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La construcción de dos canales para la red de servicios -uno para telecomunicaciones, alumbrado y semáforos y otro para la red de saneamiento- incluida en el tramo 8 de la MetroGuagua cierra al tráfico desde este lunes y al menos durante dos semanas la calle Gran Canaria entre Albareda y Eduardo Benot. Una actuación que se percibe en La Isleta como un obstáculo más para un barrio de Las Palmas de Gran Canaria que se siente «como en un ratonera».
Así al menos lo expresaba Teseida Morales, vecina de la zona, cuando en la mañana de este lunes cruzaba Albareda y se topaba con los trabajos que impiden el acceso a la Avenida Marítima.
«Lo más normal es que terminen una cosa antes de empezar otra», expone quien recuerda que La Isleta ya ha perdido una salida en Doctor José Guerra.
«Si ya tenemos con el problema que tenemos, no terminan una cosa y empiezan otra. Y ahora Belén María», señala con resignación. «Lo vamos llevando poco a poco, porque no queda otra, pero el barrio es una ratonera», dice.
Algo similar opina Rayco Romero, a quien le lleva «una hora» trasladarse desde la calle Juan Rejón donde trabaja a Miller Bajo, donde reside. Una situación que achaca a los cambios que la MetroGuagua ha impuesto. «Nos han quitado todas las salidas de La Isleta. Ese es el problema», afirma.
Apunta, además, que no han tenido mucha información respecto a las actuaciones que se acometen y pone como ejemplo el carril bici que se pintó el pasado viernes en el tramo de Juan Rejón entre Gordillo y Mahón.
Comenta al respecto que en el trecho de Pérez Muñoz a Mahón, donde se ubica el negocio en el que trabaja, había aparcamiento para motos, dos plazas para personas con movilidad reducida, zona azul y un reservado para el hotel Sercotel Puerto de La Luz. Espacios reservados que se llevarán al carril izquierdo de circulación cuando la vía se quede solo con el de la derecha para el tráfico, una vez que las guaguas comiencen a circular por Gordillo en dirección Sur con rumbo a Eduardo Benot.
Sin embargo, dice que nadie avisó ni siquiera a los interesados. «Los de las plazas de minusválidos no sabían que los iban a quitar de ahí», dice mientras observa los dos vehículos que, hasta que llegue ese traslado, aparcan ahora sobre el carril bici.
Un gesto que sorprendió a dos policías locales que a punto estuvieron de sancionarlos, hasta que alguien tuvo a bien alertarles de la situación.
«Esto es una locura y una temeridad», dice Paco Mansur en la puerta de su negocio en Juan Rejón. «¿Cómo van a bajar los minusválidos de su coche si la puerta da al carril bici?», plantea.
Considera que la idea de dejar este tramo de Juan Rejón en un futuro con un solo carril tiene un claro objetivo. «Esto significa que más tarde o más temprano van a peatonalizar la zona», indica.
A su juicio, estas acciones «están abocando al cierre del pequeño comercio en beneficio de las grandes superficies».
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