Torres dice que hay indicios científicos de que la erupción acabará este año
El geólogo Ramón Casillas señala el final del proceso eruptivo en unas tres semanas. El Pevolca ve signos de debilidad y espera que se consoliden
El volcán de La Palma cumple hoy 82 días con cierta debilidad que invita al optimismo. De hecho, ayer el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, señaló que hay indicios científicos de que la erupción podría acabar antes de que termine el año.
Torres hizo estas declaraciones en una comparecencia junto al presidente del Cabildo palmero, Mariano Hernández, y al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en la que expresó su deseo que el volcán se extinga cuanto antes para iniciar la reconstrucción de la isla.
Estas manifestaciones coinciden con las realizadas por el profesor de Geología de la Universidad de La Laguna (ULL) y miembro del comité científico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Ramón Casillas, quien ayer señaló en Canarias Radio que n unas «dos o tres semanas» la erupción podría acercarse a a su final e. «Para final de año, si no está totalmente acabada estará muy reducida, pero la naturaleza es caprichosa. Con los indicadores que tenemos ahora, podríamos hablar de esa fecha», dijo el catedrático de Petrología y Geoquímica de la ULL.
Con más cautela se pronunció ayer el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, quien reconoció que, pese a que han bajado todos los parámetros que miden la actividad eruptiva, todavía no lo han hecho lo suficiente como para anticipar el final de la erupción. En todo caso, señaló que es evidente que el volcán tiene mucha menos fuerza que hace dos meses.
Por su lado, la portavoz del comité científico del Pevolca, Carmen López, reseñó que, aunque ha disminuido la sismicidad y el tremor se mantiene bajo, el volcán sigue emitiendo gran cantidad de dióxido de azufre -unas 13.000 toneladas diarias el martes- y recordó que hace una semana hubo «una intensificación de la sismicidad» y se registró el mayor número de terremotos diarios desde el inicio de la erupción, 377 temblores el 30 de noviembre. Por ello, López señaló que hay que esperar a que «las tendencias descendentes vayan más allá».
El de Cumbre Vieja está a punto de convertirse en volcán más virulento de los últimos 500 años en La Palma, ya que el domingo superará en duración al Tahuya, cuya erupción duró 84 días, entre el 19 de mayo y el 10 de agosto de 1585. Además, ya ha rebasado al resto de las erupciones históricas de la isla en cuanto a la superficie afectada y al volumen de lava emitido.
Hasta ayer, las coladas habían cubierto 1.184 hectáreas, mientras que los deltas lávicos siguen ocupando 48 hectáreas.
La lava fluye por tubos volcánicos hacia el oeste por las coladas centrales. La más activa de ellas avanza sobre la colada que surgió el sábado al oeste de Montaña Cogote, hasta alcanzar el cantil, precipitándose sobre la Isla baja en la zona de Las Hoyas.
Según los datos del catastro,la lava ha sepultado un total de 1.628 edificaciones, 66 más que el último dato. De ellas, unas 1.304 son de uso residencial, 179 de uso agrícola, 74 industrial, 40 de ocio y hostelería, quince de uso público y 16 de otros usos.
En cuanto a los cultivos afectados, Morcuende informó de que la lava ha cubierto 359,8 hectáreas de plantaciones. De ellas, 224,8 hectáreas son de plataneras, 62,3 de viñedos y 27,3 de aguacateros. Además, hay unas 412 hectáreas de cultivos enterradas por la ceniza y otras 90 hectáreas aisladas por las coladas que se van a perder.
La presencia de dióxido de azufre aumentó ayer en la vertiente oeste de La Palma y, por esta razón, la calidad del aire empeoró en el Valle de Aridane y en Puntagorda, llegando a ser extremadamente desfavorable en Los Llanos. También en este municipio la calidad del aire fue ayer desfavorable por la alta concentración de partículas en suspensión menores de diez micras. El penacho alcanzó una altura de 3.700 metros y hoy se moverá hacia el sur, por lo que no afectará al aeropuerto.
hectáreas han quedado cubiertas por la lava. El ancho entre coladas es de 3.350 metros. La lava ha destruido 360 hectáreas de cultivos y otras 412 han sido sepultadas por la ceniza y 90 han quedado aisladas.
