La planta olvidada de San Martín
San Martín Centro de Cultura Contemporánea abrió sus puertas en el 2011, tras la rehabilitación de un ala del antiguo hospital. El Cabildo desembolsó 5,2 millones de euros en unas obras que no incluyeron la segunda planta. En febrero se solventará este olvido dentro de las obras del futuro museo de Bellas Artes.
El nacimiento de San Martín Centro de Cultura Contemporánea fue el proyecto estrella cultural del grupo de gobierno del Cabildo de Gran Canaria que lideró el socialista José Miguel Pérez. Abrió sus puertas en el año 2011 y supuso una inversión de 5,2 millones de euros para las obras –no se contabilizan los gastos destinados para el equipamiento– en el único ala rehabilitada del enorme edificio que en su día albergó el primer hospital de la ciudad y que estuvo en activo hasta los años 90.
El anuncio de las obras para que este edificio se convierta en el futuro Museo de Bellas Artes ha permitido conocer un olvido que desveló el actual consejero insular de Cultura, Carlos Ruiz, durante una entrevista publicada por este periódico, el pasado mes de agosto: La cubierta y la segunda planta no se rehabilitaron.
Están en un estado ruinoso que provoca goteras que afectan a la primera planta, sí rehabilitada y donde se desarrollan las exposiciones de este Centro de Cultura Contemporánea.
«El objetivo es adecuar esta planta a la primera y a la baja. Lo que llama la atención es que en todo edificio antiguo que se rehabilita siempre se suele empezar por el techo y aquí se hizo al revés y no se tocó la planta superior ni la cubierta», explica Orlando Britto, director del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), recinto que asumió el funcionamiento y la programación de San Martín Centro de Cultura Contemporánea desde su puesta de largo.
En febrero cierra sus puertas San Martín, para que arranquen las obras del futuro Museo de Bellas Artes. Se cuenta con una inversión inicial de 2,5 millones de euros y una parte importante de este presupuesto rehabilitará esta planta olvidada.
En la actualidad, buena parte de las tejas de la cubierta de esta parte del edificio –el resto sigue en un estado de ruina casi absoluta–, que da a la fachada rehabilitada, están cubiertas y sujetadas por una malla verde.
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