La Semana Santa se disfruta en la cumbre con abrigo y el calor familiar

La Semana Santa es sinónimo de devoción, recogimiento y reflexión espiritual. Es una época muy esperada por los creyentes, unos días en los que se reencuentran con sus hermandades, que procesionan por las calles de las ciudades de todo el país.

Pero, al mismo tiempo, estas fechas también marcan uno de los éxodos vacacionales más esperados por las familias españolas. Son días para desconectar, compartir en familia y recargar energías lejos de la rutina del día a día.

Y es que hay un sinfín de formas de disfrutar en familia durante la Semana Santa. La cumbre de Gran Canaria se consolida como uno de los destinos favoritos para quienes buscan naturaleza, tranquilidad y aire puro.

Durante este puente festivo, el Cabildo de Gran Canaria prevé una ocupación cercana al 90 % en las zonas habilitadas para acampada a partir de este jueves. Las zonas habilitadas por el gobierno insular son: Morro de Santiago, Altos del Pozo, Bailico, Corral de los Juncos, Presa de Las Niñas, Llanos del Salado, Llanos de la Mimbre y Llanos de la Pez.

En este último lugar, el día amanece frío, pero eso no impide que las ovejas caminen con total normalidad en su paseo matutino, mientras una joven familia que acampa en la zona las observa con asombro. Las más pequeñas se refugian en los abrazos de sus padres, Jonás y Pilar, quienes cuentan, sonrientes, que están encantados con su primera Semana Santa en la cumbre. Aseguran que están viviendo una experiencia marcada por la «tranquilidad» del entorno.

La imagen de la explanada de los Llanos de la Pez es muy singular, con decenas de casetas que se dispersan bajo los altos pinos que caracterizan la zona. Familias, parejas y grupos de amigos disfrutan de la montaña estos días festivos. La acampada atrae a visitantes de distintos rincones del país, como Valencia, Ferrol o Vigo. Es el caso de Cristina, Marcos, José Luis, Adrián, Paco y «un dormilón» que aún no ha salido de la tienda.

Representan a la perfección el espíritu de disfrutar al aire libre. Encienden una lumbre bien temprano para entrar en calor y recuperan fuerzas con un buen desayuno. Aunque eso sí, les incomoda la restricción horaria impuesta por el Cabildo para las hogueras. A partir de las 18.00 horas no puede haber ya fuegos encendidos.

Sentadas a la entrada de sus casetas, Susana y Laila charlan mientras tratan de descongelarse, como ellas mismas dicen entre risas. Han venido en busca de una escapada en familia que las reconecte con la naturaleza. «Es una Semana Santa sin pantallas», explican, decididas a dejar fuera de la mochila los dispositivos electrónicos.

Junto al fuego, el café es el mejor aliado para entrar en calor. Gabriel y José Carlos, envueltos en capas de abrigo que apenas dejan ver sus rostros, preparan una cafetera al fuego, mientras sus compañeros aún se debaten entre salir o no del saco de dormir. Al preguntarles si prefieren la Semana Santa con frío o con calor, la respuesta no tarda en llegar, clara y contundente, «¡Con calor!», grita Sania desde el interior de una de las casetas del semicírculo que han formado entre todos.

Enrique y Eiden desayunan en uno de los merenderos del área. A su lado, su perro se esconde bajo una manta, huyendo del fresco. Los jóvenes se muestran entusiasmados tras la búsqueda de huevos de Pascua que organizaron en una de las caminatas familiares.

No todos están igual de relajados. Algunos comienzan ya a recoger para volver a casa, como Saray, Hernán y Ángel. La caminata hasta el Pico de las Nieves ha sido, según cuentan, uno de los momentos más especiales de la estancia. Por eso no dudarán en repetir la experiencia. Aunque la próxima vez, eso sí, «cuando haga un poquito más de calor», bromean con una sonrisa de oreja a oreja.

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