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El vulcanólogo y catedrático de Cristalografía y Mineralogía, José Mangas. JUAN CARLOS ALONSO
Entrevista

«Estamos viviendo una explosión de información científica y tecnológica»

José Mangas, el geólogo que fascinó a la audiencia ·

El profesor de la ULPGC ha convertido los platós de televisión en aulas de vulcanología. Sus alumnos y los espectadores aprecian sus 40 años de docencia

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 25 de septiembre 2021

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José Mangas sabe que la atención mediática sobre el volcán de Cumbre Vieja es flor de un día y le preocupa que quienes han perdido sus casas y sus medios de vida caigan en el olvido. El profesor de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desea que las ayudas cristalicen pronto, como cabría esperar en una erupción del siglo XXI.

-¿En qué fase se encuentra el proceso eruptivo?

- Estamos en las fases preliminares. Estamos en el sexto día de una erupción estromboliana. En seis días aún es un niño que está naciendo. Ahora tiene que pasar la niñez; luego, a la pubertad con sus altibajos. Luego se hará maduro y finalmente llegará a la vejez e irá muriendo. Dentro de la vida de un hombre, con relación al volcán de La Palma, hemos nacido, se ha empezado a desarrollar y hasta los 90 años nos queda mucha vida por delante. Eso no se puede determinar en los volcanes. Estamos en las fases preliminares y podemos estar semanas o algún mes con erupción. Luego, nunca se termina. Lo hemos comprobado en otras zonas volcánicas activas de Canarias. Lo tenemos en el Teneguía, en el sur de La Palma, y lo tenemos en Timanfaya, que han pasado ya 300 años de la última erupción, pero siempre nos va a quedar una actividad fumaroliana. Aunque está muerto, siempre está con los últimos estertores. Nunca termina de morir del todo. Pero nos queda mucha erupción por delante. Vamos a ver cómo se desarrolla. En esta fase es muy activo. Solo hay que ver la cantidad de gas que sale a la atmósfera. Ese gas fractura el magma y forma los piroclastos; ceniza, lapilli y bombas volcánicas. Es lo que estamos viendo ahora. El problema es, primero, los gases y después, las cenizas. Ya se está quejando todo el mundo en los alrededores del volcán de que hay ceniza en todas partes; que si me pica la garganta, que hay que llevar mascarilla, que tengo conjuntivitis... Ya están afectando las partículas más finas, las cenizas. Son de entre dos milímetros, que no es nada, hasta cero. Las cenizas miden micromicras, es decir, un milímetro dividido mil veces. Tienen partículas de 3 micras, 2 micras o seis micras... Eso va al torrente respiratorio, a la piel y es de lo que se queja la gente. Esto va a seguir. Además es muy abrasiva. Cada partícula tiene superficies cóncavas y convexas y cortan. Respiras y los bronquios sufren con estas partículas cortantes. Y en los ojos, igual. En una erupción volcánica hay que llevar protección; mascarilla, gafas y, si hubiera gases, otro tipo de mascarilla.

«Es una erupción del siglo XXI porque hay mucho conocimiento previo y muchas mentes trabajando» «En las erupciones de los últimos 20.000 años en La Palma no ha habido deslizamientos» «El estratovolcán Teide y el edificio Cañadas es el único que se puede reactivar»

-¿A qué volcán se parece?

-Al San Juan y al Teneguía. A esas dos erupciones, aunque en su evolución -de 24 días el Teneguía y el otro de 33 días- varias coladas llegaron al mar. Este, en cuatro días, no ha llegado al mar, pero aún le queda mucha historia por delante al volcán sin nombre.

-Si queremos saber cómo va a ser esta película, ¿qué parámetros se deben observar?

-Hay muchos. El Pevolca tiene un grupo de científicos de especialidades muy diferentes. La primera, los especialistas relacionados con la física y, dentro de ella, la geofísica. Dentro de la geofísica, hay varias especialidades; la sísmica, es decir, el estudio de los terremotos. Luego, los de geodesia, que nos dicen si hay elevaciones o hundimientos del terreno. Dentro de los parámetros físicos, está la gravimetría, el estudio de la gravedad. ¿Por qué? Porque la masa del magma, que está líquida y con poca densidad, tiene una densidad de 2,6 gramos por centímetro cúbico. Un metro cúbico de lava tiene 2,6 o 2,7 toneladas de peso. Pesa mucho. Es fácil que caiga una bomba de una tonelada. Por eso no se puede acercar uno al cráter. Eso es la gravimetría. La lava tiene menos densidad que la roca de al lado por los gases. Estos expertos en geofísica son en su mayoría del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Luego están los estudios geoquímicos. Hay dos ramas. Los que estudian la composición y concentración de los gases que van a parar a la atmósfera y los geoquímicos que estudian las rocas. Estos son, sobre todo, del Instituto Volcanológico de Canarias, de las dos universidades canarias y de centros de investigación de la península. Ahí tenemos cubierto el aspecto geofísico y el geoquímico. Los geólogos intentamos entender cómo es el proceso eruptivo a partir de las estructuras que forman las rocas y cenizas; las coladas, los conos volcánicos, las estructuras a pequeña escala que se forman, fisuras eruptivas, si hay morrenas, depósitos laterales en las coladas, cartografías de las coladas... Los geólogos nos dedicamos sobre todo a los parámetros de la parte exterior. Además, también intentan descubrir el comportamiento de la cámara magmática en función de su experiencia de campo y de otras erupciones ocurridas en otras partes del mundo. Y hay otro factor; la atmósfera. Cuando se lanzan gases, hay que saber cómo está el sistema de vientos, borrascas y anticiclones. Ahí tenemos a la AEMET. Además está el equipo del Observatorio de Izaña, un grupo de meteorólogos de Barcelona y está el satélite Sentinel.

- ¿Para qué sirve el despliegue?

- De todo esto hay información diaria; geofísicos, geólogos, geoquímicos, meteorólogos, la aviación civil que miden la cantidad de cenizas que hay en la atmósfera... Todos envían la información al Pevolca todos los días. Posiblemente envían la información cada hora y allí trabaja gente que aglutina todos esos datos; generalmente ingenieros informáticos, geógrafos o gente que trabaja en big data para hacer modelos de la erupción volcánica. Hemos visto mapas donde dicen por dónde irá la lava. ¿Eso quién lo hace? Informáticos con idea de geología y geógrafos. Nos hacen mapas de riesgo volcánico cada día. Desde el punto de vista científico, esta erupción es del siglo XXI porque hay mucho conocimiento científico previo y muchas mentes trabajando al mismo tiempo por intentar conocer la erupción de La Palma. Tenemos un bagaje científico fundamental para entender una erupción y son personas que están a pie de colada.

-Nada que ver con el Teneguía.

- Cuando se produjo la erupción del Teneguía no había nada. La diferencia entre la erupción del 71 y la nuestra es que esta erupción es del siglo XXI, con todo el conocimiento que tenemos almacenado. El segundo parámetro fundamental para que sea una erupción del siglo XXI es que tenemos metodologías y tecnologías científicas, instrumentación. En el 71 en La Palma no tenían nada los pobres hombres. Los terremotos los sentían cuando la gente decía: ¡me he movido! ¡Es un terremoto! Había sismógrafos muy sencillos. Ahora hay sismógrafos, gravímetros, espectómetros de geoquímica de gases, de rocas y de isotopos, hay microscopios y microsondas electrónicas para hacer estudios finos de minerología y petrología. Hoy día, estamos a salvo por los instrumentos y la experiencia de quienes están allí, que no son novatos. Es gente que viaja por todo el mundo, va a congresos y se forma. Teniendo cabeza, conocimiento y técnicas analíticas se pueden dar buenos informes al Pevolca; a los políticos, a protección civil y a las fuerzas del orden. No podrían hacer nada si no tuvieran el conocimiento de ese amplio grupo de científicos de las dos universidades, del IGN, del Involcan y del IGME, que son muy buenos. En concreto, en Canarias, son muy buenas porque hay tres mujeres geólogas muy competentes. El factor femenino en el seguimiento de esta erupción es otra diferencia. En el 71, salvo Elisa Ibarrola, todos los científicos eran hombres; de la Universidad de La Laguna fueron Telesforo Bravo y Juan Coello, y de la Complutense vino el catedrático don José María Fuster con sus profesores adjuntos, doctorandos y becarios como Vicente Araña, José López Ruiz, Juan Carlos Carrecedo, José Luis Barrera o Eumenio Ancochea, entre otros. Ahora, trabajan en vulcanología hombres y mujeres por igual.

- Los políticos no pueden actuar sin estos datos, pero contra el volcán no hay nada que hacer.

- Los políticos no pueden actuar sin estos datos vulcanológicos, pero contra el proceso volcánico natural muchas veces es imposible luchar. Tiene vida propia. En el 71, el pobre presidente del Cabildo decía: ¡una erupción volcánica! Pues voy a avisar a Madrid y que vengan los científicos. Hoy tenemos los profesionales aquí. Hay que estudiarlo todos los días porque es un ser vivo y, aún así, si no tuviéramos esos datos, no se podría actuar. Los vulcanólogos que fueron al Teneguía, tomaron fotos, cogieron muestras para estudiar la geoquímica, la petrología, la mineralogía y poco más. Hoy estamos viviendo una explosión de información científica y tecnológica.

- Las islas son volcánicas. ¿Todo lo que está dormido se puede reactivar?

- La mayor parte de los volcanes estrombolianos no se van a reactivar, exceptuando el estratovolcán Teide y el edificio Cañadas. Es el único que se puede reactivar. El Teide tiene 3.715 metros sobre el nivel del mar. Ese volcán lleva activo unos 5 millones de años. Ahí sí podríamos hablar de reactivación. Lo que vemos del edificio Teide se ha formado en 125.000 años, desde las Cañadas a la cúspide. Es el único que es un estratovolcán, similar a otros como el Etna o el Vesubio en Italia, el Fujiyama en Japón, el Pinatubo en Filipinas...

- ¿Eso qué supone?

- El edifico Cañadas y Teide se ha formado tras miles y miles de erupciones. Hay otro estratovolcán inactivo en Gran Canaria, el Roque Nublo. Ese estuvo activo hace entre 5,3 y 2,8 millones de años. Tanto el Teide como el Roque Nublo tienen algunas erupciones tranquilas, como las de La Palma, pero, sobre todo, erupciones súper explosivas, llamadas plinianas. En La Palma la columna eruptiva, los piroclastos gordos -las bombas y las escorias- suben a unos 200 metros, y el gas y las cenizas más finas alcanzan varios kilómetros de altura. dentro de la troposfera, porque pesan poco. En una erupción pliniana, como la hubo en el Roque Nublo o en el Teide, las columnas eruptivas pueden subir hasta 30 o 50 kilómetros. Imagínate, llega hasta la estratosfera. Es una barbaridad y luego descarga todo, como el flujo piroclástico que mató todo en Pompeya y Herculano. Eso lo hubo en Gran Canaria y en Tenerife. Los demás son estrombolianos. En La Palma no ha muerto nadie. Los otros matan a miles de personas. Vamos a tener siempre actividad estromboliana. Todas las islas crecen a partir de erupciones.

- ¿Y ese crecimiento continuo trae problemas?

-El problema de cuando crecen demasiado los edificios insulares es que se pueden producir grandes deslizamientos gravitacionales. Lo que falta en el valle de El Golfo, en El Hierro, está en el fondo del mar. Pasó lo mismo en La Orotava, en Tenerife. En Gran Canaria, en la zona de Agaete o Güigüi. En casi todas las islas se han producido deslizamientos hacia el mar.

- Entonces, ¿hay algo de verdad sobre el tsunami de La Palma?

- Las islas crecen y, de vez en cuando, tienen deslizamientos gravitacionales. Lo de La Palma lo dijo un geólogo, Simon Day, pero rascas un poquito y resulta que trabajaba en una empresa de seguros. Lo que quería era que los norteamericanos ricos contrataran seguros de casas debido a que La Palma podía originar una catástrofe. Pero eso es interés económico. No tiene fundamento científico. Ha habido en todas las islas deslizamientos gravitacionales, pero esta erupción no tiene por qué originar un deslizamiento. En los últimos 20.000 años en La Palma se han producido unas cien erupciones y ninguna ha provocado un deslizamiento gigante. Ahora no toca. Lo del deslizamiento es una teoría descabellada en este momento.

- ¿Se están diciendo muchas barbaridades?

- Nos tenemos que fijar en lo que dice y aconseja el Pevolca, porque hay un grupo de científicos detrás con conocimientos, instrumentación y saben lo que ocurre en el volcán cada día. Además, hay vulcanólogos que expresan su opinión porque tienen mucho años de experiencia. No obstante, siempre habrá bulos y en las redes sociales opinará gente que no tiene ni idea sobre procesos volcánicos.

– Hay un robot explorando Marte pero no sabemos lo que pasa a diez kilómetros bajo nuestros pies. ¿La geología es la hermana pobre de la ciencia?

– En la ciencia espacial se han invertido muchos millones y para que la ciencia avance hace falta dinero. Es un círculo. Si no hay dinero, no hay investigació n punta. Si los científicos tienen proyectos de investigación, estos hacen estudios de calidad y los publican en revistas internacionales. Al publicarse, tienen proyección mundial. Entonces se retroalimentan porque logran dinero para el siguiente proyecto. Es un círculo cerrado. La ciencia avanza a partir del dinero. Si la ciencia volcanológica en Canarias y en España no avanza, habría que mirar cuáles han sido las subvenciones que ha recibido la investigación vulcanológica en los últimos años. En España usamos para ciencia el 0,7% del PIB y ese dinero se va casi todo para investigación en defensa y medicina. ¿Qué queda para la ciencia, en este caso, la geológica? Es una ciencia pobre. Nos mantenemos con poco dinero.

– ¿Hay cantera vulcanológica en Canarias?

– Tenemos profesores universitarios y alumnos que han hecho sus trabajos de fin de máster y doctorado sobre vulcanismo en las dos universidades, pero son mínimos. La vulcanología no es una rama que tenga demasiados investigadores trabajando en ello, pero sí suficientes para atender la erupción de La Palma. Somos muy poquitos. Y cuando se han montado cursos de vulcanología, no han prosperado. Hace dos años solo se apuntaron cinco alumnos en un máster de vulcanología organizado por las dos universidades canarias y lo tuvimos que cancelar. En el curso internacional de vulcanología de Lanzarote, que se mantuvo 15 años, al principio, venían científicos, pero al final, era un curso divulgativo para amas de casa, jubilados y personas no relacionadas con la vulcanologia. Así no avanza la ciencia. Necesita un nivel de conocimiento elevado. Somos pocos, no hay dinero para este campo ni tanto interés del público.

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