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Un momento del encuentro protagonizado por Blanca Portillo en CANARIAS7. arcadio suárez

Blanca Portillo: «Necesito el silencio como el agua, mi casa está insonorizada»

La actriz madrileña protagoniza un encuentro con periodistas de CANARIAS7 antes del estreno en el Cuyás

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 2 de febrero 2023

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Blanca Portillo asegura que elige los papeles que la conmueven. Regresa a la capital grancanaria para protagonizar en solitario 'Silencio', una reflexión que le toca profundamente, incluso en la intimidad de su hogar. «Nunca he pensado en los personajes para construirlos a partir de lo que dicen, sino por lo que callan. Lo que nos conforma de verdad es lo que no contamos, lo que no decimos. Damos los buenos días y por debajo pensamos en otras cosas. Uno es más lo que calla que lo que dice. Los personajes los enfoco desde ahí. La sensación de lo que está detrás de las palabras siempre me ha acompañado. Para mi vida necesito el silencio como el agua. Vivo en una casa insonorizada. El tiempo que no estoy trabajando, el 90% del mismo lo paso en silencio. El silencio es necesario como espacio de la reflexión. Me paso la vida reflexionando sobre mí y sobre los personajes», asegura la intérprete madrileña durante un encuentro desarrollado en la tarde de este jueves con periodistas de CANARIAS7 en la sede del polígono industrial de El Sebadal.

Con este montaje dirigido y escrito por Juan Mayorga, a partir del discurso de ingreso del propio dramaturgo en la Real Academia de la Lengua (RAE), la actriz reconoce que ha variado hasta su propia concepción del silencio como arma vital. «Fue reencontrarme y reafirmarme en un montón de cosas que ya pensaba antes. Coincidió con el trabajo en Maixabel, que es el silencio impuesto y el elegido. Una cosa nutrió a la otra, y la otra a la una. Todo ello me llevó a tener mucho más en cuenta mi propio silencio en la vida. Detesto el silencio impuesto desde fuera, el que procede del miedo. Pero necesito el propio, para pensar y vivir. Detesto el ruido. Un ruido que creo que muchas veces es impuesto para que no pensemos y reflexionemos», asegura sentada en un sofá en plena redacción y con la capital grancanaria a su espalda mientras cae el sol.

Gestado en el confinamiento

'Silencio' comenzó a tomar forma cuando Juan Mayorga, Blanca Portillo y el resto de la civilización estaba confinada en casa para luchar contra la pandemia de la covid-19. «Trabajamos por 'zoom'. Nos planteamos inicialmente dos horas diarias y estábamos cinco horas. Era muy divertido. Le he sacado mucho gusto a las reuniones por 'zoom'. Para Juan y para mí fue una novedad, fueron reuniones divertidas, creando juntos. Al cortar, me quedaba en silencio a darle vueltas a lo que habíamos pergeñado ese día», rememora.

Reconoce que aquellos meses fueron críticos por la terrible situación sanitaria mundial, pero ella se lo tomó con «calma». «No me perturbó. Me encantaba ver los balcones de mi casa y no necesitar cerrarlo todo para que no entrase el ruido. En el silencio vivo muy cómoda y había silencio por todas partes, incluso cuando iba a hacer la compra, ya que nadie hablaba», recuerda.

Blanca Portillo, durante su paso por CANARIAS7.
Blanca Portillo, durante su paso por CANARIAS7. arcadio suárez

Aunque en varias ocasiones ha dado el paso para dirigir montajes teatrales, la ganadora de la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de San Sebastián por su trabajo en 'Siete mesas de billar francés', de Gracia Querejeta, reconoce que no tiene problema alguno en ponerse a las órdenes de otras personas. Siempre y cuando, subraya, exista comunicación en una vía con doble sentido. «Soy muy intérprete, más actriz que directora. Siempre me ha gustado ponerme en manos de otro, siempre y cuando comulguemos con lo que hacemos. Si no me interesa lo que hace, tenemos un problema. No hay cosa que más me guste que estar al servicio de un director o directora. He tenido la suerte de trabajar con quienes me han dado un lugar de opinión. Los actores somos creadores y creativos. Nadie conoce mejor el pulso de un personaje que el actor. Tenemos mucho que decir. No somos un muñeco que obedezca. Somos gente con criterio y capacidades que no tiene ni el autor ni el director», puntualiza.

En 'Silencio', incluso, montó escenas concretas de la mano con Mayorga. «Entiendo el trabajo como un diálogo y si la otra persona es inteligente... se produce un buen suceso teatral, que siempre requiere que haya diálogo. No soy una muñeca obediente, planteo dudas», explica quien reconoce que solo en dos proyectos no ha encontrado esa conexión con el máximo responsable artístico de los mismos.

Siempre el teatro

Arrancó su laureada carrera sobre las tablas y sabe que el teatro siempre será su medio natural e inseparable como actriz. «Nunca me iré del teatro. Lo explico de dos formas. Es como si fuera la placenta desde la que mamé en el núcleo creador de mi vida. Y también digo que es con quien me casé. Tengo dos amantes de vez en cuando, que son el cine y la televisión, pero mi pareja oficial es el teatro. Si tengo que dejar a alguno, nunca será el teatro», asegura. Y es que tiene claro que las artes escénicas nunca desaparecerán ni dejarán de conectar con el público. «Lo que lo diferencia de todo lo demás es el hecho en vivo. Sucede igual con la música en directo. Cuando ruedo una película o una serie, trabajo para el equipo, para ver si les gusta a ellos. Necesito la idea de tener un espectador delante», confiesa.

Atenta a lo que sucede entre el público

Blanca Portillo reconoce que desde el escenario, al contrario de lo que se puede pensar, percibe todo lo que sucede en el patio de butacas. «No llevo bien los ruidos del público. Me molesta pero me enfado poco. No me hace bien enfadarme, ni a mí ni al personaje. En esos casos, me paro, espero y sigo. Creo que sucede porque la gente no es consciente de que sus ruidos y la luz de los móviles puedan afectar tanto como afectan a los que estamos sobre el escenario», señala.

Entiende que lo que sucede en un recinto escénico es como «una misa pagana». «Hay un oficiante y unos fieles que acuden a un lugar para sentir cosas y creer en cosas que son mentiras. Es una común unión, todos, incluido el que está sentado a tu lado, se emociona junto a ti. Es todo muy bello. Y me encanta cuando, como sucede con 'Silencio', puedes trabajar con la gente», confiesa.

Desde su punto de vista, este montaje ayuda a poner en valor su propio oficio. Que no siempre es valorado en su justa medida. «La obra dignifica mi profesión, que es algo que he tenido siempre en la cabeza. Es muy difícil y dura y la gente no la conoce. Se piensa que es fácil ponerse ahí. A veces es poco valorada y nosotros nos dedicamos con todo nuestro ser y me gusta que la gente sea consciente de que es tan digno y sacrificado como cualquier otro oficio. Lo que se ve es el resultado de horas, horas, horas y más horas de análisis, estudio, ensayos, errores y arreglos. Es muy sacrificado, más de lo que parece, construir un personaje. En 'Silencio' creo que lo notan, porque se ve la trastienda y cómo se hacen cosas que no te imaginas», defiende quien tiene en mente dirigir un cortometraje e incluso un 'largo'.

Una fama difícil de digerir

Carlota, su personaje de la serie 'Siete vidas' reconoce que cambió su vida. «Ha pasado 24 años. Llevaba bastante tiempo haciendo teatro cuando se estrenó. Fue un salto bestial lo de pasar de ser observadora a ser observada. No tengo pudor en reconocer que pasé una depresión. Me horrorizó. Antes iba de bares y si un tío me miraba, pensaba que había ligado. Pasé a que entraba en uno y todos me miraban por ese personaje. Soy 'observatriz' de profesión, porque mirando a la gente aprendes muchas cosas y sacas personajes», reconoce quien asegura que ya lleva mejor que la reconozcan.

Cuando a «Rojiblanca Portillo», como se autodefine por su pasión por el Atlético de Madrid, se le cuestiona sobre la continuidad de Diego Pablo Simeone como entrenador, es clara: «Soy súper cholista. Entiendo que hay que renovarse y que hay etapas. Pero como el Cholo no hay ninguno. Lo que ha hecho en el Atlético de Madrid no lo ha hecho nadie nunca». Reconoce que le encantaría conocerlo en persona, lo que no ha hecho por pudor mitómano, al igual que a Messi.

Blanca Portillo, en 'Silencio'. Javier Mantrana

Un montaje con emoción, conflicto y silencio compartido

«No te puedo explicar el miedo que paso. Me cago viva. Es demoledor estar sola en el escenario. Me muero de pánico». Así relata sus sensaciones previas a 'Silencio', obra escrita y dirigida por Juan Mayorga, la actriz Blanca Portillo, que da vida sobre el escenario a una actriz, que no es ella, aclara, y que se enfrenta al discurso de acceso de un académico de la Real Academia de la Lengua (RAE).

El montaje, que se representa hoy y mañana sábado, a partir de las 19.30 horas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria, es una «experiencia teatral» pergeñada a partir del discurso real de ingreso del propio Juan Mayorga en la Real Academia de la Lengua para ocupar el sillón 'M'. Se trata de un ejercicio de «metateatro», que se desarrolla como una especie de «combate entre el autor y el intérprete», apunta «La Portillo», como la define con cariño y admiración Gonzalo Ubani, director artístico del recinto de la calle Viera y Clavijo.

Blanca Portillo reconoce que se trata de «un texto complejo» que parte de algo tan «antiteatral» como es un discurso.

«Los monólogos siempre son complicados, necesitan mucho sostén para nuestro aguante y el texto de Juan es complicado. Lo más hermoso fue convertirlo en un suceso teatral. Partimos de la idea de que sin conficto no hay teatro. Y nos los inventamos, que no existía en el discurso. Más allá de lo que cuenta el monólogo, es una especie de combate entre el autor y el intérprete. Mucha gente se pregunta si el teatro es lo que escribe el autor o lo que interpreta el actor. En esa batalla entre Juan Mayorga y Blanca Portillo empezaron a surgir estos conflictos y se ha convertido en un acto de amor al teatro y camaradería entre el dramaturgo, que domina el texto teatral, y el intérprete que es quien de verdad convierte en emoción y acción lo que sucede en el escenario. El texto por sí solo no vale. La actriz sin texto, tampoco. Es una especie de simbiosis entre los dos», asegura la intérprete.

Advierte que a partir de esta concepción, 'Silencio' deja de ser un texto academicista para convertirse en «un suceso teatral que se comparte directamente con el espectador y donde el público es, sobre todo y por encima de todo, el protagonista». «Intento que el espectador participe de esta historia y que cuando salga de ver la función vea el teatro de otra manera», subraya la actriz que reconoce que para crear este rol tuvo como referentes a intérpretes «que dominaban su cuerpo y el mínimo gesto», como José Bódalo, José Luis López Vázquez, Chaplin, Buster Keaton o los Monty Phyton, entre otros.

Blanca Portillo arranca la función dirigiéndose a los espectadores con el patio de butacas iluminado, lo que, reconoce, reduce su pánico escénico. «Para mí lo peor es dirigirme a la oscuridad, necesito ver las caras porque me dirijo a ellos», asegura sin ambagges.

Durante 'Silencio' se genera silencio, en varios pasajes y durante cuatro minutos y treinta y tres segundos en los que se requiere la complicidad de los espectadores. Una apuesta que, reconoce la ganadora del Goya por 'Maixabel' (2021), ha generado en las distintas funciones una buena recepción general y reacciones dispares. «Algunos espectadores han roto el silencio y otros se lo han recriminado», apunta quien dice «amar el silencio».

La poseedora de cinco Premios Max no solo define a Juan Mayorga como «un genio», sino que va un paso más allá y lo cataloga como «el mejor autor europeo, si no mundial, vivo». «Ha sido como trabajar y charlar con Lope de Vega», añade desde la admiración por quien considera también su «amigo».

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