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Cartografías de la ternura familiar

Cartografías de la ternura familiar

En las salas de San Antonio Abad, la ternura vence al pudor para hacernos cómplices de la belleza que encierra el amor, una emoción temida y denostada por la sociedad actual. Los responsables de este inusual fenómeno son Lorena Morín (Gran Canaria, 1973) y su familia que, guiados por el comisario Fernando Castro Flórez, cartografían su vida íntima a través de un centenar de fotos, seleccionadas de entre 2.000 instantáneas que se muestran bajo el título de Je reste avec vous (Me quedo con ustedes).

Jueves, 1 de enero 1970

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Este arsenal visual nace del impulso obsesivo de la creadora, transmitido también a sus hijos, de fotografiar lo que más quieren; a su familia. De hecho, siempre hay cámaras fotográficas repartidas por las estancias de su casa para inmortalizar sus afectos, los gestos cotidianos y el paso del tiempo. Sin embargo, a Morín no le incomoda exponerse tanto. «Me siento como parte del público, como si las fotos no tuvieran que ver conmigo», confiesa mientras contempla las imágenes en las que asoman ella, su pareja y su descendencia. «Quiero dar las gracias a mi familia –al fin y al cabo esta exposición está dedicada a ellos–, por mi experiencia de vida con ellos y todo lo que me han enseñado», comentó la autora que, a pesar de que lleva 25 años volcada en la fotografía, inaugura este jueves, a las 20.30 horas, su primera muestra individual en Canarias.

Entre sus referencias cita a fotógrafos como Harry Callahan, Sally Mann o Emmet Gowin, todos centrados en retratar la intimidad. «La belleza humana es lo que más se nos pasa de largo. Está hecha de defectos y fallos, de muerte, alegría y vida», dice.

Según Castro Flórez, Morín reflexiona sobre la historia de la fotografía y su deriva en el XXI con imágenes cargadas de emotividad. «La exposición trata del amor y de la belleza. El hecho de que nos dé pudor hablar de ello nos obliga a pensar qué está pasando con el arte de hoy», subrayó el comisario que invitó «a padres, madres y niños y a todos aquellos que no lo son» a visitar esta feliz exposición.

Sin crítica del arte en Canarias.

Su acento castellano puede despistar, pero Fernando Castro Flórez (Plasencia, 1964) se siente canario. Pasó su infancia en La Gomera, sus abuelos eran isleños y aún le quedan parientes en las islas.

De hecho, Castro Flórez –uno de los más brillantes teóricos del arte según indicó el director del CAAM, Orlando Britto– vigila de cerca la escena plástica canaria y ha impartido numerosas charlas en el museo de Vegueta. Sin embargo, la muestra de Lorena Morín es la primera que comisaria en el CAAM.

«La escena artística canaria está viva. Se nota que hay mucha gente joven y las nuevas generaciones de artistas que han salido de la Facultad de Bellas Artes. Hay un momento de eclosión de artistas canarios. Parecía que el arte canario se quedaba detenido en el recuerdo de las generaciones de Chirino, Millares y Gaceta de Arte, pero artistas más jóvenes han venido tomando el pulso», comenta acerca de la renovación del panorama artístico isleño.

Sí que le preocupa la extinción de la crítica de arte en Canarias. «No ha habido una renovación de los nombres. También hay menos gente joven que se quiera dedicar a la crítica. Es un fenómeno general, no solo está ocurriendo en Canarias», explica.

«Cuando encuentras a alguien joven con vocación de escritor, piensa más en verse de comisario que en ser crítico. Es más complicado», comenta este pensador que defiende la independencia intelectual de los críticos como una posición ética. «El crítico tiene que hacer juicios analíticos, no puede llevarse por la amistad. He perdido amigos por hacer malas críticas», confiesa el experto en estética.

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