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Algunos participantes en el taller de cine de la Casa de Colón. C7

Silencio… se rueda en la Casa de Colón

El taller infantil de cine 'Creación en Acción' combina el aprendizaje audiovisual con la diversión y la transmisión de valores

F.Z.

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 20 de agosto 2025, 22:46

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El cine ha vuelto a protagonizar el verano en la Casa de Colón. Hasta el día 22 de agosto se desarrolla en el museo americanista de Vegueta el taller juvenil 'Creación en Acción', una propuesta educativa y creativa destinada a niños y niñas que combina el aprendizaje audiovisual con la diversión, que dirige la cineasta Belimar Román Rojas, documentalista de profesión, con más de 17 años de experiencia en el sector audiovisual.

En el transcurso de la mañana los participantes viven la experiencia de convertirse en auténticos cineastas: desde la creación de un guion hasta el rodaje de escenas, la construcción de pequeños elementos de atrezo y la posterior edición de un cortometraje. A través de actividades prácticas y dinámicas, el alumnado descubre cómo la magia del cine es, en realidad, el resultado del trabajo creativo en equipo.

Román Rojas es directora de Galápaga Films, una productora con especial interés en proyectos sociales y educativos. Su trabajo combina la pasión por contar historias con la convicción de que el audiovisual es una herramienta poderosa para transmitir valores, impulsar la reflexión y dar voz a colectivos que muchas veces permanecen invisibles.

Como responsable del taller, destaca que esta propuesta se ha ido enriqueciendo con cada nueva edición celebrada en la Casa de Colón. «Llevamos varias entregas de este taller y en cada una vamos introduciendo mejoras, renovando la metodología para que los niños y niñas vivan la experiencia de hacer cine de una manera cada vez más completa».

El objetivo, según explica, es claro: «En una semana conseguimos que realicen un cortometraje pasando por todas las fases de la producción: desde la escritura del guion hasta la proyección final. Ellos mismos van cambiando de rol, según sus intereses, aunque tratamos de que todos pasen por todas las funciones, para que comprendan lo que significa cada tarea en el proceso de creación».

La directora de la experiencia subraya también el interés genuino que muestran muchos de los asistentes. «Se nota que llegan con verdadera curiosidad por el cine, la actuación o el mundo audiovisual. Para mí, este taller es un semillero: aquí se siembran las primeras semillas de futuros creadores o, al menos, de jóvenes muy interesados en lo audiovisual», señala.

Distintos momentos del taller de cine, en la Casa de Colón. C7
Imagen principal - Distintos momentos del taller de cine, en la Casa de Colón.
Imagen secundaria 1 - Distintos momentos del taller de cine, en la Casa de Colón.
Imagen secundaria 2 - Distintos momentos del taller de cine, en la Casa de Colón.

Los pequeños protagonistas también comparten sus expectativas e impresiones del taller. Juan Diego Hidalgo Martínez, de 11 años, declara que espera «que este año el corto salga todavía mejor que el año pasado. Quiero mejorar en la grabación, en el maquillaje y aprender nuevas técnicas. El cargo que más me gustó en la edición pasada fue el de actor». Por su parte, su hermano mellizo Darío Hidalgo comenta que «hacer una película es algo muy chulo. Me lo paso muy bien y me río mucho. El año pasado estuve en la parte de sonido y me gustó bastante. También actué, y fue genial».

Otro participante, Guillermo Vega García, de 9 años, añade que «es muy 'guay' jugar a hacer películas. Además, el año pasado hicimos una visita al museo y descubrí un túnel secreto que usaban para escapar en caso de ataque. Este año me gustaría ser actor en el corto», comenta.

Pedagogía

Más allá del carácter lúdico, la propuesta responde a una visión pedagógica: el cine como herramienta educativa. Al crear un cortometraje, los niños y niñas ponen en práctica competencias tan variadas como la escritura creativa, la expresión oral, el trabajo manual, la coordinación en grupo, la resolución de problemas o la toma de decisiones.

No obstante, Román Rojas insiste en que no es solo jugar al cine. «Además de lo técnico, trabajamos mucho las habilidades sociales. Les enseñamos lo que significa compartir y desprenderse de ideas, colaborar en equipo y participar en un espacio abierto y tolerante», subraya. El taller 'Creación en Acción' demuestra que el cine puede ser una escuela de vida: un espacio donde se aprenden valores, se fortalecen amistades y se enciende la chispa de la imaginación. Por ello, el museo dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, siempre ha puesto especial énfasis en que cada una de las actividades planteadas en la época estival fomente la creatividad, la inclusión, la empatía y el trabajo en equipo. En este caso, el resultado va más allá de la producción de un corto de cine: se trata de una experiencia de aprendizaje integral, en la que las artes audiovisuales se combinan con habilidades sociales y emocionales fundamentales para el desarrollo de los más jóvenes. Para Román Rojas en un mundo saturado de pantallas enseñar a los más jóvenes a ser creadores activos de contenidos y no solo consumidores pasivos, es una apuesta por su autonomía y su pensamiento crítico.

Los guiones

En el proceso de escritura de guiones, por ejemplo, todos los participantes deben aportar ideas, debatirlas y consensuar qué rumbo seguirá la historia. Esa dinámica estimula la escucha activa y la valoración de la diversidad de puntos de vista. En las sesiones de manualidades, donde se elaboran elementos de atrezo o decorados, la colaboración se convierte en pieza clave: unos cortan, otros pintan, otros pegan, y entre todos construyen un universo común. En las primeras sesiones, los niños y niñas exploran conceptos básicos del lenguaje audiovisual, aprendiendo qué es un plano, cómo se organiza una historia en escenas y de qué manera se transmite emoción a través de la cámara. Después llega el momento de ponerse manos a la obra: diseñar personajes, escribir un guion breve y comenzar a ensayar. El rodaje, que ocupa varias de las jornadas, es siempre uno de los momentos más esperados. Los participantes experimentan con la cámara, se turnan para dirigir, actuar o sostener el micrófono, y descubren que el cine es un arte colectivo donde cada tarea es esencial. Finalmente, las sesiones de edición de vídeo permiten introducirse en un mundo fascinante: el montaje. Con herramientas adaptadas a su edad, el alumnado aprenderá que cambiar el orden de unas escenas o añadir música puede transformar por completo la historia.

La semana concluye con la proyección del cortometraje final, un momento en el que las familias pueden asistir y disfrutar del resultado del esfuerzo conjunto. Esta exhibición se convierte en una celebración que refuerza la autoestima de los pequeños creadores, al comprobar que su trabajo adquiere forma en la pantalla.

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