«Esto es como un hobby, porque de esto no se vive», dice el último herrero de Telde. Santiago Medina mantiene vivo un oficio tradicional que en su familia lleva pasando de generación en generación más de 100 años.
En este taller situado en El Calero aún se hacen a mano herramientas de labranza, pero también fechillos y cerraduras y otros elementos con fines más decorativos.
«Hay clientes, pero no los que uno quisiera, hay gente que por suerte sigue utilizando estas herramientas y trabajando la tierra. Estos no son terrenos llanos y todavía hay que hacer todo el trabajo a mano», dice el actual propietario de Herrería Daniel –el nombre de su abuelo–.
Santiago es «la cuarta generación de mi familia, y mi chiquillo más viejo quiere aprender», cuenta este herrero empeñado en mantener este duro oficio del que no vive.
Ya solo abre los sábados, «se gana más trabajando para afuera» y se queja de «lo que pasa con los autónomos». «No recibía ayudas, ni de gobierno ni de cabildo, nada. Y era imposible mantenerse como autónomo».
«Pero ya como industria otro gallo cantaría», reflexiona Santiago. «Sería meter máquina y ya no sería artesanía, y esa es la idea de muchos políticos. Pero la artesanía no sale adelante con máquinas, se tiene que hacer como siempre, a mano».
Y se queja de que «a los políticos se les llena la boca hablando de artesanía y no ayudan en nada. Mira cuántos artesanos hay de verdad en una feria, no bisutería. Los verdaderos artesanos se cuentan con los dedos de la mano».
Santiago Medina pone como ejemplo que «las bolitas que se meten en un hilo del chino no son artesanía». Sí lo es, apunta, «una pieza de herramienta que luego se utiliza para la casa, para el campo, las escobas, la cerámica, el barro, la herrería... Pero yo he visto ferias que es nada más que bisutería».
La realidad
«Artesanos quedamos pocos. Se saca adelante una tradición para que no se pierda»
En realidad, «artesanos quedamos pocos», y recuerda que para ir a una feria de artesanía «hay que estar dado de alta. Hay que estar registrado en la Fedac. Y hay gente que lleva años y generaciones haciendo cestas, ¿pero quién compra cestas?, hoy se compran los baldes de goma. Se saca adelante una tradición para que no se pierda», pero con futuro incierto.
«Me río para no llorar», dice Santiago. «A mí me hicieron un reconocimiento el año pasado el Ayuntamiento de Telde, yo no tengo pelos en la lengua. Les dije públicamente a la alcaldesa y a todos, 'ya los cogí a todos echados'. Y los invité a ver la herrería, porque tienen un concepto diferente de lo que es». En realidad, solo dos o tres políticos de Telde han visitado la única herrería del municipio.
«Son una manada de mentirosos los políticos. Fíjate cómo está Telde, soy nacido y criado aquí pero vivo en Agüimes desde que me casé. Me da pena y tristeza cómo está Telde, esquivando baches y basura. Y entre quien entre, a robar. No lo entiendo. Deberían ayudar al pueblo. Un político está para ayudar al pueblo. No miran el bienestar de una comunidad, de una ciudad, de unas islas, que da vergüenza cómo están».
A pesar de las quejas, de las críticas, Santiago Medina va a votar, «claro que sí. La única manera de que podemos sacar esto adelante, no sentarte en tu casa. Votar es la única libertad que nos queda. Y la gente está aplastada. Y encima no van a votar».
Y repite la vieja cantinela: «Para que salga el mismo no voy a votar, dicen, y echaos en el sofá». Pues no. Aunque «los partidos políticos son empresas que vienen a ayudarse a ellos mismos».
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