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¡140.00 euros! Adjudicada al número 3

¡140.00 euros! Adjudicada al número 3

Un total de 28 piezas de arte cambiaron de manos en la subasta celebrada ayer el Cicca, incluida la escultura ‘Afrocan’, vendida por su precio de salida, 140.000 euros. En poco más de 40 minutos se ofrecieron a los coleccionistas 78 obras.

Viernes, 19 de octubre 2018, 18:14

«Los coleccionistas son gente dichosa», decía Stefan Zweig. Esta felicidad la experimentó ayer una decena de apasionados por el arte que adquirieron un total de 28 obras de las 78 que salieron a subasta en el Cicca.

La iniciativa, organizada por Artspace, fue todo un éxito, teniendo en cuenta la debilidad del mercado del arte en Canarias. Incluso se vendió la pieza más cara de la subasta: un Afrocán del escultor Martín Chirino que se vendió por su precio inicial de 140.000 euros. Su comprador, el gallego afincado en Canarias Foro Crespo, estaba exultante después de levantar la paleta en un movimiento largamente meditado. «El impulso lo sentí hace semanas. Cuando vi la escultura. Desde entonces he peleado por ella conmigo mismo», comentó el flamante propietario de esta escultura. «Es un honor tenerla en mi cuenta de resultados», señaló emocionado, al confirmar con ese rápido y decidido movimiento de su mano la compra de esa «obra única».

Igual de dichoso se mostró Lorenzo Suárez, quien adquirió un total de nueve obras por un importe total de algo más de 7.000 euros. «Es la primera vez que participo en una subasta», comentó el coleccionista que se hizo con un lienzo de Juan Cabrera, una pintura sobre madera de George Lilanga, dos pinturas sobre lámina plástica de Lola Massieu, dos litografías de César Manrique, otra de Chelyn Reino y, por último, de Jesús Arencibia, un gouache y el disputado dibujo Estudio para el salón García Escámez del Hotel Santa Catalina. «Salimos a 450 euros. 460, al fondo. 480, el señor, a mi izquierda en la sala. 500 euros, atrás. ¡550! Nueva puja al fondo de la sala. ¿Alguna oferta más? 550... 600, muchas gracias, 600 delante, el señor. ¡Adjudicada al número 4!», pronunciaba Leticia Permuy, jefa de ventas de la casa Segre, mientras veía levantarse las paletas numeradas. Su intención era oficiar una subasta lenta, al ritmo isleño. Sin embargo, la experta no pudo eludir su destreza y la sesión terminó en poco más de 40 minutos.

Durante ese tiempo, asomaban por la pantalla, de una en una, las 78 obras susceptibles de compra. El silencio envolvía las breves descripciones que hacía Permuy y, si no había ninguna puja de la sala o de la mesa, que guardaba cinco ofertas realizadas previamente, se pasaba rápidamente a la siguiente obra. Ese silencio, de unos pocos segundos, dejó sin nuevo comprador obras de autores notables como Cristino de Vera, Pepe Dámaso, Manolo Millares, Juan Bordes o Juan Hidalgo. Sin embargo, tras la subasta, coleccionistas y vendedores se arremolinaban e iniciaban sus propias negociaciones de forma directa. «Se llama post-venta. Es una negociación a la baja, y a veces es interesante para el comprador y para el vendedor», comentó la responsable de la subasta, Miriam Domínguez, satisfecha con el resultado de la iniciativa. «Ha cumplido nuestras expectativas. La subastadora ha sido muy profesional. Se vendieron piezas que esperábamos que se vendieran y otras que pensamos que se iban a vender, no se han vendido», comentó la promotora.

Entre las obras que ayer cambiaron de manos estaban dos litografías de Néstor Martín Fernández de la Torre, de la serie Las mujeres de España, adquiridas por 400 y 600 euros; una litografía de Tony Gallardo, por 550 euros; otra de Juan Ismael, a 600 euros; un bodegón floral de Lorenzo Fariña, por 2.400 euros; dos pinturas informalistas de Lola Massieu, por 12.000 euros y 4.000 euros o una marina de Miró Mainou, por 2.000 euros.

«Es increíble. No entiendo cómo no se vendió Paraelisa de Juan José Gil. Es una obra significativa y 2.000 euros es una ganga. Sin embargo, compran una litografía de una serie de 300 bastante cara. La gente no sabe», espetó con asombro un prestigioso crítico y comisario al conocer el resultado de la subasta.

Sea como fuere, tras 40 años, en Canarias, por fin, se ha comprado arte en una subasta; una garantía para que el ritual se repita el próximo año.

Antecedente fallido.

Esta no ha sido la única subasta de arte organizada en Gran Canaria en los últimos 40 años, pero quizá sí la única en la que se ha vendido obra. En 2011, Novaro+Ojeda Arte y Empresa. Subasta organizó una en el Club Prensa Canaria. Los precios de salida no fueron atractivos y no se vendió ninguna obra.

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