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El templo ecuménico celebra las bodas de oro

El templo ecuménico celebra las bodas de oro

Aniversario. Icono de Playa del Inglés, esta obra de Manuel de la Peña fue acabada en 1971. Este jueves se recuerdan los 50 años de este símbolo

Gaumet Florido

Gaumet Florido

San Bartolomé

Miércoles, 20 de enero 2021

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El templo ecuménico El Salvador de Playa del Inglés, hito arquitectónico, religioso y cultural de la zona turística de San Bartolomé de Tirajana, obra de Manuel de la Peña, cumple 50 años. Un día como hoy, pero de 1971, el cardenal Johannes Willebrands, holandés y fallecido en 2006, en su calidad, entonces, de presidente del Secretariado para la Unión de los Cristianos, nombrado por el papa Pablo VI, presidió la inauguración simbólica de esta construcción en el marco, precisamente, de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra todos los años del 18 al 25 de enero. El máximo delegado en la iglesia católica para el ecumenismo no quiso faltar a la puesta de largo del que en aquel momento fue el primer templo ecuménico que se levantó en España y el segundo en Europa, según los datos que obran en poder de Pedro Franco, Roque Nublo de Gran Canaria 2020 y Premio Raíces, por San Bartolomé de Tirajana, en 2019.

Este entusiasta defensor y divulgador de la historia y singularidades de este centro religioso será uno de los pocos que intervendrá esta tarde en el acto sencillo, pero cargado de simbolismo, que se ha organizado para la conmemoración de este importante aniversario. Está previsto que sea una cita institucional a la que acudirán, entre otros, el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, el presidente del Cabildo, Antonio Morales, el primer teniente de alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Samuel Henríquez, y Alejandro del Castillo y Benítez de Lugo, actual cabeza visible del Condado de la Vega Grande de Guadalupe, cuya familia donó este templo. También dirá unas palabras el actual rector del centro, el párroco Eloy Santiago. Dadas las limitaciones impuestas por las normas anticovid, será de acceso restringido, con invitaciones previas.

El rector, Eloy Santiago, junto al lienzo de la Virgen María que donó Infantes Florido. Cober

El acto, que comenzará a las 20.00 horas, servirá, además, para tributar un merecido homenaje a los dos verdaderos artífices de esta construcción, monseñor Infantes Florido, entonces obispo de la diócesis y fallecido en 2005, y el IX conde de la Vega Grande, Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, que murió en mayo de 2020. Cuenta Pedro Franco que fue Alejandro quien tuvo la idea de levantar este templo para atender así a la «masiva concurrencia de feligreses que acudían cada domingo a la iglesia del poblado de San Fernando, que llenaba el interior y se extendía por toda la plaza y los alrededores». Y fue Infantes Florido el que acogió de buen grado la propuesta y, según Franco, el que le dio carácter ecuménico dado el enclave turístico en el que se implantaría. Fernando del Castillo, también hijo de Alejandro, que recuerda que quien donó el suelo fue su abuelo, Alejandro del Castillo del Castillo, subraya que su padre apostó por un templo de este tipo con la idea de que «las miles de personas que pasaban las vacaciones en la isla pudieran seguir profesando sus creencias en un lugar en el que se sintiesen acogidos», una iniciativa que califica de innovadora para la época. Una vez construido (aunque más tarde se dotó de instalaciones anexas como un salón de actos), fue donado a la Diócesis, que es la que lo gestiona aunque lo comparte con otras religiones cristianas.

«Es la gran obra de mi familia, un acto de generosidad y de tolerancia hacia otras religiones en aquella época»

Fernando del castillo

Sin ir más lejos, su actual rector cuenta que en la actualidad sirve a nueve confesiones. Además de la católica, este templo es lugar de oración y de celebraciones de los luteranos finlandeses y de los alemanes, de los evangélicos ingleses, de los escandinavos y de un grupo llamado Internacional, y también de los anglicanos, aunque precisa que ahora no están viniendo porque el puesto de sacerdote está vacante. La comunidad alemana católica cuenta incluso con su propio cura, que lo nombra y lo manda la Conferencia Episcopal alemana. Los únicos que no usan este recinto son los ortodoxos. Y es atendido por las hermanas de la Congregación de Marta y María.

Un momento de la construcción del templo. Foto cedida por pedro franco

Con todo, la singularidad de este templo ecuménico no es solo religiosa. Muchos de los que pasan a su lado desconocen que se trata de una obra arquitectónica de vanguardia, fruto de la creatividad de uno de los arquitectos más relevantes del siglo XX en Canarias, Manuel de la Peña, artífice, entre otros, del Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria, el Hotel Las Palmeras, también en la capital, o el hotel Oasis, en San Bartolomé de Tirajana. Junto a De la Peña, las obras del templo, que se iniciaron en 1969 y concluyeron en 1971, estuvieron dirigidas por el aparejador Ulises Medina.

Pero si algo destaca Pedro Franco de este edificio es que está plagado de elementos simbólicos, fórmula que, como recuerda el rector, Eloy Santiago, buscaba cargarlo de contenido religioso pero sin alterar el objetivo de que, al menos, el cuerpo principal del edificio fuese un espacio neutro, «que no tuviese elementos propios de ninguna confesión en sí». De hecho, en el altar solo hay un Crucificado, porque es el culto a Dios y a Cristo lo que más tienen en común estas religiones.

Vista de la roca del altar, de 11 toneladas. cober

Entre esos elementos simbólicos destacan, para empezar, la propia forma del templo, una nave invertida, que representa a la Iglesia que conduce a la plenitud del Reino de Dios, según apuntó Juan Martínez de la Fe en la desaparecida Revista Aguayro. Otro igualmente llamativo es la piedra de 11 toneladas que hace las veces de altar, que hace alusión a aquellas palabras de San Pablo cuando dijo: «La roca es Cristo». Se trajo de Ayagaures y se dejó tal cual vino. Solo se pulió la parte superior. Era tan pesada y tan grande que se colocó antes de acabar el edificio.

No menos simbólica es la impresionante vidriera de la capilla central, obra del artista Juan Antonio Giraldo, que, pese a sus casi 84 años, no quiere perderse el acto de esta tarde. Quiso hacer una alegoría de Jesucristo «como luz y centro del mundo», en palabras de Martínez de la Fe. «Las religiones cristianas son los distintos rayos que convergen en ese punto de luz central, que es Cristo, y luego hay otros rayos divergentes, que son otras religiones», apunta Giraldo. Como anécdota, cuenta que acababa de llegar a Canarias de su Villanueva de los Infantes natal (Ciudad Real) y que como no tenía espacio en su casa, hizo la vidriera en el salón. «Estoy muy orgulloso de esa obra y significó mucho, me ayudó a darme a conocer aquí».

Foto de la bendición del templo, en 1971. De izq, a dcha., Manuel Montesdeoca, párroco de Maspalomas; monseñor Infantes Florido; cardenal Johannes Willebrands; y Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna. Foto cedida por pedro franco

A sus manos se debe también el ambón de ese mismo altar mayor y la vidriera y otros elementos del único recinto para católicos que hay en el edificio, una pequeña capilla lateral donde está el Sagrario y en la que se conserva un valioso lienzo de la Virgen María, anónimo, de escuela andaluza, y de entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, que fue donado por Infantes Florido, como explica Eloy Santiago.

Otro gran tesoro artístico y simbólico de este centro ecuménico lo constituye la verja de más de 300 metros cuadrados, obra del tinerfeño José Abad, que se despliega en la fachada y en un lateral, que semejan tubos rotos de órgano, como la armonía rota de la iglesia que espera volver a unirse en templos como este de El Salvador. O el monolito de hierro del atrio, en la entrada, que simboliza la fuerza de la fe en Cristo.

El rector se confiesa muy orgulloso de llevar el templo en su 50 aniversario, pero también apunta que tantos años ya se van notando y que urge actuar sobre la cubierta del recinto, donde ya lucen grietas por la entrada del agua, y la verja del exterior, ya muy oxidada, producto de la cercanía al mar.

años cumple el templo, y la iglesia quiere aprovechar todo 2021 para celebrarlo. Si la pandemia lo permite, quieren organizar conciertos, una exposición fotográfica de la construcción o mesas redondas.

toneladas es lo que pesa la roca que hace las veces de altar. Traída de Ayagaures, se colocó antes de acabar el edificio.

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