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El geólogo del IGME Raúl Pérez informa de la evolución de la erupción a una televisión durante un descanso. IGME

Lecciones diarias para conocer mejor el origen de las islas

Los expertos aprovechan para culturizar a la población en el ámbito geológico y concienciarla del riesgo y las ventajas de vivir en islas volcánicas

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 17 de octubre 2021, 02:00

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¿Por qué cuando caen tres gotas en estas islas se pone todo completamente verde? La respuesta a esta cuestión es desconocida para la mayoría de los canarios. «Tenemos que entender que vivir en unas islas volcánicas entraña riesgos y recursos muy grandes. En Castilla-La Mancha caen tres gotas y no crece ni una paja de avena. Aquí, los nutrientes del suelo lo proporcionan los volcanes», explica el volcanólogo y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Francisco José Pérez Torrado, quien entiende que esta erupción es «una oportunidad para que los canarios aprendamos a convivir con estos fenómenos, a apreciar los recursos que ofrecen a la larga y a comprenderlos mejor para no olvidarnos de ellos porque, dentro de X años, habrá otra erupción y hay que estar preparados». De hecho, el investigador resalta que algunas personas en La Palma no se esperaban que pudiera ocurrir una erupción pese a que esta isla, junto a El Hierro, son las más jóvenes y están creciendo aún.

A ese desconocimiento del origen geológico del archipiélago se suma la desmemoria. «La percepción del riesgo volcánico era muy baja entre la población. Es verdad que estamos en un territorio donde la frecuencia de las erupciones no es alta pero nos olvidamos, pese a vivir en un territorio volcánico. Antes había una tradición oral y ese conocimiento se traspasaba de generación en generación. Eso se ha olvidado. Por eso muchos se han encontrado de bruces con el volcán», afirma la experta en volcanismo histórico canario, Carmen Romero. En este sentido, la directora de proyectos de la Cátedra Reducción del Riesgo de Desastres (RRD) de la Universidad de La Laguna espera que la sociedad canaria se percate al fin de la naturaleza volcánica del archipiélago y el riesgo que ello entraña para «responder mejor ante futuras erupciones y atenuar su impacto sobre el territorio y la población». Además, resalta que el elemento diferencial de esta erupción es que está afectando a zonas mucho más pobladas. «El resto de las erupciones históricas ha hecho menos daño porque el territorio estaba menos ocupado», añade.

Los científicos creen que la población ha olvidado el peligro volcánico porque la tradición oral se ha ido perdiendo

«Por ser tan grande y haber producido muchos daños tanto económicos, por la destrucción de casas y fincas, como psicológicos, por primera vez, la población de La Palma y del mundo entero se da cuenta de los riesgos de vivir en una zona volcánica», sostiene el volcanólogo Juan Carlos Carracedo sobre los estragos causados por una erupción que seguirá mientras haya magma en el reservorio dispuesto a salir.

Pero más allá del daño causado en el Valle de Aridane, Carracedo opina que un aspecto positivo es que, «de repente, a la gente le interesa el volcanismo. Los que nos dedicamos a esto tenemos que aprovechar para ser lo más pedagógicos posible», afirma el investigador del CSIC jubilado. Esta opinión la comparte Pérez Torrado. «Espero y deseo que sirva para potenciar la volcanología como enseñanza y para la alfabetización geológica de la población en todos sus estamentos, empezando por el resto de compañeros científicos y terminando por los periodistas», dice el profesor de la ULPGC.

Por lo pronto, la erupción de Cumbre Vieja y los geólogos nos han enseñado que, salvo El Teide, que puede reactivarse con una erupción de tipo pliniano, los volcanes de Canarias son monogenéticos -solo erupcionan una vez- y estrombolianos, capaces de simultanear el estilo eruptivo hawaiano con la actividad freatomagmática, que las coladas discurren fluidas bajo la propia lava generando tubos volcánicos, que el cono inestable crece y se derrumba constantemente modificando el curso de la lava, que se solidifica automáticamente cuando llega al mar creando plataformas lávicas envueltas en nubes gases tóxicos y vapor, entre otras muchas cosas.

En todo caso, el deseo de los expertos es que la erupción acabe cuanto antes y que los sensores empiecen a registrar señales de agotamiento. «El Teneguía acabó de un día para otro. No estaba monitorizado y nada indicaba que iba a terminar», explica Romero, deseando que algo similar ocurra en el de Cumbre Vieja pese a que todo apunta que tardará bastante en apagarse.

Sin una escuela para especialistas

Canarias es un laboratorio geológico excelente para enseñar procesos volcánicos, explica el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y miembro del comité científico Pevolca, Francisco José Pérez Torrado. «En Canarias hubo una Facultad de Geología hace 30 o 40 años. Por paradójico que parezca, no tiene una facultad especializada en vulcanología y es una desgracia que no tiene justificación. En las islas Hawai está una de las facultades de Geología más famosas del mundo, como es lógico», explica el vulcanólogo y profesor del CSIC jubilado, Juan Carlos Carracedo.

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