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La Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ultima una fórmula administrativa para obligar a la empresa que ejecuta obras de instalación de un parque fotovoltaico entre Castillo del Romeral y Juan Grande a «eliminar de forma definitiva la emisión de polvo en suspensión», tal y como se le exigió cuando se le concedió la licencia, según aseguran portavoces oficiales del departamento.
El gobierno local lanza esta advertencia tras varios días de intensas molestias en ambos núcleos poblacionales por las a menudo gigantescas tormentas de arena que se han provocado como consecuencia de las obras. Las nubes de polvo no solo son producto de los movimientos de tierra que generan las máquinas en días laborales, sino que también se reproducen los fines de semana en cuanto sopla el viento y agita el terreno removido, justo como, en efecto, ha tenido lugar estos días atrás, máxime cuando había un aviso por vientos. Por las redes sociales circulan varios vídeos que prueban que el ambiente llegó a ser irrespirable, y la visibilidad, incluso, casi nula.
La paciencia de los residentes ha llegado a su límite y la asociación de vecinos que los representa, Amurga-Juan Grande, ha empezado a dar pasos en la línea de garantizar el derecho de estos dos barrios a un entorno habitable. Casas y calles de estos núcleos han estado estos días cubiertas de polvo, con lo que ello implica para la salud de los que lo sufren.
Óscar López, presidente del colectivo, avanzó este lunes que ya han solicitado formalmente una reunión con el concejal de Urbanismo, Alejandro Marichal, a quien pretende hacerle llegar la petición de los vecinos de que exija a la empresa que primero apisone el suelo, luego lo moje y finalmente lo cubra con picón. Solo así cree que se podrá poner un remedio algo más eficaz.
Además, en la batería de medidas que se han propuesto emprender figura también la posibilidad de hacer llegar estas molestias a la Fiscalía de Medio Ambiente. Por lo pronto, se han planteado iniciar la recogida de partes médicos que den fe de los problemas de salud que les están ocasionando a los vecinos.
Tienen en cartera poner en marcha algún tipo de movilizaciones que les permita visibilizar la situación por la se ven obligados a pasar cada vez que se levanta un poco de viento. E igualmente contemplan dirigirse al Cabildo y al Gobierno de Canarias para plantearles la reflexión de si este es o no el modelo más adecuado de implantación de renovables, con gigantescos parques eólicos y fotovoltaicos.
Les sigue extrañando que, a pesar de sus reiteradas peticiones, aún no se les haya remitido el informe de impacto ambiental que pudo avalar estas obras. «Queremos saber quién dijo que no causaban problemas, que su impacto no era significativo», apuntaba este lunes una vecina.
El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, por gestión de Marichal, y tras las denuncias de los vecinos, gestionó con la empresa que parase las obras provisionalmente durante el mes de agosto, uno de los más tradicionalmente ventosos. Luego se reanudaron en septiembre.
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