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En la imagen, Moisés y Yazmina,en su caseta. Se buscan la vida para que les resulte lo más cómoda posible. Al lado, vista de la zona, con varias tiendas. ARCADIO SUÁREZ

«Nunca imaginé verme tirado en la calle»

Sinhogarismo | Telde participa en un proyecto nacional para ponerle rostro y número a las personas sintecho | Ya fue la primera batida y ya tienen una primera foto

Miércoles, 8 de noviembre 2023

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Estaba a punto de cenar. Un par de rebanadas de pan de molde con nocilla. «He pasado días sin tener qué comer, pero esta noche voy bien». Alejandro (es nombre ficticio) llevaba una vida normal hasta enero. Entonces todo se derrumbó. Desde marzo empezó a dormir en su coche. Y desde hace poco más de un mes se ha instalado en una caseta en Hoya del Pozo, en Telde. «Nunca imaginé verme tirado en la calle». Se dedicaba a la construcción y hubo etapas en que ganó mucho dinero. La prueba está aparcada al lado de su tienda. Es un BMW, solo que sin gasolina. Lo usa como cobijo cuando aprieta el frío.

Alejandro forma parte de ese por ahora desconocido fenómeno del sinhogarismo en Telde. Por ahora, porque el Ayuntamiento se ha propuesto ponerle al menos cara y número. Con esa idea se ha adherido a un proyecto auspiciado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030,'Recuentos Nocturnos Sin Hogar', que tuvo su primera prueba de fuego la noche del martes al miércoles pasado. Decenas de voluntarios batieron el municipio para dar con personas sin hogar. Una de ellas fue Alejandro, y colaboró.

Recuento en Hoya del Pozo

A Alejandro lo abordaron la propia edil de Servicios Sociales, Adela Álvarez, y su asesora, Maite Ojeda. Fueron las encargadas de rellenar el cuestionario de rigor y de hacerle la pequeña entrevista individual prevista en este programa. Les contó que es de Zárate, en la capital, pero se vino a vivir a esta playa de Telde por necesidad. Se le juntó la pérdida del empleo con graves problemas de índole familiar que le han dejado lesiones y una incapacidad temporal para trabajar. No está de camping. «Esta nevera me la encontré, no funciona, pero me protege la comida de los calores». No percibe un euro desde enero. «Los autónomos no tenemos derecho a nada». Come de lo que le traen amigos.

Una trabajadora social del Ayuntamiento y dos ciudadanos voluntarios, con Cristóbal (esn nombre ficticio). Pidió que se le pixelara su rostro. Arcadio Suárez

Moisés, al que no le importa dar su nombre, sí trabaja, pero con lo que cobra no tiene para pagar un alquiler. Al contrario que Alejandro, no está solo. Vive con su pareja Yazmina, de Telde, también fuera de su casa por motivos familiares. «Llevamos aquí cuatro meses». Fue marinero, pero ahora se dedica a la maquinaria pesada. «Para alquilar una casa te piden un pastón, dos o tres meses de fianza y un avalista; qué va, no puedo».

Es de Tenerife, llegó hace un año y dice que le han cerrado las puertas «por ser chicharrero». Primero vivió en una habitación, en la capital, de donde salió mal, porque dice que le robaron todo, y de ahí pasó al coche. El siguiente salto fue a esta playa, donde él y Yazmina viven en dos tiendas de campaña unidas. «Salgo de aquí a trabajar todos los días, pero no estamos por gusto; nos hemos visto obligados, ¿o usted cree que a mí me gusta aguantar viento, agua...?».

Exterior de una de las casetas convertidas en infraviviendas en Hoya del Pozo. Arcadio Suárez

La convivencia entre unos y otros es buena. «Nos ayudamos en lo que podemos», cuenta Moisés, que aquella noche se encargó de avisar a Enrique de que había visita. «¿Pero cómo? ¿a estas horas?», se quejó. Tiene 58 años y apenas lleva dos meses de vecino en este particular reducto del sinhogarismo en Telde. Con el aeropuerto debe ser, a buen seguro, el núcleo más numeroso de personas en situación de calle en el municipio.

Alejandro (es nombre ficticio), durante la entrevista de Maite Ojeda y Adela Álvarez. Alejandro pidió que se le pixelara la cara. Arcadio Suárez

También de Zárate, ha cuidado de su madre durante 17 años, el tiempo que lleva de pensionista tras un trasplante, pero acabó tan quemado que pilló una gran depresión. «Me enfermé, me tuve que ir de la casa porque mis hermanos no querían ayudarme con la viejilla». Y como no tiene a dónde ir, acabó en el coche, al que acopló una caseta.

«Es la primera vez que me veo así, estoy en manos de psicólogos y de Servicios Sociales», explica. Sobrevive con dignidad, pero le preocupa su hijo. «Tengo un nano pequeño de 6 años y esto no es vida para él, desde que me consiga una casita me voy de aquí». Al menos lo puede seguir viendo. «Gracias a Dios me llevo bien con la madre y me lo trae los fines de semana».

Vista de las tiendas en las que viven los sintecho en Hoya del Pozo. Arcadio Suárez

Poco más allá, Cristóbal (es también nombre ficticio), de 62 años, descansa bajo una moto-caravana, como él la llama. Criado en San Juan, se ha visto en esta situación tras sucesivas desavenencias familiares, pero tampoco se ve tan mal. «Soy un indigente, pero me siento aventurero». De hecho, dice que aquí está solo de paso y que se está haciendo una bici-caravana para moverse más. «Si estuviera en una casa me volvería un ermitaño». Su caso prueba que cada sintecho es un mundo. Y Telde busca ayudar al que lo necesite y quiera.

53 voluntarios de batida por 9 zonas de Telde, incluido el aeropuerto

20.30 horas. Martes 7 de noviembre. El patio central del Casino, en San Juan, era un hervidero de gente. Hizo de campamento base para el estreno de Telde en este proyecto de recuentos nocturnos de personas sin hogar. Ayudada de su equipo de la concejalía, María Martín, trabajadora social del Ayuntamiento y coordinadora del programa, dividía los grupos de rastreo, distribuía identificadores y daba las últimas indicaciones. A las 22.00 saldrían todos. Y debían volver al mismo sitio. La hora límite, las 02.00.

Foto de familia de todos los que participaron en la batida por la ciudad. Arcadio Suárez

El consistorio abrió un plazo para que se apuntaran voluntarios y vinieron 53. Entre los equipos de trabajo estaba también el personal de Servicios Sociales. Todos sumaron, incluida la concejal, Adela Álvarez. «Tenemos alguna idea de dónde hay personas sin hogar, pero no contamos con cifras». Sí saben, por ejemplo, que en el aeropuerto hay bastantes y tenían permiso de la Policía Nacional para el conteo.

«Me enteré por la prensa y me pareció una iniciativa interesante; además, soy trabajadora social». Agustina Torres, una de las voluntarias, reconoció también que ahora anda especialmente sensibilizada con el sinhogarismo. «Estuve hace poco en San Francisco (EE.UU) y vi un barrio con las calles llenas de personas sin hogar; me impactó; no me gustaría que aquí acabemos igual». A su juicio, hay más sintechos de los que la gente piensa. «Están aunque no los veamos».

Servicios Sociales dividió Telde en 9 zonas y cada grupo lo lideró un coordinador o coordinadora vinculado profesionalmente al área. Martín les había dado una primera sesión formativa previa, días antes, durante la que, entre otras instrucciones, les enseñó a usar la aplicación de móvil habilitada por el Gobierno de España para este proyecto. Solo debían rellenar los ítems previstos.

La edil Adela Álvarez y el voluntario y trabajador social, Fernando Guedes. Arcadio Suárez

En esa formación se les dieron también algunas pautas sobre cómo dirigirse a las personas en situación de calle. «Básicamente nos han dicho que seamos consientes de su situación», resumió Fernando Guedes Lozano, que también es trabajador social y que precisamente forma parte de un proyecto de la Fundación Yrichen dirigido a este colectivo.

María Martín (la que señala), en plenos preparativos de la salida, en El Casino. Arcadio Suárez

De las personas que encontraron durmiendo solo anotaban los datos más básicos (sexo, posible edad y localización). Si pudieron hablar con ellos, se les preguntó primero si querían colaborar, en cuyo caso se daba paso a una entrevista individual algo más detallada. Todo quedó registrado en fichas en el aplicativo, un caudal de información que ahora será enviado al Ministerio. El Ayuntamiento prefiere esperar a culminar el proceso para revelar las cifras de este primer recuento.

Agustina Torres, trabajadora social, una de las voluntarias. Arcadio Suárez

Telde no salió sola a la calle la noche del martes. A este proyecto del Ministerio de Derechos Sociales se adhirieron este año 28 ayuntamientos de toda España y el Consell de Mallorca. Telde fue el único de Canarias. Las batidas nocturnas se hacen a la vez. Una primera fue del 24 al 25 de octubre y la segunda, la que hizo Telde, del 7 al 8 de noviembre.

Este programa nació en EE. UU. en los 80 y en España se aplicó por primera vez en Madrid en 2006, según los datos que maneja la edil Álvarez, que quiso agradecer la implicación de los voluntarios y la colaboración de Panaderia Valerón, Cafetería El Cubillo, los partidos Más por Telde y PP, El Casino y Protección Civil. A los voluntarios se les aseguró y se les dio también un pequeño avituallamiento.

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