La última cooperativa de tomates de La Aldea retrasa su cultivo por falta de agua
Coagrisan pospone hasta la última semana de agosto las plantaciones porque la desaladora no cubre las necesidades de abasto y riego del municipio
La única cooperativa agrícola de cultivo de tomates que queda en La Aldea de San Nicolás retrasará un mínimo de dos semanas el inicio de la nueva zafra al no tener garantizada el agua necesaria para sus cultivos, lo que supondrá el mismo retraso en la incorporación de los casi 400 fijos discontinuos que trabajan en sus 97 hectáreas y las 70 personas que realizan tareas de empaquetado.
El director general de Coagrisan, Marcelo Rodríguez, explica que han tomado esta decisión porque la producción actual de la desaladora de La Aldea no cubre las necesidades de abasto y riego agrícola del municipio, aumentadas debido a que las tres grandes presas de esta cuenca están vacías.
Rodríguez detalla que de los 10.000 metros cúbicos diarios de capacidad de producción, la desaladora que gestiona el Consejo Insular de Aguas (CIA) genera normalmente 9.000 y no todos los días, en parte por las caídas del suministro eléctrico y en parte porque es una planta obsoleta (data del año 2000) a pesar de las mejoras hechas en sus membranas y bombas. Además, su ampliación en otro módulo de 1.600 metros cúbicos al día sigue pendiente.
En vez de iniciar estos días la plantación, Coagrisan la comenzará en la última semana de agosto, lo que retrasará otro tanto los primeros envíos de tomates de La Aldea a los mercados europeos a los que abastece, entre ellos Países Bajos y Alemania, generando la posibilidad de que sus clientes decidan comprar otros tomates.
El retraso provocará también una menor producción de la cooperativa, que va a plantar nuevas variedades más resistentes a los virus que atacan a sus tomates y estimaba por ello que este año elevaría sus 16 millones de kilos anuales de media.
Rodríguez lamenta que el CIA no haya ejecutado a tiempo la ampliación de la capacidad de tratamiento de la desaladora de La Aldea, que históricamente produce más o menos agua en función de las necesidades agrícolas del municipio, acrecentadas ahora por la larga sequía que sufre la isla y la inexistencia de agua de lluvia almacenada.
