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David Cuevas se desvive para que sus casi 200 tortugas vivan en las mejores condiciones posibles. ACFI PRESS

'TortuPark', la casa de las tortugas

Una pasión. David Cuevas ha convertido el jardín de su hogar, en Hornos del Rey, en uno de los mayores criaderos de este animal en Canarias. Cuenta con ejemplares de hasta 35 kilogramos.

PACO RUIZ ACFI PRESS

Domingo, 14 de febrero 2021

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Lo primero que se piensa cuando se nombra a Hornos del Rey es en sus conocidos hornos de cal. Sin embargo, lo que pocos saben es que aquí, lugar al que curiosamente no se puede acceder por carretera desde Telde sino que hay que hacerlo desde Las Palmas de Gran Canaria, se encuentra uno de los principales criadores de tortugas de Canarias. David Cuevas tiene en el jardín de su casa 'TortuPark', un núcleo zoológico con más de diez especies de este exótico animal. Alrededor de 80 adultas y un número similar de crías que va creciendo con cada puesta de huevos -aproximadamente 20 por puesta, aunque sólo las sulcatas ponen más de 100 huevos al año-. Las más grandes, de momento, son Sansón y Dalila, una pareja de Sulcatas que pesan 35 kilogramos. Pero si todo va bien la más grande en el futuro será Atenea, una hembra de Aldabra que ahora pesa 26 kilogramos, aunque de adulta podría llegar a los 150 -los machos alcanzan los 250-.

Stigmochelys Pardalis o Tortuga leopardo, Geochelone Sulcata o Tortuga de espolones africana, Aldabrachelys Gigantea o tortuga gigante de Aldabra, Agrionemys Horsfieldii o Tortuga rusa, Geochelone Elegans o Tortuga estrellada de la India, Malacochersus Tornieri o Tortuga de las grietas, Homopus Areolatus o Tortuga areolada, Geoemyda Japonica o Tortuga de caparazón de hoja, Chelonoidis Carbonaria o Tortuga de patas rojas y Astrochelys Radiata o Tortuga estrellada de Madagascar. Estas son las 10 especies de tortuga que David Cuevas tiene en su hogar. «Yo me quedé fascinado de ellas desde que era adolescente gracias a un amigo que tenía en su patio, en Sevilla, tortugas moras», explica sobre el origen de su pasión.

«Es un animal desconocido, muy singular, es como tener dinosaurios en casa. La gente piensa que no hacen casi nada pero cuando les vas a dar de comer vienen a ti, te reconocen, les gustan las caricias. Es algo tan diferente a lo habitual, es tan extraordinario, que me enamoraron desde el principio», añade el criador.

Una pasión que crece con el comportamiento de los animales, distinto según la estación. «En invierno se les ve muy quietas, menos las radiatas y las aldabras, que son más activas a pesar del frío y son más sociables, pero el resto están más aletargadas y cuando empiezan los calores en primavera comienzan a despertar y a montar. Sobre mayo y junio empiezan las puestas, y se prolonga hasta invierno. Son tres meses de incubación en incubadora». Al respecto, recuerda que la función parental de las tortugas termina con la puesta, «después se van y se olvidan de ellas». Alguna de las razas que están en su jardín está en peligro de extinción, como la radiata o estrellada del sur de Madagascar. «Es una de las más protegidas, además de una de las más bonitas del mundo, porque están muy presionadas por los furtivos y corren el peligro de desaparecer».

Además, explica que hay constancia de que Canarias era origen de una tortuga autóctona bastante grande, «pero que desapareció hace miles de años». Conoce perfectamente a cada una de las que tiene en 'TortuPark' -así se aparece en Facebook e Instagram, donde los interesados en informarse se pueden poner en contacto con él-. «Cada una tiene su nombre, están todas identificadas. Es muy importante porque llevo un control exhaustivo de cada una, mes a mes, peso, salud... Tengo que saber quien es quien para identificarlas con el veterinario», razona Cuevas.

Nacimiento de las radiatas

David cría las tortugas y la familia se va ampliando. De hecho las crías de radiata que nacieron recientemente en su vivienda son las primeras que lo hacen en Canarias. Conoce estos animales a la perfección y por eso desvela que las de tierra más habituales en las casas de Canarias son las rusas. «Suelen hibernar, pero este año, con el cambio climático, no están muy por la labor. La gente se suele decantar por estas porque las otras son muy grandes. El tamaño de las rusas y su fácil mantenimiento es la clave. Son bastante resistentes, necesitan poco espacio, pueden estar perfectamente en un terrario. El resto de tortugas que se ven en Canarias son mucho más grandes, de nueve kilogramos para arriba».

Para tener tortugas en las viviendas, este enfermero solo pide que se tenga algún lugar en condiciones. «Cuanto más grande y natural mejor, y si es en el exterior pues todavía mejor porque las bombillas no pueden sustituir al sol ni a las condiciones de la naturaleza, pero si no hay otro remedio lo que se recomienda es que el terrario sea al menos 10 veces la longitud del animal que se va a acoger, y si se tiene varias pues aumentarlo de manera proporcional porque si no se pueden estresar y no tienen un crecimiento correcto», detalla.

Relata que las tornieri o de las rocas o de las grietas son muy planas y en vez de esconderse en el caparazón corren a esconderse en las grietas, de ahí su nombre. De la aldabra le gusta su tamaño «y que son muy activas y resistentes», mientras que dentro de su casa tiene una tortuga japónica, originaria del sur de Japón, de bosques húmedos, omnívora y con ojos saltones. Admite que a veces se pelean, pero es más competir por el apareamiento. «Luchan entre los machos porque si no lo hacen es como si no les apeteciera montar. También se suelen pelear las de importación porque siguen siendo salvajes, las de cautividad son más dóciles», desgrana este teldense que, fruto del amor que profesa hacia estos animales, ha convertido su jardín en uno de los mayores criadores de tortugas de la isla.

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