Un pueblo de la costa lagunera
Elecciones 28M ·
Entre sus paisajes, su agricultura y sus historias, hay unos vecinos que luchan por ser escuchadosCrecí y viví durante 24 años en un pueblo de la costa de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife. Soy de las Toscas de ... Abajo, uno de los núcleos de población de un territorio en el que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, conviven 5.967 habitantes, todos con sus distintas realidades, con diferentes ideas. Mi casa está cerca del instituto y de uno de sus colegios, pero a una pechada del centro del pueblo, su plaza, punto de encuentro de diferentes generaciones y en la que, a ritmo de 'Marejada' y 'Noches de fantasía', celebramos las fiestas en mayo y en octubre.
Un pueblo donde, como en cualquier otro, nos conocemos todos. Donde muchos nos saludamos cuando nos vemos, nos preguntamos qué tal nos va la vida o comentamos las últimas novedades. Un pueblo que tiene ventas de toda la vida, bares donde echarse una Dorada, un centro ciudadano, un centro médico, un museo y, por supuesto, playa. Se trata de un lugar al que vuelvo algún fin de semana, en el que paso mis días libres antes de volver al día a día y que es conocido por su agricultura, sus paisajes, su gente, su buen clima y su tranquilidad.
En mi pueblo conviven 5.967 habitantes, todos con sus distintas realidades, con diferentes ideas, pero con ganas de mejoras
Un pueblo que siempre demanda ser escuchado, en el que «parece que llega lo último, las sobras del ayuntamiento», como ocurre cada año con las luces de Navidad, por poner un ejemplo que resuena siempre en noviembre. Sin embargo, como ocurre en el resto de la comarca, la campaña electoral se hace notar con algunos parches. El último, el asfaltado de la carretera general que lo conecta con los territorios colindantes.
En mi pueblo cuesta que salgan adelante proyectos nuevos, no hay un espacio en condiciones para el desarrollo cultural y social, faltan instalaciones deportivas y de ocio donde el piberío pase el tiempo libre o que la 051 y la 057 pasen con mayor frecuencia para todos aquellos que no cuentan con su propio vehículo. Le vendrían bien más recursos, una limpieza exhaustiva de sus barrancos y que se cuiden las principales vías de acceso al territorio. Lo esencial es que exista un compromiso firme que garantice que todo se cumpla.
Aunque este año no pueda ir a mi habitual colegio electoral, votaré a través del correo pensando en mis vecinos, mi familia y en un pueblo que se dibuja tímido por la carretera de El Boquerón, Valle de Guerra.
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