«Nos recuerda a Pancho Guerra pero en plan masivo»

El corazón de los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria está lleno de punzadas de dolor como los producidos por el fallecimiento de cuatro compañeros en la tragedia de La Naval, en 1986, o el desplome de Pancho Guerra, que acabó con la vida de tres vecinos en 2006. A ellos se unirá, desde este domingo, el impacto de la DANA en Valencia.

El despliegue de los agentes del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) en la localidad de Alfafar, una población de algo menos de 22.000 habitantes que está a media hora de Valencia, este domingo ha añadido otra muesca a su importante labor.

«Lo que tenemos aquí no se puede describir», explica uno de los agentes desplazados por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, «se me vino al corazón lo que viví en Pancho Guerra, pero en plan masivo». Explica que la sensación es, por momentos, desoladora. «Hay un silencio raro», solo roto por el arañazo de las palas contra las calles que siguen supurando barro, más de una semana después de estallido de esta bomba meteorológica.

«Hay gente con la mirada perdida y hasta los niños parecen ausentes», prosiguen los agentes consultados por este periódico. Pero el corazón del bombero late por encima del latido de la desgracia, con fuerzas insufladas por el agradecimiento y el cariño que han recibido en Alfafar, en su primer día de trabajo. «La gente nos da las gracias, sobre todo cuando ve que venimos de tan lejos», detallan los bomberos, «cuando salimos de Huelva en dirección a Valencia, los coches que nos pasaban tocaban la pita por la autopista» en señal de reconocimiento, respeto y agradecimiento.

Según una nota de prensa enviada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que recoge la información facilitada por el jefe del SEIS, Sebastián Naranjo, un equipo está trabajando para habilitar un paso a nivel para facilitar el acceso a un núcleo urbano, tratándose de uno de los puntos primordiales en los que se ha centrado este domingo el Puesto de Mando Avanzado (PMA), desde donde se dirige la emergencia, mientras que otro sector está reforzando los trabajos de limpieza y recuperación, centrado en la retirada de lodos y enseres acumulados por las intensas lluvias y el desbordamiento de ríos y canales.

Están en planta desde las siete de la mañana. Tras la reunión de primera hora en el PMA, que está situado en un edificio de Ikea de una zona industrial de Alfafar, se reparten las tareas y se ponen manos a la obra. «Estamos también achicando con bombas el agua de los garajes, donde el agua todavía está por los tobillos y sacando vehículos», detallan los agentes, «hacemos desescombros y estamos utilizando una especie de tractor que tenemos para retirar la basura y los escombros que fueron arrastrados por las calles».

En un archivo de audio difundido por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Sebastián Naranjo informa de que en Alfafar se está «habilitando las calles, eliminado lodos y enseres con una pala de empuje y haciendo trabajos puntuales con la población en achique de sótanos y fosos de ascensores para que queden habilitados para las personas de movilidad reducida, siguiendo las indicaciones del Puesto de Mando». Los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria aseguran que, desde el punto de vista emocional, es una labor complicada. «La gente viene y te cuenta que lo ha perdido todo», exponen.

El equipo del SEIS está realizando una revisión exhaustiva de las infraestructuras subterráneas, como garajes y túneles, para garantizar la seguridad de la ciudadanía y prevenir posibles incidentes derivados de las condiciones adversas.

Por su parte, el concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Josué Íñiguez, señaló a través de la nota de prensa que «los bomberos que se encuentran en Valencia están ahí con el objetivo de apoyar a la Comunidad Valenciana en las labores de emergencia, proporcionando el equipo y la experiencia necesarios para acelerar la recuperación de la zona afectada».

Hasta Valencia se ha desplazado un equipo de 15 bomberos. La comitiva está formada por 12 agentes y tres cabos divididos en cinco grupos de trabajo, así como seis vehículos adaptados a las necesidades de la emergencia y material de descontaminación, dos drones aéreos y una unidad subacuática remota, además del maletín de transmisiones de imágenes y sonidos vía satélite.

La comitiva de Las Palmas de Gran Canaria cuenta con medios de achique, material multidisciplinar de rescate (camillas, arneses, cuerdas, escaleras…), medios de iluminación, así como señalización de zonas de riesgo con luces estroboscópicas y cintas de balizar.

También cuentan con cuatro generadores eléctricos de 5.500w, detectores de gases, una carpa hinchable, una unidad de higienización y desinfección de riesgos biológicos con una estación de uso múltiple portátil con productos viricidas y desinfectantes, y los equipos de protección individual de cada uno de los bomberos. Los Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria llevan, asimismo, equipo de perforación y cortes múltiples. El primer contingente permanecerá en la zona entre 7 y 10 días, dependiendo de la demanda de recursos por parte de la Generalitat Valenciana, con posibilidad de que un segundo grupo le haga el relevo si así fuera necesario.

Los bomberos de Las Palmas de Gran Canaria saben que todavía tienen por delante mucho tiempo de trabajo antes de que se pueda recuperar la normalidad. «Esto es una catástrofe, hay barros por todos lados, coches destrozados que se están llevando a una especie de cementerio de vehículos que hay en las afueras del pueblo», informan los agentes, «pasan los militares y la Policía Nacional por seguridad». Y relatan que la realidad supera cualquier retransmisión televisiva, toda locución radiofónica, los cientos de caracteres que componen los artículos de la prensa. «Es difícil contarlo, no parece real».

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