La pasión de la Fiesta del Pino este año se vive «desde casa y con el corazón»
Aún con el pesar de festejar de forma tan austera el día grande de la Virgen, el alcalde de Teror anima a la población a mantener el fervor desde los hogares
RONALD RAMÍREZ ALEMÁN
Teror.
Martes, 8 de septiembre 2020, 01:00
Parece que ha pasado una eternidad, pero fue hace solo un año cuando se celebraba en Teror el récord de afluencia en las fiestas de su patrona. Unas 200.000 personas subieron al pueblo, entre todos los actos y eventos, a pie o caminando, con ropa de calle o ataviados con la vestimenta tradicional canaria, durante los fastos de la Virgen del Pino. Los datos contabilizaron entonces una cifra nunca antes alcanzada, pero en realidad eso era lo de menos. Lo importante era la unión que se respiraba entre gentes de todos los municipios que, con fe, alegría y ese sentimiento de unidad que solo la imagen es capaz de trasladar, brindaban por su virgen. Sin embargo, para lamento de los más creyentes, pero también para los agnósticos, este año no habrá nada de esto. «Es una sensación de tristeza, como de magua de la tierra, que nunca pensé que iba a vivir», expresa Gonzalo Rosario, el alcalde de Teror que, junto al resto de autoridades y muy a su pesar, ha centrado todos sus esfuerzos en pedir prudencia y responsabilidad a la ciudadanía. «Ese jolgorio y alegría que se manifiesta cada mes de septiembre en nuestro pueblo tocará vivirlo esta vez con el corazón y desde casa», añade.
Pero hasta de los peores momentos se pueden extraer aspectos positivos, y el primer edil celebra el comportamiento que están teniendo tanto visitantes como locales en del municipio desde que el 15 de agosto se bajó a la imagen al altar. «Todo el mundo está guardando la distancia, esperando pacientemente su turno porque el aforo de la basílica es limitado y acatando respetuosamente las normas», relata satisfecho. Un civismo que se extrapola al entorno de la plaza. «Al final, nuestros visitantes suelen ser responsables, tranquilos y respetuosos. A pesar de que precisamente son en momentos como este, de calamidad y angustia, cuando los fieles necesitan estar más cerca que nunca de la virgen, se guarda la compostura y sé es sensible con las circunstancias», destaca Rosario.
Una actitud que en estas 24 horas tendrá su prueba más difícil. Mientras que un día como hoy el año pasado subieron más de 50.000 personas, en esta edición no habrá servicios de transporte público especiales ni dispositivos en las carreteras para hacer frente a las masas habituales. El mensaje es claro: tanto hoy como mañana, la fiesta se vive por la televisión. «La incertidumbre es total, pero confío en que se mantenga la buena tónica y que la gente haga caso de los continuos mensajes y no vengan en los días grandes. Ya en la subida de la bandera se demostró que es posible», explica un optimista Gonzalo Rosario quien, aunque no esconde su disgusto de que la isla no pueda seguir con la tradición de compartir en el pueblo un día tan importante, es consecuente con la situación actual e implora a los feligreses a continuar estando a la altura en la Fiesta del Pino más singular.