Estaba destinado en el Regimiento de Infantería Soria 9 de Fuerteventura, pero su fe católica pudo más que el deber por el cumplimiento de sus obligaciones con la patria.
Como no le dieron permiso para ir a la procesión del Viernes Santo en su Cartagena natal, el acusado fue al médico a pedir una baja alegando que tenía una lumbalgia y la utilizó para coger un avión, aunque nunca imaginó que sus mandos lo fueran a pillar con las manos en la masa. Vieron en Youtube la retransmisión de Telecartagena de dos procesiones y ahí aparecía el soldado lesionado portando en ambas y «a paso lento» el estandarte. Por estos hechos, fue condenado a dos meses y un día de prisión por un delito de eximirse del servicio simulando una enfermedad.
Los hechos condenados por el Tribunal Militar Territorial 5 de Puerto del Rosario, ocurrieron en marzo del año 2018.
En aquella época, el militar ahora retirado mostró el 22 de marzo al capitán su desacuerdo por haber sido designado para formar parte de los servicios de guardia de seguridad del cuartel fijados para el 30 de marzo de 2018, puesto que eso le impediría «su participación en la procesión del Viernes Santo de Cartagena por razón de su condición de católico», expone la sentencia. Por este motivo, pidió que fuera nombrado otro soldado para el servicio en su lugar. Dicha petición le fue denegada y se le instó a que cambiara el turno por escrito con otro compañero.
Avisó de sus intenciones
El 24 de marzo, el acusado contactó telefónicamente con un compañero del cuartel majorero «dejando entrever mediante risas su intención de no presentarse» a la guardia. «Esta intención de no presentarse» también la «dio a entender» a un sargento, como asi manifestó este último en su declaración el 26 de junio de 2018.
De esta forma, el 27 de marzo informaron al sargento jefe de pelotón que el soldado «sin haberse apuntado en el estadillo pase de isla», se encontraba fuera de Fuerteventura y fue dos días más tarde cuando el acusado contactó por WhatsApp con el mando «para poner en su conocimiento que había tenido que acudir al servicio de urgencias por causa de una lumbalgia». En el parte adjuntado, constaba el siguiente diagnóstico: «Si no mejora o se produce un empeoramiento acudirá nuevamente a Urgencias. Reposo relativo. No viajar en avión mañana... Control por su médico y por traumatología si no mejora». Este parte se expidió el 29 de marzo a la 01.24 horas.
El sargento de la unidad le pidió «que justificara los billetes de avión que probaran que tenía intención de volar ese día a Fuerteventura para cumplir el servicio de guardia» que tenía nombrado el 30 de marzo, pero nunca envió los billetes argumentando «que pensaba comprarlos ese mismo día».
Pues como los responsables del acuartelamiento tenían la sospecha de que el soldado díscolo había planificado una treta para escabullirse de la guardia y marcharse a su ciudad para participar en las procesiones, el día 1 de abril el mismísimo capitán del regimiento «pudo visualizar y reconocer al soldado» a través del canal de Youtube de Telecartagena «en dos procesiones» celebradas los días 30 y 31 de marzo. En las mismas, a pesar de que padecía una supuesta lumbalgia que le impedía hacer la guardia en la cocina del cuartel de Puerto del Rosario, se le veía como «marchaba a paso lento y, en una de ellas, portando un estandarte».
Tras pillarle con las manos en la masa, el 9 de marzo el supuesto lesionado se presentó ante el capitán y, en un primer momento, expuso su versión consistente en las «limitaciones físicas que le impedían viajar en avión», pero su gozo en un pozo. Tras dar sus explicaciones, los mandos le pusieron las imágenes de Youtube de las procesiones y ahí se acabó su coartada. «No manifestó ninguna otra explicación», fue juzgado y condenado de conformidad a dos meses y un día de prisión.
Las procesiones le salieron caras a este soldado profesional que abandonó el Ejército en 2019.
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