no sabes qué hacer. No sabes si es un regalo o un caramelo envenenado. Se siente en la película que debajo de esa tensión por una huerta que no vale nada hay amor, un amor que se ha ido tensionando en la familia por esa herencia», señala la cineasta.

Macu Machín con su tía Carmen, durante el rodaje en Puntagorda. El Viaje Films

Toda la película es una metáfora. Y cada imagen y secuencia tienen su significado. Así sucede con pasajes en apariencia intrascendente como el que protagoniza Carmen Machín junto a un puñado de almendras y su gato. «Retrata un personaje que parece áspero, duro y seco, que se ha ido haciendo así por vivir en el campo, por envejecer en medio de un territorio alejado de todo. Pero en ese momento demuestra mucho amor mientras hace algo cotidiano con el gato», reconoce la cineasta isleña.

Sin entrar en detalles que desvelen momentos esenciales de 'La hojarasca' a los futuros espectadores, Macu Machín reconoce que «al cuarto día de rodaje filmamos uno de los clímax de la película». La sorpresa fue mayúscula al ver cómo las tres protagonistas fueron capaces de desenvolverse ante la cámara con tanta naturalidad y solvencia. «Fue uno de los momentos más bonitos de todo el rodaje. Se rodó en una sola toma y el equipo tuvo que ponerse en el mismo tono. Fue muy divertido. Ellas hicieron lo que les dio la gana y nosotros las seguimos. Me permitió verlas como yo las recordaba cuando era niña. Surgió tras decir: 'Venga, vamos a desahogarnos y a reírnos de las cosas de la vida'. Ellas lo recogieron como un regalo. Pero fue un regalo para la película», explica sobre un título que se exhibirá también en el apartado competitivo ZonaZine del 27º Festival de Málaga, que se desarrollará entre el 1 y el 10 de marzo.

Nueva perspectiva personal

Este proyecto no solo es un paso de gigante dentro de la trayectoria profesional de Macu Machín. También ha afectado a su visión de su propia familia. «La película ha cambiado mi idea de todo lo familiar. En el proceso de hacerla sentía, sin decírselo a ellas, lo mucho que las quería y admiraba. Son tres personas que han sido como un faro en mi vida. Y volvieron a hacer efectiva su declaración de amor hacia mí jugando y confiando para hacer posible la película», asegura con entusiasmo.

'La hojarasca' llegó a la sala de montaje con mucho material grabado. Lo que obligaba a un ejercicio de poda. «Desgraciadamente tienes que despegarte de muchas imágenes. La estructura cambió mucho durante ese proceso, pero la historia no varió, por lo que me quedé muy contenta. Está la esencia de todo lo que quería transmitir y lo que hicimos fue sacarle la hojarasca tras un proceso de depuración máxima para quedarnos con lo básico. Estuvimos dos años montándola, en varias etapas y cada una cumplió su función. Se acabó de montar en Puntagorda y eso creo que fue muy bonito e importante», apunta.

Que se terminara de ajustar el filme en la localidad palmera en la que se rodó en gran medida no es el único círculo que se cierra con 'La hojarasca'. La propia cineasta culmina uno personal gracias a la selección de este título para el Forum de la Berlinale, hecho que califica de «regalo de los dioses». «En Berlín, en 2009, rodé 'El imperio de la luz'. Fue también en febrero, junto al artista canario Ubay Murillo, que vive allí. Después volví en julio de aquel año para seguir rodándolo. Son círculos que el destino va dibujando y abriendo. Eso me hace pensar que allí dirigí mi primer cortometraje y ahora vuelvo, 15 años después, para estrenar mi primer largometraje», confiesa con orgullo.

Macu Machín, el viernes, durante el estreno en la Berlinale. El Viaje Films

«Esa selección ha sido un gesto bellísimo y poético por parte de la Berlinale con una película que retrata la vida sencilla de unas mujeres anónimas y del campo. Es bonito que este festival ponga el foco en historias periféricas. A ver cómo reciben a estas mujeres con acento Puntagordero, comiendo queso y bebiendo vino de la tierra», comenta entre risas quien tiene clara la universalidad de una propuesta que parte de lo familiar y lo local. «Todos nos vemos reflejados en esta realidad y muchos han sido víctimas de haberla vivido. Las herencias son un tema universal y tabú en muchas familias», destaca.

El Tajogaite

En el metraje de 'La hojarasca' aparece uno de los acontecimientos más significativos de la historia de La Palma. La erupción del volcán Tajogaite. «No lo tenía en mente. Pero desde hace 20 años tenía una importancia metafórica dentro de la historia de la película. Cuando explotó se hizo evidente. La tierra y los árboles de las tierras familiares daban señales de lo que podía suceder y representaban lo que no se podía decir aún con palabras. Eran una metáfora de todo lo que estaba enquistado. El reto fue cómo incorporarlo y que no se convirtiera en otra cosa. Que tuviera el espacio justo. Quería evitar en todo momento que se convirtiera en un espectáculo impactante. Que fuera algo pequeño, ajustado a las dimensiones de esta historia, una historia cotidiana en el campo con unas mujeres que andan atrapadas dentro de un conflicto que parece que no tiene fin. Y de repente se ven liberadas junto a ese nuevo visitante, que es el volcán», explica Macu Machín.

La cineasta reconoce que su madre y sus tías ya vieron la película juntas. «Se sintieron muy a gusto con lo que vieron. Les gustó, se rieron y se emocionaron mucho», desvela la cineasta que ha acudido a Berlín junto a su madre, coprotagonista del filme.

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