El cohete gigante de Musk vuela por fin sin explotar en el aire
La Starship, clave para el regreso a la Luna y el posterior salto a Marte, ha completado esta madrugada su décimo vuelo de prueba
Tras tres explosiones en sus últimos tres lanzamientos -y un total de cinco en sus nueve vuelos-, un estallido hace unas semanas en una prueba ... en tierra y dos aplazamientos esta misma semana, el cohete gigante de Elon Musk por fin ha logrado volar sin saltar por los aires. «¡Amerizaje confirmado! ¡Felicitaciones a todo el equipo de SpaceX por una emocionante décima prueba de vuelo de Starship!», ha escrito en las redes sociales la compañía espacial del hombre más rico del mundo. «¡Excelente trabajo del equipo de SpaceX!», ha celebrado el propio magnate.
Splashdown confirmed! Congratulations to the entire SpaceX team on an exciting tenth flight test of Starship! pic.twitter.com/5sbSPBRJBP
— SpaceX (@SpaceX) August 27, 2025
Ha ocurrido esta pasada madrugada. La Starship, el cohete más grande y potente jamás construido con 123 metros de altura y el empuje de más de 30 aviones comerciales, ha despegado por décima vez desde la base de Boca Chica, en Texas, pasada la medianoche en la Península. El primer momento crítico ha sido la separación entre las dos etapas, la superior, la Starship propiamente dicha, donde van la carga y, en el futuro, la tripulación; y la inferior, los propulsores (SuperHeavy). La maniobra se ha realizado sin mayores contratiempos apenas pasados unos minutos del lanzamiento.
Mientras la Starship seguía su camino ascendente, el 'booster' emprendía el camino de vuelta para amerizar de forma controlada en el Golfo de México. En esta ocasión no estaba previsto que entrara en acción el Mechazilla, una garra robótica situada junto a la rampa de lanzamiento cuya misión es capturar en el aire los 70 metros de esta parte del cohete y ponerlo de nuevo en disposición de volar. No hay que olvidar que la nave está diseñada para ser reutilizable.
Las miradas se dirigieron de nuevo al cielo. Como queda dicho, en los ensayos precedentes la Starship había estallado sin cumplir con los objetivos previstos. En esta ocasión debía demostrar su capacidad para encender uno de sus motores, señal de que podría gobernar su regreso a la Tierra. También se debía ensayar la liberación en el espacio de maquetas de la nueva generación de satélites Starlink, con mayor alcance que el enjambre de más de 6.000 artilugios que rodean el planeta en la actualidad. Ambas operaciones se llevaron a cabo también sin contratiempos.
Quedaba lo más difícil, la operación de reentrada en la atmósfera, cuando se alcanzan temperaturas de 3.000 grados centígrados. Aunque se desprendieron algunas de las placas térmicas que protegen al cohete y se quemó parte de un alerón -«Estamos siendo un poco crueles con esta nave espacial. En verdad estamos tratando de ponerla a prueba y de explorar sus puntos débiles», dijo en la transmisión web el gerente de comunicaciones de SpaceX, Dan Huot -, finalmente la Starhip superó el trance y amerizó en el Índico una hora después de haber despegado.
Este décimo vuelo de prueba se antojaba clave en la evolución de una nave clave primero para el regreso del ser humano a la Luna, previsto tras varios retrasos para 2027 -es la encargada de transportar a los astronautas desde la órbita lunar al satélite terrestre y llevarlos de vuelta a la nave Orión en el alambicado plan de la Nasa- y para el posterior salto a Marte.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión