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El primer paso: Aprender a reciclar… y hacerlo

El primer paso: Aprender a reciclar… y hacerlo

Los ciudadanos tienen una información básica sobre las características y usos diversos de los procedimientos que pueden seguir a la hora de apostar por el reciclaje

A. MERELES

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 5 de junio 2021, 01:31

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Reciclar es algo imprescindible y una de las actividades cotidianas más sencillas y gratifi cantes que se pueden llevar a cabo.

Entre las razones fundamentales para realizar esta tarea se encuentra el hecho de que se contamina menos y se reduce el cambio climático; disminuye el gasto de agua; se ahorra energía; habrá menos vertederos; se utilizan menos materias primas, gastando solo lo necesario de la naturaleza y se crean puestos de trabajo en el sector verde.

Así pues, al depositar los residuos para su reciclaje se debe estar seguro de hacerlo en el contenedor adecuado ya que, de no ser así, se echaría a perder el esfuerzo de todos. Cada vez que un residuo acaba en el contenedor equivocado, el proceso se para. Por esta razón, resulta fundamental controlar de forma correcta qué envases de depositan en cada contenedor.

Color amarillo

El contenedor amarillo es uno de los que más dudas genera. A pesar de que ha habido una muy buena evolución, y cada año aumenta la cantidad de envases de plástico, briks y latas recicladas por habitante, un tercio de la población sigue sin saber con exactitud dónde va cada tipo de residuo.

En líneas generales, bolsas y envases plásticos, de metal y briks. En envases metálicos se encuentran las latas de conservas y bebidas, bandejas de aluminio, aerosoles, tapones metálicos de botellas y las tapas de los frascos; mientras que los envases de plástico serían las botellas de agua, refrescos y leche; productos de limpieza; geles de baño, colonias y champús; bolsas de congelados; tarrinas de mantequilla y yogures; bandejas de corcho blanco, envoltorios de plástico, bolsas de aperitivos y golosinas y las bolsas de plástico.

La equivocación más frecuente es lanzar plásticos que no son envases, como bolígra- fos, juguetes, etc., que deben ir a un Punto Limpio, al rechazo o a organizaciones benéficas. Otros materiales con los que también podemos dudar, y que por tanto no deben depositarse en el contenedor amarillo, son los siguientes: vasos de papel de cafeterías, papel plastificado usado en carnicerías y pescaderías, tupperwares, capsulas de aluminio de café, moldes de silicona para cocinar, termos, macetas de plástico, me- cheros o materiales de plástico de cuadros o fotografías.

Verde: vidrio

El contenedor de este color es el primero que se estableció en España, en Barcelona en el año 1982. Así pues, en nuestro país se comenzó a reciclar vidrio hace casi 40 años y se estima que hay uno cada 192 habitantes. El tipo de contenedor más habitual para estos materiales suele ser el iglú, con formas redondeadas.

El vidrio es uno de esos materiales que puede reciclarse infinitamente sin perder ninguna de sus propiedades. De nuevo se recoge, se lleva a la planta de tratamiento para triturarlo y librarlo de impurezas para después ir a la fábrica de envases, donde se le dará una nueva vida. Habitualmente se transformará en un envase nuevo, aunque también pueden hacerse objetos de menaje, como por ejemplo un jarrón, entre otras muchas cosas.

En este recipiente se deben reciclar botellas de vidrio (vino, cava...), frascos de vidrio (como perfumes o colonias) o tarros de alimentos (mermeladas, conservas, etc.). Uno de los errores más comunes a la hora de realizar esta acción es confundir el vidrio con el cristal. En este recipiente no se deben depositar bombillas, espejos, ceniceros, vasos y vajillas.

Gris, no reciclable

Este es el contenedor para todos aquellos residuos que no se reciclan, pero tampoco pueden usarse para hacer compost. Esta fracción de residuos que no pueden ser reutilizados se depositan en los vertederos o rellenos sanitarios.

Azul para papel

El contenedor azul, al igual que el amarillo, llevan 22 años en funcionamiento en España. Hay aproximadamente hay uno por cada 215 personas. Este contenedor suele ser fácil de distinguir y de usar, ya que está destinado para papel y cartón exclusivamente, como son las cajas de galletas, de cereales, hueveras, periódicos, libros, revistas, etc.

Un pequeño truco es doblar y comprimir los envases en vez de arrugarlos, para ahorrar espacio en el cubo y aumentar su capacidad.

El marrón, lista de espera

Este contenedor aún no se ha instalado en todas las localidades, por lo que aún no se ha popularizado tanto su uso como el resto. Su utilización nace de la separación de lo que antes se depositaba solo en el cubo gris y que, ahora, se hace una partición para los contenidos orgánicos.

Así pues, con los restos que se depositan en el contenedor marrón se puede hacer compost, biorresiduo que puede aprovecharse como fertilizante e incluso como generador de energía.

Frutas, colillas, arena... Lo que debe depositarse en este contenedor es: restos de alimentos como pieles de frutas, espinas de pescado, plantas, cascaras de huevo o posos; o servilletas y papel de cocina usados.

Los restos impropios a este contenedor son los restos no orgánicos como objetos de cerámica, pañales, colillas, chicles, toallitas húmedas, arena para mascotas, pelo, polvo, etc.

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