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La ciudadana alemana de 30 años que murió este lunes tras haber sido atacada por un tiburón en el océano Atlántico, a 514 kilómetros de Canarias, «tuvo mala suerte». Así lo afirma el doctor en Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José Juan Castro, en una entrevista telefónica con este periódico.
La mujer, que había perdido una pierna durante el ataque y que entró en parada cardiorrespiratoria a bordo del helicóptero del Ejército del Aire español que la evacuaba al hospital de Gran Canaria Doctor Negrín, estaba «en el peor sitio y en el peor momento», según el experto en zoología, que explica que este tipo de acometidas «no son habituales» en los escualos, que suelen ser huidizos cuando hay personas.
«Es imposible saber a ciencia cierta la razón por la que el tiburón actuó de esa manera», dice Castro, sin embargo, pone sobre la mesa una hipótesis que podría explicar lo que ocurrió: que un barco pesquero hubiera desechado una parte de su captura en alta mar poco antes de que la fallecida se metiera a nadar. «En ese caso el animal pudo haberla confundido con la comida que había en el entorno».
A pesar de que este último ataque no tuvo lugar en aguas canarias, José Juan Castro aprovecha para recordar que la presencia de tiburones en ellas es algo «completamente normal» y que su avistamiento «no tendría que generar tanta alarma» entre la ciudadanía isleña. «Los pescadores se cruzan con ellos todos los días, son animales propios de nuestra fauna».
«Las personas se asustan cuando los ven cerca de la orilla porque rara vez pasa», señala este experto, recordando cuando el pasado mes de junio uno o varios escualos fueron vistos y fotografiados en tres playas de Gran Canaria: Melenara y Salinetas, en Telde, y San Agustín, en San Bartolomé de Tirajana.
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«Lo que estaba intentando el tiburón o los tiburones era que vararan los peces en la orilla y sacar ventaja de eso», explica Castro, quien detalla que este tipo de aproximaciones a la costa suele producirse de noche, aunque «si el animal se desorienta», puede suceder también durante el día.
El doctor en Ciencias del Mar de la ULPGC destaca la importancia de que estos escualos sigan habitando las aguas de Canarias, ya que son un buen indicador de la biodiversidad marina en torno a las islas. «Verlos es lo normal, el verdadero problema llegará cuando ya no lo hagamos, porque eso significará que el sistema natural se ha deteriorado mucho», advierte José Juan Castro, que deja claro que, a pesar de que «no son animales peligrosos y no tienden a atacar a los humanos, siempre se deben tomar precauciones».
Recuerde los avistamientos de junio
CANARIAS7
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