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El cineasta boliviano Martín Boulocq y su compatriota, la actriz y productora Andrea Camponovo protagonizan este jueves y viernes la puesta de largo de la 21ª edición de la Muestra de Cine Iberoamericano, Ibértigo, que bajo la organización de la Asociación de Cine Vértigo se desarrolla hasta el 27 de octubre en la Casa de Colón de la capital grancanaria.
A las 19.00 horas de este jueves se proyecta 'El visitante' (2022), último largometraje estrenado por este cineasta de Cochabamba. El viernes, a la misma hora, será el turno de 'Eugenia' (2017), dirigida también por Boulocq y protagonizada por Andrea Camponovo.
'El visitante' está protagonizada por Humberto, un cantante lírico que acaba de salir de prisión y que intenta rehacer su vida junto a su hija, que vive bajo la tutela de sus abuelos, responsable de una iglesia evangelista. «El germen de la película fue el personaje central. Me inspiro para mis películas a partir de la realidad que escucho y que veo. En este caso, fue tras pensar en un personaje a partir de un cantante lírico que había escuchado en vivo, que no era actor. También llevaba tiempo pensando en el crecimiento exponencial de las iglesias evangelistas en mi ciudad y en mi país. La confluencia de esas dos ideas dio lugar a la película, a la que se sumó la idea de retratar la ciudad, con sus contradicciones y sus extremos sociales, así como la relación padre e hijo, que ya estaba en 'Eugenia'. Creo que es un tópico que está en todas mis películas», apunta el cineasta que estrenó el filme en la sección oficial del festival neoyorquino de Tribeca.
«El cantante lírico lo escuché en un pequeño teatro y me conmovió su voz y su corporalidad. A partir de ahí empecé a pensar en la voz como un instrumento no solo musical sino de poder. Por eso la mezclo con la del pastor evangelista, que utiliza la voz para llenar su iglesia, convencer y manipular», añade este cineasta que rodó un cortometraje hace años en el Festivalito de La Palma.
'El visitante' retrata sin ambages cómo se las gastan los pastores evangélicos. «Ha habido insinuaciones, pero nada que me ponga en peligro. Sí que tenía expectativas de que algo podía pasar por lo que retrato, pero igual es que el cine en Bolivia y en Latinoamérica tiene las salas tan copadas y maleadas por Hollywood, que sale una película como la mía y la ve gente, pero no causa un impacto masivo. A nivel de crítica y de la cultura del cine, sí que ha tenido mayor impacto», reconoce.
Gesta sus propuestas no solo a partir de las ideas que las inspiran. Otorga también mucha importancia a la estética que tendrán. «Me gusta mucho pensar, desde la concepción inicial de la película, cómo trasladar las ideas en términos de imagen y el uso metáforas. Intento construir la composición del cuadro desde un principio, el tiempo de las tomas... son elementos que considero mucho. En el caso de 'El visitante', como uno de los temas era la división de clases, usé la metáfora del triángulo y la subida y la bajada de la montaña, para traducir esta inquietud», subraya.
«Planifico mucho y busco yo mismo las localizaciones. Me interesa mucho el espacio que habitan los personajes para explicar su mundo», añade.
El tratamiento del sonido es clave en la atmósfera que genera en la pantalla 'El visitante'. «Solo los diálogos están grabados en directo. El resto del sonido es construcción de la postproducción. Cuando intento explorar la ciudad también lo hago mediante elementos sonoros y muchos le dan un universo a la película a pesar de que no necesariamente suenan donde he filmado, sino que los he recogido en otros lugares», explica.
'Eugenia', que se proyecta el viernes, tiene un cariz más autoral y es una producción de menor presupuesto, filmada en blanco y negro por una cuestión económica que Martín Boulocq transforma en una virtud.
«Fue un proceso muy lindo. Hablamos mucho sobre la construcción del personaje. La película la filmamos durante dos años y eso ayudó a entender bien cómo es Eugenia. Lo trabajamos mucho. Como actriz su gran valor ha sido el tiempo que le hemos podido dar y asumir el personaje durante todo ese periodo. Fue un reto porque entraba y salía del personaje constantemente», reconoce Andrea Camponovo, que también asumió la dirección de arte del filme.
La película la protagoniza una joven de clase media que se separa y se va a vivir a la ciudad donde habita su padre con su nueva mujer y un hijo de corta edad fruto de esta nueva familia. Allí, Eugenia acepta el rol de una guerrillera en una película 'amateur'. «Siempre hay algo en los personajes que enriqueces con cuestiones propias. Lo que más me acerca a Eugenia es que las dos hemos pasado por un divorcio. Por eso aporté cosas personales», dice la actriz y productora boliviana.
También supuso un antes y un después en su trayectoria el tono del filme. «Antes había hecho mucha comedia en Bolivia, con diálogos súper cerrados para el chiste. En 'Eugenia', al estar en todo el proceso creativa y aparecer en casi todas las escenas, trabajamos mucho los silencios. Me gustó mucho. Es el tipo de rol que ahora me gusta más», apunta.
Camponovo y Boulocq reconocen que atraviesan «un buen momento creativo». «Estamos en el proceso casi final de una película con la que estuvimos en Cannes, en una plataforma de 'working progress'. Es un híbrido entre ficción y no ficción que tira más hacia el documental, aunque es una cosa construida. Esperamos estrenarla en 2024. Estoy escribiendo una próxima ficción»», confiesa el cineasta.
Ver una película europea, latinoamericana o con una poca o nula vocación comercial y ajena a Hollywood es imposible en Gran Canaria en una sala de cine comercial.
María Victoria Pérez Afonso, presidenta de la Asociación de Cine Vértigo, lamenta la paupérrima realidad de la exhibición cinematográfica en Gran Canaria, con «cuatro cines donde exhiben las mismas 7 películas», todas comerciales.
Defiende que a las proyecciones de las distintas iniciativas de Vértigo acuden habitualmente unas 60 personas, una cifra de asistencia más que aceptable. «Pero hay que ser tozudos y programar de forma constante», apuntó Pérez Afonso.
Guacimara Medina, consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, reconoce que durante los últimos meses de actividad de los Multicines Monopol, «privados pero con vocación de servicio social», desde la corporación insular se «hicieron gestiones» para facilitar su supervivencia, aunque finalmente solo alargó «la agonía» hasta su cierre. «La exhibición de cine es importante para generar una sociedad más crítica y libre», añadió.
Cristóbal de la Rosa, director general de Innovación Cultural e Industrias Creativas del Gobierno de Canarias, apuntó que se encuentra «en una fase final» una línea, con apoyo de la Unión Europea, para la intervención en ocho salas de cine de las islas para su mejora y puesta a punto.
Apostó por abrir una vía de diálogo con los cabildos «para incentivar» fórmulas para que «las salas de cine de las islas no solo sean comerciales».
También defendió la puesta en marcha de fórmulas para «conquistar los móviles» para atrapar a las nuevas generaciones para que consuman un cine que transite por los márgenes de lo comercial y que deje poso en sus conciencias para alcanzar una sociedad más ilustrada y mejor.
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