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Las dos cubiertas de vidrio, que se sustentarán sobre unas estructuras metálicas ligeras, han sido una de las últimas incorporaciones al proyecto de rehabilitación y transformación en un museo de San Martín Centro de Cultura Contemporánea, diseñado por el estudio de arquitectos Romera y Ruiz.
El equipo de trabajo compuesto por los especialistas en arte Ramón Gil, Franck González, Miguel Pons y Javier Pueyo justifica en un informe del Cabildo de Gran Canaria –propietario del edificio–, al que ha tenido acceso este periódico, esta solución arquitectónica para asegurar la conservación de las piezas que se exhiban y el buen funcionamiento de la primera fase del futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria.
Este informe cree capital el cierre de los dos patios según los criterios de «conservación preventiva relativos a la estanqueidad del inmueble», lo que exige un control absoluto de elementos ambientales como la temperatura, la humedad relativa y la luz, entre otros.
La situación geográfica del archipiélago, «en el Atlántico medio, al lado de la costa occidental africana, en el paralelo 28, plantea unos retos en el ámbito de la conservación preventiva de los bienes patrimoniales que requieren una respuesta propia y diferenciada», señalan estos expertos que aluden al plan insular elaborado al respeto, en 2012, por Ramón Gil Romero, conservador de la Casa de Colón.
La calima es uno de los elementos climatológicos que, según estos expertos, no debe tener acceso al interior del futuro museo. «Comporta dos riesgos asociados a la conservación preventiva: el propio polvo en suspensión y la variación abrupta de las condiciones de humedad y temperatura», apuntan.
Este polvo, procedente de las cuencas secas de los ríos africanos, «trae a las islas una ingente cantidad de elementos potencialmente dañinos para los bienes patrimoniales», entre los que figuran «arcillas, cenizas, arenas y restos biológicos».
Para combatir los efectos de la contaminación sobre los bienes patrimoniales que albergue el museo se apuesta por crear «áreas estancos sujetas a mecanismos de control de calidad del aire, como son los filtros de control biológico (HVAC)».
Otro «factor de riesgo» tiene un origen animal, se trata de las plagas, «especialmente de microorganismos, sobre todo insectos como cucarachas y xilógafos».
Apunta el estudio que es imprescindible «el cierre de accesos que permitan la arribada de estos individuos», sobre todo porque la parte rehabilitada en su momento del antiguo hospital de San Martín «presenta problemas de infestación que deberán ser corregidos en esta nueva intervención».
La temperatura, la humedad y la luz son tres elementos que el edificio debe tener también bajo control tras las obras que está previsto que se inicien en este mes, cuya licitación se adjudicó a Satocán y que suponen una inversión de 1.927.988 euros.
La temperatura interior debe oscilar entre los 19 y los 22 grados centígrados, mientras que la humedad relativa, dependiendo de los materiales a conservar, estará entre un 40 y un 55%.
La ciudad tiene «una media de 300 días de sol al año, lo que hace necesario un control efectivo de la incidencia de la luz solar en áreas del interior de la edificación». Para lograrlo apuestan por la implantación de «cristales con filtros de radiación infrarroja y ultravioleta».
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