«El miedo de aquellos días jamás lo vamos a olvidar»
Yulian Lorenzo. recogedor de plátanos ·
Este palmero simbolizó durante la erupción la resistencia de la isla frente al volcán, con un fotografía en la que aparecía cargando plátanos bajo las cenizas. Hoy sigue trabajando en las plataneras y recuerda lo vivido «con tristeza y angustia»
Yulian Martín, el recogedor de plátanos que se convirtió en el símbolo de la resistencia de la isla de La Palma frente al volcán tras ser inmortalizado el 23 de septiembre de 2021 intentando salvar la fruta de la lava bajo una intensa lluvia de ceniza, recuerda un año después aquellos días con «tristeza y angustia». Como señala, aquellas fueron jornadas de «locura» en las que él y sus compañeros trabajaron como «auténticas bestias» para evitar que la fruta que ya estaba lista para recogerse se perdiera engullida por la lava.
«Cuando recuerdo lo vivido me vienen muchas sensaciones. Tristeza, miedo, angustia y recuerdos de mucho esfuerzo. Si nuestro trabajo requiere de normal de un gran esfuerzo físico, en aquellas condiciones fue todo mucho más difícil», indica.
Yulian el 23 de septiembre de 2021 cargando plátanos bajo la intensa lluvia de ceniza en un intento de salvar la fruta ante el avance de la lava.
EP
Yulian, de 34 años, trabaja para una empresa de transporte de plátano que se encarga de llevar los racimos de fruta a las empaquetadoras. Opera en La Breña, Fuencaliente, Tazacorte... donde le llaman. El día de la foto, el 23 de septiembre, se encontraban trabajando en una finca de La Bombilla cuando de repente «saltó la alarma» de que debían ir a una plantación en Tazacorte hacia la que avanzaba peligrosamente la lava.
Salieron corriendo «con el miedo metido en el cuerpo» porque la lava estaba muy cerca de aquellas fincas y seguía esa trayectoria. «Era todo, el sonido del volcán, la lluvia de ceniza cayendo sobre nosotros y la lava que seguía avanzando y estaba a unos 400 metros. La verdad que el miedo que sentimos entonces no lo vamos a olvidar jamás», afirma Yulian.
Recuerda que aquel día hicieron cuatro viajes de unas 40 piñas. En total, recogieron unos 160 racimos de plátano. Cada uno movió entre 50 y 70 racimos, que tienen un peso individual de 60 kilos. «Fue una pasada. Trabajamos como bestias» y en unas condiciones complicadas. «Fueron momentos de muchos nervios, todo el mundo andaba con prisas. Incluso recuerdo que cuando llegamos pensábamos que quizás no podríamos acceder a la finca porque había control policial pero al final pudimos y lo sacamos», indica.
«La gente está muy fastidiada, desilusionada»
Aquella finca logró salvarse finalmente de la lava y hoy sigue produciendo plátanos. Otras fincas no tuvieron la misma suerte.
La producción de plátano de la isla se ha reducido un 40% a consecuencia del volcán, bien porque lo arrasó la lava o porque las fincas no han podido ser regadas y se ha perdido la fruta.
Julian conserva su trabajo y sigue recogiendo plátanos por toda la isla pero reconoce que la situación es muy complicada para muchos compañeros del sector. «Muchos están en el ERTE y mi propia empresa se ha visto afectado porque cobra por los kilos que lleva al empaquetado. Si entran menos, como ha ocurrido porque ha habido una merma grande de la producción en el Valle y por las cenizas, afecta. Hay menos personal y esto es muy grave», manifiesta.
Este recogedor de plátanos, que vive en Fuencaliente y no se ha visto directamente afectado por el volcán, asegura que la situación es complicada para los afectados del Valle. «Yo pensaba que al año los afectados iban a estar mejor, con otras caras y otras ganas, pero siguen muy fastidiados. Las ayudas no han llegado como les prometieron y hay mucha gente pasándolo mal. Están desilusionados», indica Yulian.
Si no nos ayudan lo vamos a pasar muy mal
En su opinión, las administraciones deberían hacer más para ayudar a las personas que lo perdieron todo. «El plátano es el sector primario de la isla y uno de los motores económicas. Si el Gobierno no pone interés y no hace nada para que lleguen las ayudas aquí lo vamos a pasar todos muy mal», indica.
Respecto a las fincas plataneras de la proximidad de la lava, Yulian dice que muchas personas han optado por resembrar el cultivo debido al mal estado en el que se encontraban las plantas y ahora el problema es la carencia de agua. «Cuando la platanera es joven requiere mucha agua y no hay. Hay personas que está regando con camiones propios, con cubas, porque no hay otra forma», señala.
Para Yulian el volcán también trajo cosas positivas, como la solidaridad que se desató entre los palmeros y de los que venían de fuera a la isla, como los medios de comunicación. Él por ejemplo ha hecho una gran amistad con el fotógrafo que le hizo la foto en la platanera «y de vez en cuando hablan y se ven».
«El volcán fue muy destructivo pero nos dejó algo positivo como los gestos de solidaridad entre los palmeros. He visto gente que, sin conocer de nada a los afectados, cedían sus casas a cambio de nada y sin recibir dinero, solo buscando su mejoría; otros que llamaban a alquilar casas y solo se las alquilaban a afectados y otros que han ido a trabajar a fincas de otros con el único fin de ayudar», explica.
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