De cuando en Temisas había más gente que en Arinaga
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Las Jornadas de Patrimonio Histórico acogen este miércoles la presentación del libro 'Agüimes. Memoria del pueblo', de Jesús Emiliano Rodríguez CallejaNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Tampoco hace tanto, no llega aún a 100 años, en que Temisas, el barrio de medianías de Agüimes, tenía más población residente que la hoy cosmopolita Arinaga, convertida en un referente playero y de ocio para los grancanarios. En 1924 Temisas contaba con 146 casas y 681 habitantes frente a las apenas 11 del caserío costero y sus 53 moradores, la mayoría marinos y de Telde.
Las tornas han cambiado tanto que hoy Temisas tiene incluso menos población que entonces, 294 residentes, según el censo de 2021, mientras que Playa de Arinaga es 193 veces más grande que hace 98 años. Hoy anda por 10.246 habitantes y se ha erigido en el segundo núcleo más poblado del municipio, solo por detrás de Cruce de Arinaga. El casco es el tercero.
Este es solo uno de los numerosos datos curiosos que arroja la meticulosa investigación que el historiador Jesús Emiliano Rodríguez Calleja ha hecho del padrón municipal de Agüimes de 1924, de gran valor a efectos de estudio dado que, por la forma en que fue realizado y el número de datos que recopiló, fue el más riguroso y completo de cuantos se habían encargado en España hasta aquel momento. Según aquel padrón, en el municipio había 667 casas en las que moraban 3.556 personas.
El trabajo de Rodríguez Calleja, doctor en Historia Moderna y Demográfica Histórica, ha quedado reflejado en el libro 'Agüimes. Memoria viva del pueblo (según el padrón de 1924)', que será presentado la tarde de este miércoles en el transcurso del primer día de sesiones de las 18º Jornadas de Patrimonio Histórico de Agüimes, que tendrán lugar en el Museo de Historia del municipio.
Organizadas por el Ayuntamiento de Agüimes en colaboración con el Consejo Municipal de Patrimonio, este foro se desarrollará durante tres días, entre hoy miércoles y el viernes 4 de noviembre, y acogerá dos ponencias, la proyección de otros tantos documentales y la presentación del libro de Rodríguez Calleja.
En concreto, esta última está programada para hoy a las 20.15 horas. El acceso es gratuito, pero dado que el aforo es limitado, los que deseen asistir deberán inscribirse previamente en el enlace: https://forms.gle/GtmE7WHirBW1vDmQ8.
Antes de desmenuzar de forma exhaustiva el padrón de 1924, Rodríguez Calleja hace un repaso a la evolución demográfica de Agüimes. El primer dato concreto de que se dispone data de 1530 y entonces solo había en estos predios 15 vecinos. «Con los años fue ganando población de forma paulatina hasta que en 1802 el territorio del Señorío de Agüimes, que por aquella época englobaba también a Ingenio, contaba con 5.476 habitantes».
El problema es que poco después, en 1816, los ingenienses se segregan y la población de Agüimes queda reducida a la mitad, a unos 2.230 vecinos. No obstante, aclara Calleja, era un número importante para la época. «Estaba entre los cuatro o cinco núcleos más poblados de Gran Canaria».
Entre 1842 y 1930 la población se mantuvo estable, entre 2.500 y 3.000 habitantes, y es a partir de 1940 cuando fue creciendo de forma progresiva. En 1970 superó los 10.000 residentes, cifra que logró duplicar en 2001, ya con 21.000 vecinos. Hoy ya suma 32.105, según el censo de 2021, y con una población distribuida en hasta 20 enclaves. Sin embargo, hasta los 60 del siglo XX el grueso de la gente se concentraba en dos pagos, en Agüimes casco y en Temisas.
Estos eran los dos núcleos principales que había en el municipio cuando se elaboró el padrón objeto de estudio, en 1924. El Cruce de Arinaga ni existía y todo el resto de barrios por los que hoy está distribuida la población se reducía a cuatro: Los Corralillos, Arinaga, Guayadeque y Carrizal, que no tiene que ver con el de Ingenio. Según Rodríguez Calleja, englobaba a La Banda, Las Rosas y los diseminados de ese entorno.
Según desgrana el historiador en su libro, el perfil de aquel agüimense era sobre todo el de un labrador (el 47%), que contaba con algo de tierras, pero pocas, para autoconsumo, o bien un jornalero (el 30%), que trabajaba a demanda y a tiempo parcial. De este sector de la población se nutrió la emigración de la época, que era eminentemente masculina.
En el padrón de 1924 quedaron registrados como ausentes en Cuba 134 hombres y 3 mujeres, la mayoría entre los 20 y los 30 años, por lo que, como refleja el investigador, muchos buscaban escapar del servicio militar, que en aquellos años implicaba acabar en la guerra con Marruecos.
Entre los oficios también destaca que había 26 pastores, la mayoría de Temisas, o 19 marinos en Arinaga, además de mamposteros, salineros, caleros, torreros o fareros, herreros y carpinteros. Recoge el dato curioso de la presencia de dos sombrereros. Por contra, la mujer estaba destinada al hogar, a excepción de 7 maestras y algunas sirvientas.
La clase dominante entonces era muy reducida y a ella pertenecían todos los miembros de la corporación municipal (el alcalde en 1924 era Francisco Suárez Artiles), los cuatro sacerdotes, los 11 maestros (4 hombres y 7 mujeres) y 11 personas clasificadas como propietarias, algunas de las cuales tenían criados y sirvientes. En este selecto grupo figuraban también dos militares, cinco guardias civiles y un médico, que entonces era José Melián Rodríguez.
En aquel Agüimes tan solo el 42% de los niños de entre 5 y 14 años estaba escolarizado y había caseríos enteros, como los de Arinaga, Carrizal o Guayadeque en los que ni siquiera había maestro. Solo el 22% de la población sabía leer y escribir. En los matrimonios, el hombre solía ser mayor que la mujer y había más viudas que viudos, entre otras cosas, porque los hombres se casaban varias veces después de enviudar.
En la mayoría de las casas vivían cuatro personas, seguidas de las de 5 y de las de 3, pero había 37 con más de 10. Había gente que residía sola, con hermanos o criados, o sin una estructura familiar concreta, pero ganaban los hogares con familias nucleares, de matrimonios con o sin hijos.
Los había de viudos y viudas con hijos y también de mujeres solteras con hijos. Solo ocho de esas mujeres eran cabezas de familia. El resto vivía con sus padres. El padrón refleja hasta 35 madres solteras en 1924, parte de las cuales se explican porque sus prometidos acabaron emigrando y las dejaron.
Y otra de las lecturas singulares que recoge el libro refleja hasta qué punto hubo desbandada para el remplazo militar. De los 175 mozos que debían presentarse en 1924, por diversas razones se redujo a 57, y entre estos, ya medidos y pesados, solo fueron 13 al servicio militar. De los 13, 6 eran de Temisas, 4 estaban casados y 7 fueron destinados a África. Posiblemente no regresarían.
La obra, cuya cubierta ha sido ilustrada con una foto de Rubens Oliva, incluye un álbum fotográfico y el padrón extractado. La edita el Ayuntamiento de Agüimes con una tirada institucional, pero los interesados en hacerse con un ejemplar pueden encargarlo a administracion@maketo.es.
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