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Durante los años que estuve con él, Martín se desayunaba siempre con el 'Réquiem' de Mozart. En el estudio, tenía un equipo y solía poner música. También le gustaba escucharla en sus horas de descanso, tanto en el salón como en la cocina y en la biblioteca. No hay que olvidar que estuvo casado con Margarita Argenta, la hija de Ataúlfo Argenta. La pasión musical la tuvo desde siempre. Tenía muy bien educado el oído. Cuando venía a Las Palmas de Gran Canaria, no se perdía un concierto en el Auditorio ni la temporada de ópera». Así explica Jesús María Castaño, director general de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino la importancia de la música en el universo personal y creativo del escultor grancanario. Un apartado que ha motivado la exposición 'Martín Chirino: Homenaje a la música. La sonoridad de la materia', que se puede visitar en la sede de su Fundación en la capital grancanaria, en el Castillo de la Luz, hasta el próximo 1 de septiembre.
Martín Chirino no restringió su gusto por la música ni a deleitar sus oídos en casa ni a las salas de concierto de su ciudad natal, de Madrid y de las distintas urbes que visitaba por cuestiones laborales. La música cobró forma entre sus manos, en sus esculturas, como queda de manifiesto en esta muestra que comisarian mano a mano el mencionado Jesús María Castaño y David Cortés Santamarta.
El proyecto expositivo se complementa con la publicación de un nuevo tomo, el cuarto, de la 'Enciclopedia Martín Chirino', donde se aborda este 'Homenaje a la música' de la mano de David Cortés Santamarta, en un proyecto en el que la Fundación Martín Chirino cuenta con el apoyo de la Fundación Azcona.
«En esta exposición vemos reunido, creo que por primera vez, todo el ciclo de Martín Chirino dedicado a esta serie, la música. Consta de ocho piezas, además de los dibujos y las medallas que realizó con motivos musicales para distintas instituciones y premios. La muestra pone en contexto dos grandes pasiones del artista, su gusto por la música y por la forma», explica Jesús María Castaño.
«Las alusiones a la música son especialmente frecuentes en las declaraciones que Chirino realizó durante los últimos años de su vida. Ello no solo revela la agudizada sensibilidad musical del escultor, sino que son una evidente señal del interés que, en ese periodo, mantuvo hacia un dominio al que dedicaría un conjunto de obras bajo la denominación genérica de 'Homenaje a la música' y que, iniciado en 1995, se extendería hasta 2019. Constituida por ocho piezas y una novena que no llegó a concluir, la serie es el resultado de la especulación en torno a analogías entre el arte y la música», señala David Cortés Santamarta en el texto que figura en la cuarta monografía de la 'Enciclopedia Martín Chirino'.
La exposición de la capital grancanaria no solo desvela cómo la pasión musical de Chirino cobra forma en sus piezas escultóricas y en los bocetos, también sitúa sus creaciones en el contexto histórico en el que este 'Homenaje a la música' fue desarrollándose con el paso de los años. «Hemos contextualizado las obras con las vanguardias, desde el cubismo, pasando por el surrealismo y llegando hasta la neovanguardia», destaca el director general de la Fundación.
'Martín Chirino: Homenaje a la música. La sonoridad de la materia' juega con el espacio donde se exhibe, la sala para exposiciones temporales de la Fundación. Un espacio no muy amplio pero sí con muchas posibilidades que ha permitido desarrollar un constante cruce de miradas entre muchas de las piezas, unas de Martín Chirino y otras de primeros espadas nacionales e internacionales como Picasso, Juan Gris, Lipchitz, Dalí, Bruce Nauman, Man Ray, Óscar Domínguez y Ángel Ferrant, entre otros.
«No es una exposición con un orden cronológico, sino que hemos apostado por un cruce de miradas, con analogías, como sucede a la entrada con el 'Violon de Ingres' de Man Ray y la serie de fotografías de Peter Moore que retratan a Charlotte Moorman en distintas representaciones en colaboración con John Cage o tocando el violonchelo desnuda, donde ella se convierte en un instrumento musical», apunta Castaño.
«La exposición es muy contenida», añade el co-comisario, «hemos utilizado el color negro porque el negro es el color base de la música, así visten por lo general los músicos y se escribe en negro en las partituras».
Las espirales sobre las que trabajó toda su vida Martín Chirino también cobran vida en esta ocasión como parte de la pasión musical del artista. Integran las formas de los instrumentos que plasma en las ocho piezas de su serie 'Homenaje a la música'. «Martín utiliza la forja para meter su espiral y las introduce en los instrumentos como su fuera la boca del sonido. El sonido se mueve en espiral y él lo coloca como si el sonido partiera de esa especie de boca», subraya Jesús María Castaño.
Otra analogía con las espirales la encontramos en el oído interno, con una forma muy similar, como queda patente en el recorrido que ofrece esta exposición.
Y es que la inspiración y los referentes musicales de los artistas plásticos son muy dispares. En ocasiones son sutiles, velados, pero en otras evidentes.
«Hemos incluido 'La guitarra frente al mar', de Juan Gris, porque el cubismo comenzó a sintetizar y esquematizar todos los planos para verlos desde distintos puntos de vista. Introdujo en sus naturalezas muertas muchos instrumentos, principalmente cuerdas», comenta Castaño.
También se puede contemplar un Picasso, en esta ocasión el aguafuerte 'Guitarra sobre la mesa'. «Queríamos contar con más obras de Picasso, pero fue imposible, este es el año Picasso y todo el mundo quiere contar con piezas suyas para sus exposiciones. Queríamos incluir al menos una porque se supone que Picasso tenía muy cerca de donde trabajaba el taller de un luthier. Cada día veía las distintas partes de las guitarras colgadas. Es obvio que 'Las señoritas de Avignon' salen del arte africano y de una máscara que tenía en su taller, pero también está clara que la descomposición de los planos nace de la imagen que veía a diario en el taller de ese luthier», apunta Jesús María Castaño en la sala de exposiciones temporales de la Fundación de Arte y Pensamiento.
Durante el recorrido por la muestra, el visitante también podrá ver algunas de las medallas que Martín Chirino realizó desde mediados de los años 90 y hasta los últimos años de su vida para distintas iniciativas musicales, como las que diseñó para el extinto Premio Festival de Música de Canarias, para los galardones Emeritus Magister de la Escuela Reina Sofía o para el Concurso Internacional Alfredo Kraus, entre otras.
También se incluye la carpeta original de 2007 con los bocetos para el logotipo de Teatro Pérez Galdós de su ciudad natal.
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