
Yino Alemán seguirá en un módulo masculino a pesar de sus quejas y su rectificación de sexo
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Operación Íncubo ·
Permanece solo en una celda del módulo de máximo respeto, le dieron un lote higiénico femenino y es cacheado con raqueta detectoraYino Alemán, investigado en el marco de la Operación Íncubo que desarticuló una red presuntamente dedicada a la captación de menores para la explotación sexual, inducción a la prostitución y el tráfico de drogas, seguirá preso en un módulo masculino a pesar de que se rectificó el sexo y ahora es oficialmente una mujer trans. El reo ha mostrado su desacuerdo con la decisión adoptada por la dirección del Centro Penitenciario Las Palmas II -Juan Grande-, que se ha basado en la instrucción de integración penitenciaria de personas transexuales que establece como criterio para elegir el módulo de destino del reo el de la «identidad sexual aparente» de estas personas, tomando en consideración sus caracteres fisiológicos y su apariencia externa.
Un protocolo que se aprobó en marzo de 2006, es decir, 17 años antes de la puesta en vigor de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, más conocida como la Ley Trans.
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Esta instrucción de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, detalla que el reo requiere de una valoración médica y psicológica, además de que se identifique socialmente como trans. Tras ser valorado por la Junta de Tratamiento, la dirección de la prisión decidirá en qué módulo ingresa, su clasificación como preso, el itinerario tratamental que va a seguir, etcétera.
Según fuentes de Instituciones Penitenciarias, «se analiza todo, su trayectoria penitenciaria si la hubiera, su trayectoria penal, tipología delictiva, circunstancias personales… es decir, se realiza un análisis holístico antes de tomar una decisión», manifestó.
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En el caso de Yino Alemán, investigado en dos causas diferentes por corrupción de mujeres menores de edad -entre otros tantos delitos- la dirección de Juan Grande ha adoptado una serie de cautelas atendiendo a su sexo como, por ejemplo, que esté solo en una celda del módulo 1, más conocido como el de máximo respeto, que no sea cacheado por un hombre directamente sino con una raqueta detectora. También el propio preso solicitó que le dieran un lote higiénico para mujeres, que incluye, entre otros productos de aseo, compresas.
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Ahora, Yino Alemán puede presentar una queja ante la Junta de Tratamiento por el hecho de que no lo hayan ingresado en un módulo femenino y, si su petición no es atendida, podría recurrir al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Las Palmas de Gran Canaria que es el que tiene la competencia sobre la prisión sureña.
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La autoridad judicial deberá entonces valorar su protesta, aunque ponderando la seguridad, el buen orden del establecimiento penitenciario y las circunstancias particulares del caso.
En la prisión de Juan Grande hay otro caso mediático de mujer transexual que, a pesar de su condición, está interna en un módulo para hombres. Se trata de Lorena Robaina Santana, que fue condenada a 38 años de cárcel por matar y violar a su prima Vanessa en Betancuria (Fuerteventura) en el año 2018. En este caso, Lorena –que antes se llamaba Jonathan de Jesús–, inició los trámites para su cambio registral de sexo antes de ser juzgado y estando como preso preventivo. Fue el primer día de su juicio, cuando pidió a la Sala que la trataran en femenino y la llamaran Lorena. Fue condenada en 2021 y, desde ese entonces, ha intentado que la ingresen en el módulo de mujeres, aunque la dirección del centro ha considerado que permanezca en un módulo ordinario masculino, todo ello a pesar de que tiene una expresión de género femenina.
La sentencia consideró acreditado que Lorena, que entonces tenía 21 años, se introdujo la noche del 4 de junio de 2018 en casa de su prima Vanessa, tras comprobar que se había dormido y asegurarse de que nadie la veía, gracias a una llave que le había robado. Con la cabeza cubierta con una capucha, fue directamente al cuarto de su prima y le golpeó en la cabeza con un martillo, con el que acometió contra ella unas 30 veces, y luego trató de estrangularla con un cinturón. Después la agredió sexualmente con un objeto no identificado y trató sin éxito de esconder el cuerpo y eliminar las pruebas.
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