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Lomo Los Frailes, en Las Palmas de Gran Canaria. Juan Carlos Alonso
El TS da la razón a una familia que sufrió 60 protestas tras instalar una antena de telefonía

El TS da la razón a una familia que sufrió 60 protestas tras instalar una antena de telefonía

Mantiene que el ejercicio de manifestación puede verse limitado por otros derechos fundamentales

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Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 23 de abril 2024, 13:29

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El Tribunal Supremo (TS) ha declarado vulnerados los derechos fundamentales a la integridad física y moral y a la intimidad de una familia de Las Palmas de Gran Canaria que registró en la puerta de su casa más de 60 manifestaciones contra una antena de telefonía móvil situada en la azotea de un edificio cercano que era de su propiedad.

En una sentencia la Sala de lo Contencioso-Administrativo declara nula la actuación administrativa de la Subdelegación del Gobierno en Las Palmas ante la denuncia de la familia, a quien espetó que como no había habido incidentes de orden público que hubieran puesto en peligro la seguridad ciudadana o perturbado su desarrollo, no había razones para la prohibición de las manifestaciones.

El Supremo revoca así la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, que desestimó el recurso de la familia contra la comunicación que dio a su denuncia la Subdelegación del Gobierno.

Además, fija como respuesta a la cuestión de interés casacional planteada en el pleito que «el ejercicio del derecho de reunión y manifestación puede verse limitado por otros derechos fundamentales y que la autoridad gubernativa debe ejercer las facultades que le confiere la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, de manera que concilie unos y otros cuando sea evidente el conflicto y el perjuicio que de otro modo se causará«.

El Supremo, en concreto, subraya que, en este caso, la reiteración y la especial fijación en el lugar de la manifestación afectaron significativamente a la vida privada, a la intimidad personal y familiar de los recurrentes. Es por ello, indica, que no cabía atenerse a la mera constatación de que no había habido desórdenes con riesgo personal o material para ignorar las consecuencias nocivas del derecho de manifestación, que podían haberse evitado con el simple remedio de modificar su itinerario.

La queja de la familia

Según los hechos recogidos en la resolución, la familia tiene su domicilio y bazar anejo en una calle situada a 200 metros de un edificio del que son propietarios, y que tienen arrendado a una compañía de telefonía móvil que instaló una antena en la azotea. La familia, sin embargo, ha mantenido que la misma estaba inactiva. En el Barrio del Lomo de los Frailes, a unos 400 metros de ese edificio, se encuentran dos antenas que sí están operativas.

La familia se quejaba de que, desde diciembre de 2020, la Administración permitió decenas de manifestaciones en protesta contra las antenas delante de su domicilio, que les coaccionaron y acosaron para infundirles miedo y terror y para instarles a resolver el contrato con la compañía de telecomunicación y que ésta retirase la antena.

Esas manifestaciones, asegura la familia, han agravado la salud de personas mayores del núcleo familiar, de 82 y 86 años. Cuando presentaron a la Subdelegación su denuncia, aseguraron que ya se habían registrado 65 manifestaciones, cifra que había subido a 90 cuando formularon sus alegaciones al Supremo.

El Supremo explica que la comunicación de la Subdelegación del Gobierno se basó en la ausencia de alteraciones del orden público, según informes de la Jefatura de Policía y del Ayuntamiento.

Sin embargo, la sentencia destaca un informe de la Policía local de junio de 2021, esgrimido por la Fiscalía, que describe como, en una de las concentraciones delante del domicilio, «los manifestantes procedieron durante una hora a proferir increpaciones a los moradores de la vivienda y el bazar mencionados, haciendo ruido con cacerolas, latas, pitos y megafonía, de lo que se acompaña fotografía al efecto«.

La tensión en el domicilio aumentó

Ese documento también detalla que «la tensión en el lugar fue subiendo hasta producirse enfrentamientos entre el responsable del bazar y dos manifestantes, resistiéndose uno de ellos, en un principio, a seguir las indicaciones de los agentes actuantes«.

Dicho informe añadía que «la situación descrita» se produjo «todos los martes, durante un mes, estando pendiente nuevas movilizaciones en el lugar, considerándose que los enfrentamientos pudieran ir en aumento, siendo informadas ambas partes de que se redactaría un informe describiendo lo observado«.

Según subraya el Supremo, «no está en discusión el derecho de los promotores de las manifestaciones de referencia a llevarlas a cabo en protesta por la instalación de una antena de telefonía móvil«, pero consta que las mismas se centran en el domicilio y negocio de los recurrentes, con cadencia prácticamente semanal, y que discurrieron de la forma reflejada en el informe de la Policía Local.

Por ello, el alto tribunal concluye que «tal reiteración y la especial fijación en ese lugar afectaron significativamente a la vida privada, a la intimidad personal y familiar de los recurrentes, y, por lo que acreditaron con pruebas que no se han controvertido, también a la salud e integridad física de los mayores, además de incidir negativamente en su actividad comercial«.

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