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Luis Alfonso Gámez
Miércoles, 30 de noviembre 2022, 16:07
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Un equipo internacional de astrofísicos ha visto un agujero negro comiéndose una estrella a 8.500 millones de años luz de nosotros. Es decir, cuando el Universo tenía un tercio de su edad actual. Es el más lejano y antiguo festín de este tipo observado, y lo han seguido veintiún telescopios de todo el mundo. «Ha sido tan brillante que lo hemos podido ver por primera vez en luz visible, además de en otras longitudes de onda», ha indicado a este periódico el astrofísico Miguel Mas Hesse, del Centro de Astrobiología (CAB) de Madrid.
El Universo es muy violento. Las estrellas mueren en grandes explosiones, chocan entre sí, son devoradas por agujeros negros, estos se fusionan... Todos estos sucesos producen enormes estallidos energéticos de corta duración a escala astronómica, la de un Cosmos que nació hace unos 13.800 millones de años. Un fenómeno transitorio, como los astrofísicos llaman a estos eventos, puede durar milisegundos, días, semanas y hasta años.
Un fogonazo de luz sorprendió el 11 de febrero a los científicos de la Instalación Transitoria de Zwicky (ZTF por sus siglas en inglés), un proyecto radicado en el Observatorio de Palomar (California) que rastrea sistemáticamente el cielo del hemisferio norte a la caza de fenómenos de corta duración. El flash parecía emitir más luz que mil billones de soles. Se emitió una alerta, y el Telescopio Muy Grande (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en el desierto de Atacama (Chile), observó el estallido y determinó que la fuente –bautizada como AT2022cmc– estaba a unos 8.500 millones de años luz, medición que confirmó el Hubble.
A partir de la información recogida alrededor del mundo, los científicos concluyeron que el único escenario compatible con el estallido era lo que se conoce como un evento de disrupción de marea (TDE por sus siglas en inglés), informan hoy en las revistas 'Nature' y 'Nature Astronomy'. Un TDE se da cuando una estrella se aproxima demasiado a un agujero negro, es hecha pedazos por las fuerzas de marea y sufre lo que se llama espaguetización, un estiramiento de materia que fluye desde ella hacia el monstruo. El de AT2022cmc era un caso muy raro porque iba acompañado de grandes chorros de plasma y radiación, las sobras del banquete, expulsadas desde los polos del agujero negro al 99,99% de la velocidad de la luz, que es de 300.000 kilómetros por segundo.
De la materia que fluye de la estrella al astro que la devora, una parte «no despreciable interacciona con los campos magnéticos y sale disparada a velocidades relativistas antes de caer en el agujero negro», explica Mas Hesse. «Hemos visto muy pocas TDE con chorros porque, para verlos, tienes que estar alineado con los polos del agujero negro por donde salen expulsados. En este caso, hemos tenido la suerte de estar perfectamente alineados». El chorro de AT2022cmc apuntaba a la Tierra. Los astrofísicos no habían visto algo así desde 2011.
La muerte de una estrella por un agujero negro puede prolongarse «millones de años, que a escala astronómica es relativamente poco tiempo», advierte Mas Hesse. «Problamente, este agujero negro se está tragando la estrella a un ritmo equivalente a media masa del Sol al año», calcula Dheeraj Pasham, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Las veces que los astrofísicos han detectado una TDE con chorros de materia se cuentan con los dedos de una mano. «Esta vez, gracias a la alineación y a que el estallido fue muy brillante, hemos podido ver el fenómeno en luz visible, en radio y en todas las longitudes de onda», indica el científico del CAB.
«El cielo no es inmutable. Cuando lo ves con detalle, se están produciendo fogonazos continuamente. Estallidos de rayos gamma (GRB por sus siglas en inglés) vemos entre uno o dos al día». Los investigadores creen que el causante del evento AT2022cmc es un agujero negro supermasivo del centro de una galaxia. «Por lo que sabemos, todas las galaxias tiene en su centro un agujero negro de varios millones de veces la masa del Sol, que ha ido engordando con el paso del tiempo. En nuestra galaxia, el agujero negro es Sagitario A* y ahora está tranquilo. No está engullendo prácticamente nada de materia».
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