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Gabriela Vicent
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 21 de febrero 2024, 01:00
Para Inés Hernández, 'Molde' es un juguete que permite alterar el cuerpo ajeno o propio de forma divertida y aparentemente inofensiva, «como si de un disfraz se tratase». La propia imagen con la que se presenta esta joven artista visual huye de cualquier tipo de convencionalismo. Pero, para ella, el mensaje que damos con nuestra propia alteración física debe ir más allá. «La belleza o la alteración de la apariencia es un sufrimiento que nos puede perseguir toda la vida, a no ser que seamos capaces de liberarnos de dicha imposición».
Bajo esta premisa presenta este viernes, día 23 de febrero, a partir de las 19.00 horas, en la Casa-Museo León y Castillo de Telde la exposición 'Molde', en donde exhibe una veintena de piezas que recuerdan el peligro de modificar nuestra imagen para cambiar quiénes somos. La muestra se podrá visitar de forma gratuita hasta el próximo 28 de abril.
«Siempre he pensado que la manera que tenemos de alterar nuestro cuerpo, nuestra ropa, todo lo que tenga que ver con nuestro aspecto físico, es, de alguna manera, un disfraz. Según el momento de nuestra vida en el que nos encontremos, la gente que nos rodee, las modas o tendencias, las críticas o los prejuicios sociales que tengamos, creamos un recubrimiento que nos representa y que supuestamente nos hace sentir 'cómodes'. Todo esto se hace siguiendo unas reglas, como si de un juego se tratase: se exigen unos comportamientos (las instrucciones del juego) y la sociedad altera su forma de pensar y se muestra siguiendo las reglas que se han impuesto», explica la creadora.
Hernández avanza cuál es el verdadero peligro de lo «aparentemente inofensivo»: «En 'Moldes' se puede recrear este juego tan cruel con el que interferimos en la apariencia del resto, sin pedir permiso y haciendo lo que queramos sobre sus cuerpos. Con aparentemente inofensivo me refiero a que, debido al carácter carnavalero y colorido que tiene la obra, en un primer momento, puede parecer divertido añadir o quitar elementos de un cuerpo ajeno, pero, realmente, estamos añadiendo peso, dolor, apretando, impidiendo el movimiento e incomodando a la persona a la que vestimos, que es justamente lo que se siente cuando en la vida real la sociedad se rige por esas normas y modas impuestas».
La artista, que en realidad concibe esta exposición como una sola obra, porque todos los elementos expuestos forman parte de la misma creación, incluye en su propuesta artística unas instrucciones, unas tijeras e hilos y prótesis en la pared y el suelo. Esta entrega que inaugura en Telde la inició durante la carrera y puede considerarse una continuación de su trabajo textil que pudo contemplarse en 'Ecdisis' y en la exposición colectiva de alumnos de 4º de Transdisciplinares. «Quería encontrar alguna manera de modificar el cuerpo ajeno a modo de juego, como hacíamos con las muñecas a las que les ponías y quitabas los trajes de papel, aquellas que eran recortables. Fue a partir de ahí cuando empecé a probar diferentes modelos de prótesis y decidí utilizarlas. También me inspiró muchísimo Michaela Stark por sus diseños en los que deforma el cuerpo con corsés y ataduras, de maneras nada convencionales, en los que da protagonismo y exagera las partes del cuerpo que habitualmente censuramos, como la barriga», agrega.
La creadora emergente, que reconoce que «siempre he utilizado la expresión artística y la creación de mi obra para hacer crítica o dar a conocer alguna problemática social», adelanta que ahora mismo, lo que le interesa «es desarrollarme en el ámbito del maquillaje editorial vinculado a la moda y simultanearlo con mis proyectos artísticos».
Inés Hernández sostiene que la base de la proyección artística de los creadores de su generación en el ámbito de Canarias se ampara «en el nivel e implicación de mucha gente con inquietudes artísticas y propuestas muy interesantes que se mueve para darse a conocer en el contexto mercadillos, muestras colectivas o eventos alternativos, en los que se vincula mucho la escena artística con el activismo».
Dependiendo del momento de su vida Inés Hernández advierte que emplea las redes sociales, a las que considera un arma de doble filo. «Es necesario encontrar un equilibrio, que podamos estar lo suficientemente activas en ellas como para compartir lo que creamos, para encontrar inspiración y aprender, pero también debemos ser capaces de alejarnos de esa realidad virtual para estar presentes en la realidad palpable que nos rodea», dice.
«El año pasado se convirtieron en mi portfolio profesional, lo que me permitió realizar múltiples trabajos como maquilladora. Este año tengo otro ritmo de vida y no les dedico apenas atención. También me cansé de las redes, porque requerían un esfuerzo continuo y dedicaba demasiado tiempo a editar, organizar o publicar», añade. «Soy consciente de que Instagram o Tiktok son excelentes herramientas de difusión, visibilización e inspiración; de hecho, la mayoría de mis referencias para éste y muchos de mis proyectos, salen de Instagram», confiesa.
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