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En Canarias, el uso y propiedad del agua fue motivo de conflictividad ya desde los años posteriores a la Conquista, con un incremento a partir del siglo XVIII debido a múltiples factores como sequías, cambio en el sistema económico, abuso de poder de las autoridades, alteración del derecho consuetudinario sobre las aguas de medianías y cumbres a favor de los intereses de los grupos sociales de poder o privatización del recurso hídrico.
Esto y más será objeto de análisis en la Casa-Museo León y Castillo, que organiza las XI Jornadas de Cultura del Agua bajo el título 'Patrimonio y conflictividad', del 6 y el 8 de octubre, con la colaboración de la Asociación Cultural El Bloque y el Consejo Insular de Aguas. A través de seis ponencias se expondrá cómo a lo largo de la historia, el control, la distribución o la posesión del agua ha sido un importante detonante de disputas, debido a luchas de poder e intereses de sectores que compiten por el recurso, pero que convergen en tres cuestiones: la cantidad, calidad y la disponibilidad.
Estos conflictos derivaron en usurpaciones, robos de caudal, motines y sonoros pleitos judiciales entre los tradicionales Heredamientos de Aguas con grupos vecinales, ayuntamientos, particulares y comunidades de agua hasta bien entrado el siglo XX a raíz de perforaciones que afectaron a galerías, pozos y nacientes.
Para profundizar en estos aspectos se contará con especialistas vinculados a la investigación histórica y la conservación del patrimonio hidráulico e industrial. A ellos se suma la exposición 'Aguas de la Calle', comisariada por el fotógrafo Tato Gonçalves, que complementa las jornadas y ofrece una visión personal, que testimonia la diversidad de obras hidráulicas hechas por el hombre en aras de su supervivencia.
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