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Clara Jiménez, CEO y cofundadora de Maldita.es. cober servicios audiovisuales

«La percepción de la ciudadanía sobre migración viene de la desinformación»

Clara jiménez, ceo de maldita.es ·

La periodista recuerda que se cree que entre el 20% y el 30% de la población que vive en España es foránea, cuando es «menos del 10%»

Dánae Pérez

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 16 de mayo 2022

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La sociedad vive, en la actualidad, en un ecosistema de sobreinformación en el que se mezcla lo real con las mentiras. Una situación que afecta a infinidad de temas como la inmigración. Precisamente, la CEO y cofundadora de Maldita.es, medio que se dedica a desmontar bulos, Clara Jiménez, presentó ayer la conferencia 'La desinformación y la lucha contra los discursos de odio en materia migratoria' en Casa África, a un público conformado por alumnado de secundaria.

–¿La percepción de la ciudadanía sobre la inmigración viene a raíz de los bulos que le llegan?

–Claramente viene a raíz de la desinformación. Uno de los problemas que tenemos es que al final vivimos en una sociedad en la que hay tres elementos que se retroalimentan de manera constante: uno es la desinformación, otro el discurso del odio y el tercero la polarización. La polarización genera desinformación, la desinformación genera discurso de odio, el discurso de odio polariza más a las sociedades y, al final, vivimos constantemente en ese círculo. Lo que nos indican los datos y los hechos, es que tendemos a tener una percepción sesgada de la realidad. Por ejemplo, cuando le preguntamos a la ciudadanía qué porcentaje de población migrante existe en nuestro país, la gente tiende a decirte que entre un 20 y un 30% del total de las personas que viven en España, la realidad es que es menos del 10%. Pero esa percepción, que no está basada en datos ni en hechos, sino en sensaciones, nos engaña, y lo mismo pasa con la desinformación, tendemos a generar o a consumir desinformaciones que nos generan sentimientos fuertes que no necesariamente están basados en la realidad.

–¿La llegada de la ultraderecha a la política y al poder ha favorecido el incremento de los bulos?

–En sociedades que están cada vez más polarizadas y la española es sin duda una de ellas, en el sentido de consumir medios que te dan la razón y que no cuestionan tus ideas e ideales. De hecho, España es el segundo país del mundo por detrás de Brasil y por delante de Estados Unidos en el que la población dice que consume medios que no cuestionan aquellas cosas que piensan. Esto viene acompañado de más desinformación y discursos muchas veces más planos, más blancos o negros, con menos datos y menos medias mitades, que al final nos hacen polarizarnos más y volvemos a ese ciclo de desinformación, discurso de odio, polarización, y el problema es que cada vez nos extendemos más hacia los laterales y en el medio, que es donde puede estar la objetividad, el balance, donde está la empatía y entendemos al de en frente, cada vez se vacía más.

«Somos la segunda sociedad más polarizada por encima de EE UU y por debajo de Brasil»

–¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación en esto?

–Hay que tener en cuenta que los medios de comunicación, por un lado, han sido víctimas de un modelo de negocio que no funciona, esta idea de tener que hacer muchos clics para poner más publicidad, significa hacer más noticias y lograr más visitas con menos periodistas y, por lo tanto, haciendo peor el trabajo. Al tener que ser los primeros en publicar, a veces sin contrastar, se cometen errores y eso, también, viene acompañado de menos profesionales en las redacciones, por lo que el trabajo de auditar a los políticos es más difícil de hacer.

–¿Es fácil identificar un bulo?

–Hay algunos más difíciles que otros. Aquí, en Casa África, estamos dando algunas claves, por ejemplo, pararse diez segundos antes de valorar si algo es verdad o mentira es imprescindible. También, no compartir si no estás seguro de que es real y pensar en nuestras propias reacciones: ¿cuál es el sentimiento que nos provoca eso que estamos leyendo? A lo mejor tenemos que ponerlo en cuarentena, la información debería ser analítica y no buscar la emoción fuerte. Hay que comprobar si hay una fuente cualificada detrás, si sabemos quién lo dice y por qué lo dice, si el que lo dice tiene algún interés a la hora de contárnoslo. En fin, tenemos que ser un poco más analíticos y no consumir información como el que respira.

Clara Jiménez en uno de los talleres impartidos en Casa África a alumnado de secundaria. Cober Servicios Audiovisuales
Imagen principal - Clara Jiménez en uno de los talleres impartidos en Casa África a alumnado de secundaria.
Imagen secundaria 1 - Clara Jiménez en uno de los talleres impartidos en Casa África a alumnado de secundaria.
Imagen secundaria 2 - Clara Jiménez en uno de los talleres impartidos en Casa África a alumnado de secundaria.

–¿A quién le afecta más la desinformación, a los adultos o a los más jóvenes?

–Una de las cosas que hemos descubierto a lo largo de estos años es que las personas con menos habilidades digitales, de 50, 55, 60, 65 años para arriba, se sienten muy afectadas por la desinformación y no encuentran herramientas para combatirlas, tenemos ahí un foco muy puesto y otro en los más jóvenes. Lo que estamos haciendo en Casa África con estos talleres dirigidos a chavales tiene que ver con que ellos, que son nativos digitales y se creen que se las saben todas, no tienen herramientas de alfabetización mediática, no han consumido medios tradicionales que todos teníamos claro que informaban, y muchas veces no son capaces de distinguir entre lo que es real y mentira.

–Realmente, ¿cambiaría la percepción de la ciudadanía sobre la inmigración de consumir, solo, información veraz? A veces parece que uno cree lo que quiere creer, aunque tenga la realidad delante.

–Sería muy fácil decirte «sí, por supuesto», pero es más complejo. Nosotros validamos que lo que hacemos tiene sentido, un efecto e influencia y lo que nos dicen los estudios es que sí influye. A lo mejor no cambia el sentido del voto, pero sí la manera de enfrentarse a la información. Lo más importante cuando hablamos de desinformación y, sobre todo, de ese discurso del odio y polarización que se crea, es que no todo el mundo está en un lado o en otro del espectro, todavía hay una zona gris que se puede conquistar, en la que gente que no ha tomado una decisión necesita datos y hechos contrastados par poder tomarla; esa gente todavía es la mayoría. Si no hay nadie en medio diciéndole a esa gente: «Esta es la realidad, aquí te están engañando», tenderán a irse a los extremos del espectro.

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