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Sergio Aneiros tocando la gaita, una de sus grandes aficiones y que desarrollaba en la Casa de Galicia. C7

Sergio quiso ayudar y acabó perdiendo la vida

tribunales ·

«Era buen niño y siempre estaba ahí cuando lo necesitabas», dicen del joven que murió en La Minilla. La investigación sigue su curso

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 5 de marzo 2022

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Sergio Aneiros era un «buen niño, que siempre estaba ahí cuando lo necesitabas y nunca ponía una excusa cuando emprendíamos algún proyecto. Su fallecimiento ha sido un mazazo». Así explicaba un amigo y compañero de la Casa de Galicia el sentir de todos los que conocieron al joven de 20 años que perdió la vida de forma violenta el pasado jueves 24 de febrero en un parque de La Minilla. Su familia sigue intentando asimilar el tremendo impacto que supuso decir adiós de forma prematura a un chico que tenía «mucha vitalidad y ganas de cumplir con sus sueños», destacó su compañero.

Sergio siempre apoyó y ayudó en todo a su padre Albino Aneiros desde que accedió a la presidencia de la Casa de Galicia de Las Palmas de Gran Canaria. No en vano era miembro de la Banda de Gaitas y voluntario de la Campaña Benéfica, además de colaborador activo de numerosas iniciativas y acciones solidarias que emprendió esta institución a lo largo de los últimos años. De resto, en su día a día era «un chico normal, bastante tímido e introvertido, pero con muchas inquietudes», destacó uno de sus amigos a este periódico.

El pasado jueves, Sergio siguió con su rutina habitual. Por las mañanas iba al IES El Rincón donde estudiaba un ciclo medio de informática y al salir de clases a las 13.30 horas, siempre iba a su casa de la calle Luis Benítez Inglott a comer con su familia. Por las tardes, solía ir con su abuela a un centro de día en la Avenida de Escaleritas y lo compaginaba con otra de sus grandes aficiones que era la fotografía. Le encantaba salir por la ciudad a captar imágenes que luego incluía en varios blogs en los que participaba de forma activa.

Aparte de sus amigos, Aneiros tenía un vínculo estrecho con la joven con la que quedó el día de los hechos. Con ella mantuvo una relación sentimental después de que se conocieran en el instituto de Guanarteme hacía seis años, como así declaró ella a la policía. Después de acabar el noviazgo, ambos se siguieron viendo y teniendo incluso contactos íntimos -así contó la testigo-, aunque ese vínculo no era bien visto por su familia, que creía que esta mujer era una persona «manipuladora» y le contaba constantemente a Sergio que «otros chicos la agredían tanto física como psicológicamente» y que ella «en alguna ocasión se había intentado suicidar», narraron a los investigadores. A pesar de esta circunstancia, añadieron, la víctima «intentaba buscar soluciones» para sus problemas y «siempre acudía ayudarla», como así ocurrió presuntamente la fatídica tarde del jueves 24.

La cita

Como adelantó este periódico, Sergio Aneiros mantuvo una conversación por WhatsApp con la testigo al mediodía tras salir de clases en la que el joven le preguntó que cómo se encontraba. Ella le respondió que estaba bien «aquí trabajando» y aprovechó para preguntarle si le apetecía que se vieran esa tarde después de las seis, a lo que ella respondió de forma negativa.

Pero a las 19.14 horas, la joven fue la que escribió a Aneiros para pedirle ayuda y que si podía acompañarla para ir al parque de La Minilla. ¿El motivo? Había quedado con su ex Luis Alejandro M.V. -con el que había roto días atrás- y quería que la víctima fuera con ella a la cita porque, añadió, «Ale está muy mal del cráneo», le escribió.

Sergio, como siempre, le respondió que «sí» sin dudarlo un instante, a pesar de que conocía perfectamente al investigado y la relación que mantenía con su ex. Pero lo que no sabía era que Luis Alejandro iba con la intención de mantener relaciones sexuales con la chica como así había concretado e, incluso, avisó a su amigo Aimar G.H. para que se fuera con él para hacer un trío. «Solíamos quedar los tres para mantener relaciones sexuales, era habitual», declaró este último.

A las 19.19 horas, Sergio Aneiros envió un mensaje a su madre -que se encontraba fuera de casa junto a su marido- y le dijo que no se preocuparan por él ya que iba a salir a hacer unas fotografías, pero la realidad era que acudía al encuentro de su ex en el parque situado en la calle Antonio María Manrique. Allí le esperaba Luis Alejandro M.V. y su amigo -que estaba escondido en un sitio más alejado fumándose un porro- y fue entonces cuando se produjeron los hechos que desencadenaron en esta desgracia.

Discutió con Luis Alejandro e incluso sacó su móvil y se puso a deslumbrarlo con la linterna. El investigado le dijo que dejara de hacer eso ya que, posiblemente, pensara que lo estaba grabando en vídeo y le dio un manotazo para quitarle el dispositivo. A continuación le golpeó en la barriga y el tórax, lo que le produjo un abundante sangrado hemorrágico en el estómago y lesiones hemorrágicas en el páncreas. La causa de la muerte fue un edema agudo de pulmón.

Los tres, el autor de la patada, la joven que estaba con ellos y el amigo que se encontraba más alejado pero se acercó al ver la situación, alegaron a la policía y la autoridad judicial que pensaban que no era para tanto y que Sergio Aneiros incluso estaba fingiendo. La testigo incluso detalló a los agentes que Alejandro se reía y llamaba «dramático» a la víctima que estaba en el suelo inconsciente, todo ello minutos antes de que le robaran el móvil y el reloj y huyeran del lugar.

La joven llamó al 112 una hora después de la agresión y porque una mujer que paseaba por la zona se lo dijo. Aneiros fue atendido primero por un enfermero fuera de servicio que estaba cerca del lugar y luego por los servicios de emergencia que, tras intentar reanimarlo, lo trasladaron al hospital Doctor Negrín.

Allí, los médicos avisaron a sus padres a las 22.45 y les dijeron que se desplazaran con urgencia al hospital, aunque Aneiros perdió la vida minutos después.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Las Palmas trasladaron la fatídica noticia a la familia, mientras de forma paralela trabajaban de forma eficaz para identificar y detener a los supuestos autores de los hechos.

Luis Alejandro M.V. está en prisión investigado por un presunto delito de homicidio y su amigo está en libertad, pero con cargos por omisión del deber de socorro en una investigación que aún tiene muchos cabos que atar.

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