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La crisis, un revés al ascenso socioeconómico de inmigrantes

La crisis, un revés al ascenso socioeconómico de inmigrantes

La crisis ha supuesto un freno e incluso un revés para el ascenso socioeconómico de una parte importante de los inmigrantes en Tenerife y es previsible que la precariedad laboral que afecta a este colectivo, al igual que al resto de la población, se mantenga en los próximos años.

EFE / Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 1 de enero 1970

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Estas son parte de las conclusiones del estudio "Movilidad y condiciones de vida de los inmigrantes durante la crisis económica en Tenerife" realizado por Dirk Godenau y Daniel Buraschi, que patrocinan el Cabildo de Tenerife y la Universidad de La Laguna a través del Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten).

El estudio fue presentado por sus autores y por el vicepresidente socioecómico del Cabildo tinerfeño, Efraín Medina, en una rueda de prensa en la que éste subrayó que en sus 17 años de funcionamiento Obiten ha visto cómo ha cambiado la situación de la población inmigrante en la isla y por ello, continuó, este documento no puede dejar a nadie impasible.

La encuesta ha sido realizada entre 485 personas (197 hombres y 288 mujeres) residentes en Tenerife entre enero de 2008 y agosto de 2015 que hubieran sido activas en el mercado de trabajo en algún momento de dicho periodo.

El criterio para su selección era tener más de 24 años en el momento de la encuesta y haber tenido una nacionalidad extranjera antes del 1 de enero de 2008.

El 45 por ciento de los entrevistados tenía entre 36 y 49 años, el 28 por ciento entre 40 y 64; el 22 por ciento era menor de 35 años y el 4 por ciento restante, 65 o más años.

Respecto al origen, el 38 por ciento era originario de América, el 32 por ciento de la Unión Europea, el 16 por ciento de África, el 8,5 por ciento de Asia y el 5 por ciento restante de algún país europeo no comunitario.

En total se ha encuestado a personas originarias de 61 países diferentes y los que cuentan con mayor número de representados en el estudio son Venezuela, Italia, Uruguay, Reino Unido, Alemania, Marruecos, China, Colombia, Argentina y Senegal.

En relación con la nacionalidad, el 61 por ciento son nacionales de algún país de la Unión Europea, el 14 por ciento de América, el 13 por ciento de África, el 6 por ciento de Asia y el 5,4 por ciento son nacionales de algún país europeo no comunitario.

El 25 por ciento de los encuestados tiene la nacionalidad española, obtenida después de 2008, y el 11 por ciento la italiana y se trata casi en su totalidad de personas originarias de Venezuela, Uruguay y Argentina.

Respecto al año de llegada a Tenerife, el 14 por ciento de los entrevistados lo hizo antes de 1993, el 15 por ciento entre ese año y 1999, y el 70 por ciento llegó a partir de 2000.

El trabajo de campo lo realizó la asociación Mosaico Canarias, que coordinó un equipo de 16 encuestadores, doce de ellos extranjeros especialmente para llegar a las personas de origen chino, marroquí y europeo no comunitario.

La recogida de datos se realizó entre marzo y septiembre de 2015 con entrevistas que oscilaban entre 30 minutos y una hora y media de duración en español y con apoyo de traductores de inglés, alemán, francés, chino y árabe para apoyar en la realización del cuestionario, que comprendía 51 preguntas y 288 variables.

Las preguntas versaban sobre empleo, condiciones de vida, movilidad migratoria y datos sociodemográficos.

La crisis ha tenido efectos ‘selectivos’

En Tenerife se contabilizan en 2015 un total de 172.065 personas de origen extranjero.

Según expusieron los autores del estudio, Dirk Godenau y Daniel Buraschi, la gran diversidad de situaciones socioeconómicas con las que partían los inmigrantes al inicio de la crisis condiciona su situación laboral y condiciones de vida actuales, lo que puede provocar grandes diferencias entre esta población y la autóctona.

Pero la crisis ha tenido efectos "selectivos" en ambos sectores y ha ampliado la desigualdad y contribuido a la polarización de la estructura social, añaden.

Una particularidad que diferencia a la inmigración en Tenerife es el elevado peso de la población procedente de la Unión Europea y "a la que no le ha ido tan mal" durante la crisis como a la de origen no comunitario, precisó Godenau.

La inserción laboral de los inmigrantes está condicionada por su nivel educativo, permiso de trabajo e historia laboral previa a la crisis y el escaso acceso a prestaciones sociales, según el estudio, sin vivienda en propiedad y sin redes sociales de apoyo les hace más propensos a caer en la exclusión social.

La pérdida de empleo, la reducción de los salarios, la inestabilidad contractual y el aumento de trabajo no remunerado son fenómenos que han impactado en la población foránea, particularmente entre las personas cuyo punto de partida antes de la crisis ya estaba marcada por situaciones desfavorables, concluye el estudio.

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