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Luis Alfonso Gámez
Jueves, 14 de septiembre 2023, 16:27
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«En este momento, no hay ninguna razón para concluir que los informes sobre fenómenos anómalos no identificados tengan un origen extraterrestre», ha concluido el grupo independiente de expertos que ha estudiado los UAP durante nueve meses por encargo de la NASA. El informe, fruto de un año de trabajo y que acaba de presentarse en Washington, resulta decepcionante. No es una revisión de los incidentes registrados. La agencia espacial va a crear un departamento para el estudio de los ovnis y se ofrece al Gobierno de Estados Unidos para contribuir a su investigación, es de suponer que a cambio de los pertinentes fondos federales.
«Aunque la AARO [Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios] lidera la respuesta del Gobierno a los UAP, el grupo recomienda que la NASA desempeñe un papel esencial dentro de ese marco» dada su experiencia y recursos, afirman los autores del informe, un comité de dieciséis expertos liderado por el astrofísico David Spergel. Cuando en junio del año pasado la NASA anunció la creación de este grupo de sabios, lo justificó diciendo que «los fenómenos no identificados en la atmósfera son de interés tanto para la seguridad nacional como para la seguridad aérea. Establecer qué eventos son naturales proporciona un primer paso clave para identificar o mitigar tales fenómenos, lo que se alinea con uno de los objetivos de la NASA para garantizar la seguridad de las aeronaves».
A la NASA le preocupa, como es lógico, que haya fenómenos atmosféricos desconocidos o que sus científicos no comprendan bien. No en vano, lanza objetos que atraviesan atmósferas cuando abandonan la Tierra y aterrizan en otros mundos. El informe hecho público hoy está salpicado por afirmaciones infundadas como que «los UAP son uno de los mayores misterios de nuestro planeta. En todo el mundo se han observado objetos en nuestros cielos que no pueden identificarse como globos, aviones o fenómenos naturales conocidos, pero las observaciones de alta calidad son limitadas».
«¿Dónde están las pruebas que apoyen esa afirmación?», ha indicado a este periódico un veterano y respetado ufólogo. El ser humano lleva cerca de 150 años viendo cosas raras en los cielos. Todos los proyectos de investigación militares y civiles coinciden desde 1947 en que la mayoría de los avistamientos de ovnis se corresponde con objetos y fenómenos mundanos, pero también admiten que hay entre un 2% y un 5% de casos inexplicados. Lo mismo que en el caso de los crímenes sin resolver, ese residuo se achaca a falta de datos –el informe de hoy reconoce este extremo–, testigos que mienten o se confunden y otras razones, incluido el encubrimiento de programas militares secretos.
Según Bill Nelson, administrador de la NASA, ese residuo de sucesos inexplicados merece que se cree un equipo en la agencia dedicado al estudio de los ovnis a pesar de que el grupo de expertos «no ha encontrado ninguna evidencia de que los UAP tengan un origen extraterrestre».
Según Bill Nelson, administrador de la NASA, ese residuo de sucesos inexplicados merece que se cree un equipo en la agencia dedicado al estudio de los ovnis a pesar de que el grupo de expertos «no ha encontrado ninguna evidencia de que los UAP tengan un origen extraterrestre».
UAP es como el Pentágono llama desde hace unos años a lo que antes denominaba ovnis, para desvincular la nueva casuística del mito de las visitas extraterrestres. Tras detectar a partir de 2004 un incremento en los alistamientos de UAP por pilotos de la Marina cerca de instalaciones militares y durante maniobras, el Departamento de Defensa puso en marcha en agosto 2020 un primer equipo de investigadores para esclarecer ese tipo de hechos. En Washington preocupa lo mismo que a mediados del siglo pasado, que tras los objetos volantes no identificados se oculten ingenios de potencias enemigas.
El llamado Grupo de Trabajo sobre Fenómenos Aéreos No Identificados (UAPTF) obtuvo unos resultados bastante pobres: fue incapaz de encontrar explicación para el 93,7% de los incidentes denunciados entre noviembre de 2004 y marzo de 2021. En julio del año pasado, fue sustituido en esa labor por la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO). Dirigida por el físico Sean Kirkpatrick, la AARO informó en mayo pasado que puede explicar el 95% de los 800 avistamientos estudiados -la mayoría corresponden a globos- y que entre los restantes no hay nada que apunte a extraterrestres.
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