Una testigo oyó como la menor gritaba ayuda tras estar en el baño de un pub con Suso Olivares, exconcursante de 'La isla de las tentaciones'
El canario se enfrenta a 11 años de prisión por haber presuntamente violado a una menor en Puerto Rico en 2018
«La escuché gritar, pedir ayuda, cuando la vi estaba en pánico». Así declaró una de las testigos en el juicio celebrado ayer en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas. Suso Olivares, exconcursante de 'La isla de las tentaciones' se enfrenta a 11 años de prisión por haber presuntamente violado a una menor de origen holandés y de 17 años en los baños de un pub de Puerto Rico en 2018. También está acusado Miguel Ángel L. A. por los mismos hechos que recoge la Fiscalía en el escrito de acusación.
La testigo, amiga de la denunciante, declaró en videollamada y con la ayuda de la intérprete, que ella vio como entraban al baño del pub: «Vi como fue a los baños. Cuando intenté localizarla no pude porque había perdido el móvil, fui a la zona de los servicios y escuché a la víctima gritando. Me dijo que había tenido sexo no consentido, que le habían violado. Fueron dos hombres, eso me comentó», añadió la testigo mientras sollozaba al recordar aquella noche. «Nos fuimos al hotel y allí llamamos a la policía que nos pidieron que no se duchara», detalló.
En el juicio, que quedó visto para sentencia, no se mostró la prueba testifical preconstituida de la denunciante por acuerdo de la sala. Después de comunicar dicha decisión, declararon los dos acusados. Por su parte, Suso Olivares afirmó que su encuentro en el baño con la menor duró «entre 1 y 2 minutos» y declaró que siempre «hubo consentimiento». El grancanario detalló que la menor se asustó al ver la cámara de su móvil activada. «Al agacharse vio que la cámara de mi teléfono estaba encendida, pero la tenía activada sin querer, en ese momento se fue».
Miguel Ángel L.A. declaró que cuando estuvo con la joven en el baño «todo fue consentido» y no hubo «nada forzado». «Ella primero me empezó a tocar y luego yo a ella», añadió en su declaración.
La Fiscalía mantuvo su planteamiento condenatoria para los dos acusados. «No existió consentimiento», añadió la fiscal. Mientras que la defensa pidió la libre absolución de sus clientes al entender que «no se han dado los requisitos necesarios» y que las versiones de la víctima han «variado mucho».
Los hechos
Según el escrito de acusación del Ministerio Público, sobre las 00.30 horas del 30 de abril de 2018, la víctima se dirigió al pub en compañía de otras personas de su entorno y allí conoció a Suso Olivares y un amigo que estaba con él llamado Miguel Ángel L. A.
La Fiscalía describe en su acusación que ambos procesados estuvieron «bailando buena parte de la noche» con la menor hasta que, en un momento determinado, Miguel Ángel L. A. «le propuso a aquella acompañarla al baño», pero la menor «se negó». Horas más tarde, Miguel Ángel L. A. aprovechó que la víctima «accedió al aseo» y actuó «con claro propósito libidinoso y lascivo». «La empujó contra la pared y cerró la puerta, después comenzó a besarla, le retiró el pantalón y las bragas y le introdujo los dedos y luego sus genitales en la vagina». Todo ello a pesar de que la víctima le manifestó en reiteradas ocasiones «que parase».
Una vez Miguel Ángel L. A. finalizó su ataque contra la integridad sexual de la joven, añade el Ministerio Público, «se marchó del baño y la menor pudo salir», pero fue en ese momento cuando Suso Olivares, «con idéntico propósito», la empujó «al interior del baño, cerró la puerta y la penetró vaginalmente, pese a la negativa reiterada de esta», describe esta parte. En el transcurso de esta agresión, supuestamente Olivares sacó su móvil y comenzó a grabar a la menor mientras ella le pedía que parara «accediendo aquel a borrarlo a cambio de practicarle una felación». «La joven accedió a su petición contra su voluntad», concluye la Fiscalía.
Suso Olivares y Miguel Ángel L. A. se enfrentan a 11 años de cárcel, la inhabilitación para empleo o cargo público por seis años, la prohibición de aproximarse a una distancia no inferior a 500 metros y comunicarse con la víctima durante 15 años, libertad vigilada por un periodo de seis años y la obligación de que participen en programas formativos, laborales y de educación sexual. Además, deberían indemnizar a la menor con 20.000 euros, tanto por las lesiones físicas como por el daño moral causado.